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Mes: febrero 2016

FÉLIX GRANDE

FÉLIX GRANDE

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Mañana cumpliría el emeritense poeta emérito Félix Grande setenta y nueve años, si un revés de la parca no se lo hubiera llevado por delante el 30 de enero de 2014, dejándonos el recuerdo de su plateada cabellera enredado entre versos de Las piedras, amamantados con la soledad interior que siempre acompaña a los poetas.

Nieto de cabreros, hijo de republicanos y guitarrista flamenco, hasta que se tropezó con la poesía en una revista que tantos dolores de cabeza llevaría a su vida, antes de recibir el premio Adonais de la mano espiritual de Machado que guió sus pasos entre los renglones de arriesgados versos sociales.

Grande fue Félix Grande en persona encarnada. Grande su compromiso para liberar al maestro Rosales de su injusta carga. Grande su flamencología. Grande su amistad con el peruano César Vallejo. Grande su silencio durante treinta años. Y grande su alma de poeta enamorado de la vida, la guitarra y los versos.

Mi recuerdo a Félix envuelve sincera evocación de afecto a Francisca que ha sabido darnos, con sabiduría poética, noticias de su propia historia, transmitiendo ambos a Guadalupe el amor a la complaciente poesía con que nos deleita prestándonos la llave para acceder a la vida a través de la niebla.

ASESORES POLÍTICOS

ASESORES POLÍTICOS

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Gozamos en España la fortuna de pagar entre todos las nóminas y privilegios del colectivo parasitario que conforman los miembros de un gremio infraprofesional y extravagante, sin catalogar aún en el prontuario de caraduras, comesopas y gandules, cuya pertenencia al mismo no precisa estudios, ni requiere preparación alguna, ni autoestima personal, ni respeto social, ni titulación universitaria, ni capacidad de trabajo, ni dotes intelectuales, ni dignidad, ni vergüenza.

Basta con tener poca estatura moral, cara de cemento armado, tronco flexible a las reverencias, falta de escrúpulos, sumisión al padrino y mandíbula de acero para recibir inmerecido sueldazo por chivatear al padre-padrone lo que ocurra, aplaudir sus necedades, elogiar sus torpezas, justificar sus errores, pelotear por los pasillos y cotillear en despachos.

Estos agremiados han sido bautizados en la pila del amiguismo oficial y nepotismo institucional con el apodo de “asesores”, y son nombrados en el papelín oficial por “libre designación”, conculcando los principios básicos de todo acceso a la función pública, ya sea mediante contrato, interinidad o carrera funcionarial, porque todos ellos descienden de la pata de su poderoso Cid.

El número de tales “cargos de confianza”, conocidos popularmente como “mamporreros del visir”, es incalculable en España, pero una estimación de los mismos contabiliza 20.000 asesores señalados por el dedo mágico del patrón correspondiente, sin percibir la incompetencia evidente que los jefes demuestran con tanto asesor suelto por los despachos, sin oficio ni beneficio, de los cuales 550 son altos cargos que se llevan al año 82 millones de euros por la jeró.

COLONIALISMO INTERNO

COLONIALISMO INTERNO

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El colonialismo se produce cuando un país invade a otro, lo domina y somete, quedando los ciudadanos a merced de los invasores que organizan a su gusto y beneficio las estructuras sociales, económicas y políticas del país invadido, apropiándose de toda su riqueza y explotando laboralmente a los trabajadores usurpados que trabajan para ellos.

Este colonialismo tradicional que hizo gritar a todo el mundo “yankee go home” en el siglo pasado, no ha franqueado las fronteras de nuestro país porque entre nosotros se ha impuesto un colonialismo interno menos visible y más sutil, protagonizado por vecinos y tan moralmente violento como el colonialismo exterior, por mucho que el primero se disfrace con pretextos demagógicos y mentiras de terciopelo.

Este colonialismo interno se da en el terreno económico, político, social y cultural, teniendo su origen a finales del siglo XIX, cuando los políticos antizaristas llamaron así a la explotación de la clase dominante sobre los campesinos, estableciendo injustas relaciones que condujeron a dos sociedades económicamente muy diferenciadas, a medida que se diluía la clase media.

Eso nos está pasando a nosotros, como evidencian los datos de la quiebra social que padecemos, viendo como el número de ciudadanos que viven al sur de la vida aumenta con respecto a los que les colonizan desde el norte, viviendo a costa del sudor de los sureños, sin que estos hagan nada por evitarlo, amordazados por leyes norteñas.

El colonialismo interno provoca un injusto enriquecimiento de la minoría dominante a costa de la miseria de los dominados, en un proceso que merece condena moral, por insolidario, abusivo, cínico y codicioso, aunque reciba bendiciones inmerecidas de manera pródiga y constante de todos los cómplices favorecidos por esta quiebra social.