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Mes: octubre 2015

DULCE SABOR AMARGO

DULCE SABOR AMARGO

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Dulce sabor produce la decisión de los magistrados del pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional apartando a los jueces Enrique López y Concepción Espejel – Concha para los amigos – del tribunal que juzgará el caso de Gürtel, destapado por Esperanza Aguirre como ella bien sabe, provocando con su descubrimiento incomprensibles carcajadas en los patos del Retiro.

Pero también, sabor amargo deja en el paladar moral la misma sentencia, porque tal espectáculo se podría haber evitado si los jueces inhabilitados hubieran sufrido el ataque de cordura necesario para autoexcluirse del tribunal por su evidente proximidad al Partido Popular, actitud que hubiera dignificado la Justicia y merecido el reconocimiento público de los ciudadanos al ver tan ilustre dama con la venda sobre sus ojos.

Son los jueces personas de carne, hueso, cerebro y pensamiento, con derecho inalienable a tener ideología y criterio propios que no interfieran su independencia profesional en el momento de dictar sentencias, comprometida esta sustancialmente si los magistrados se implican y colaboran activamente con el partido político de su preferencia.

Esto explica que el nuevo tribunal encargado de juzgar el maloliente caso Gürtel haya quedado formado por don Ángel Hurtado como presidente y ponente, acompañado del conservador don Julio de Diego y el progresista don José Ricardo de Prada, todos ellos sin vínculos partidistas, pero inevitablemente ideologizados como estamos todos los seres humanos racionales y pensantes.

LA OQUEDAD DEL ADIÓS

LA OQUEDAD DEL ADIÓS

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adiós

Sean definitivas o temporales, las despedidas producen arañazos de profundidad variable y duración indefinida, según que el adiós anticipe un futuro reencuentro o asegure el imposible regreso al lugar de partida, abriendo de par en par las puertas a la desesperanza en la soledad del camino y el insomnio de la almohada.

El adiós imprevisible reseca la garganta, enronquece las palabras y hace tartamudear los latidos del alma. Pero cuando la despedida deja ver anticipadamente su perfil en el horizonte de la vida, el futuro se antoja inalcanzable porque el alejamiento alarga el espacio eternizando el tiempo.

Las predecibles despedidas no evitan desgarros por muy anticipadas que sean las partidas, pues la oquedad del adiós nos ahoga en el vacío de la persona huida, dejándonos quemaduras abiertas, eternas cicatrices, luto enlagrimado, pupilas enrojecidas y entumecida la voz.

Las despedidas, en fin, descubren capilares negros por donde se filtra el dolor desconsolado, pespunteando en la memoria recuerdos felices enturbiados por imposibles resurrecciones, enterrados en el olvido junto a sueños frustrados sin remedio, cubiertos por el vacío de eternas postergaciones hermanadas con el desencuentro.

Dejan los adioses un lamento envenenado con temblores de voces evocadoras de lo que pudo ser y no fue, mientras el adiós injerta estrías polvorientas en las cerraduras, dando la espalda al amor desastillado renacido entre tinieblas, amordazadas por una separación empeñada en sepultar las promesas de permanencia, imponiendo consignas agonizantes en el libro sagrado.

PUNTOS SOCIALES CARDINALES

PUNTOS SOCIALES CARDINALES

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Para salir del barrizal donde nos encontramos, urge cambiar los límites morales de España poniendo al Norte la honradez, que nos salvará de la corrupción; al Sur, la competencia que evitará los errores; al Este, la solidaridad, que promoverá la convivencia; y al Oeste, la vocación de servicio de los cargos públicos que dirigen el país por voluntad del pueblo, que paga sus salarios, dietas y privilegios.

Con la ética por bandera, será fácil poner la sanidad, la educación, la justicia y la dependencia en el lugar que les corresponde. La primera, nos dará la salud necesaria para tener el bienestar que merecemos; la educación será escoba intelectual para barrer las mentiras oficiales; la justicia espantará la impunidad de los pecadores sociales; y las ayudas a la dependencia harán más feliz la vida de los infelices.

Pero mientras haya ciudadanos aplaudiendo a futbolistas defraudadores a las puertas de los juzgados; mientras continúen los vítores a tonadilleras encarcelas; y mientras se mantengan las audiencias a salvadores programas telebasura, estaremos cada día más lejos de la limpieza mental que necesita este país para acometer con éxito la pureza moral.

POETA DE LA MAR

POETA DE LA MAR

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Un día como hoy de 1999 maridó eternamente el marinero del Puerto con la mar de sus sueños infantiles, tras pasar media vida errando por el mundo, desterrado por la galerna de una incivil guerra que le obligó a ir cantando de frontera en frontera junto a María Teresa, aliviadora de penas en las noches acuosas del Totoral y el Trastévere.

Fue en la caverna de su pulmón derecho donde se hizo marinero en tierra, antes de volar sobre los ángeles, cantarle a Juan Panadero y Altair, caminar peligrosamente por las calles de Roma, rebautizar con ocho nombres a Picasso, fustigar la luz y dejarnos un verso suelto para cada día prendido en la solapa.

Mi recuerdo para una noche inolvidable de palabras y vino junto al velador de una taberna donde la huella de su paso dejó escrito un verso sobre el mármol, mostrando su octogenaria alma de niño envuelta en camisa multicolor bajo una larga cabellera plateada, recordándonos la memoria melancólica de su eterna compañera, entonces herida de muerte por la desmemoria.

Contando el tiempo en el reloj de las olas se nos fue el verso azul, la sonrisa fácil y la voz enamorada de la mar tierra adentro, alzando el clavel contra la espada y mostrando a la niña Aitana el rastro de las constelaciones sin volver la vista atrás, porque los ángeles derramaron pétalos de alhelíes en las trincheras, borrando el camino de regreso.

Hoy retorna el pan candeal a la mesa y la luz al contorno marino del océano vitalizando las meninas que agonizaban en la piel de las uvas en llamaradas sobre la bahía gaditana, para recordarnos que Alberti vuela junto al cometa Halley hasta la memoria eterna, devolviéndonos, a cambio de sus penas, tanto como dejó para tenernos.

SARCASMO

SARCASMO

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De sarcásticas podemos calificar las recientes declaraciones del ex líder laborista y ex premier británico, Tony Blair, pidiendo perdón por la guerra de Irak y la promoción del Estado Islámico, reconociendo que la información facilitada por la “inteligencia” era errónea y que no existían armas de destrucción masiva. Vale, tío.

Cinismo y sarcasmo por parte de este mandamás que no merece más consideración que el desprecio mundial y su paso a las páginas de los libros como cómplice genocida de los otros dos componentes del trío de matones que se reunió en las Azores para enviar al matadero a ciudadanos que pagaron con la vida su hipotético error.

El arrepentimiento de Blair es un burla sangrienta que merece la condena colectiva, una mordaz ironía con insultante descaro, una ofensa al sentido común, un cruel ataque a la paz que merecemos los ciudadanos, hartos de matarifes que dictan sentencias de muerte desde los despachos para miles de ciudadanos, sin pisar ellos la trincheras.

Es difícil creerse el error de unos servicios de inteligencia muy inteligentes, – capaces de fotografiar la página de un periódico desde varios kilómetros de altura y trucar todo aquello que los Grandes Hermanos les piden falsificar -, sin sospechar una segunda verdad que todos conocemos y nadie sabe.

Pero más sarcástico es aún que pusieran una zorra a guardar el gallinero, destinando a Blair como “enviado para la paz” ( ¡¡ Dios !! ) a Oriente Medio, en representación de la Unión Europea, Rusia, EEUU y la Naciones Unidas, dedicándose ahora este católico convicto y confeso, a trabajar como asesor de empresas energéticas en Oriente Medio, controlar el fondo de inversiones de los Emiratos Árabes y servir con sueldo millonario a la familia real kuwaití.

CONSUELO Y ESPERANZA

CONSUELO Y ESPERANZA

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En todos los rincones del mundo hay personas dispuestas a luchar por la justicia, poniendo la verdad por delante y llevando la honradez en bandolera, siendo esta certeza un consuelo para la frustración colectiva que sufrimos cuando vemos doblarse la vara de la justicia no por el peso de la misericordia, sino del poder, la dádiva o la codicia.

Esta es nuestra gran esperanza y el arma moral que nos permitirá alcanzar la paz que todos deseamos. Una paz que nada tiene que ver con los armisticios de guerra donde los pueblos pactan la suspensión de hostilidades y los ejércitos se retiran de los campos de batalla, para comenzar en los despachos otras guerras frías que llevan a exterminios similares a los de siempre, sin disparar un solo tiro.

Debe consolarnos que cada día se hace más pequeña la tierra y acabaremos siendo todos vecinos en una gran urbe donde el mestizaje acabará con el racismo y la xenofobia pasará a los libros de texto como patología social prehistórica, porque todas las personas tenemos los mismos sentimientos, el mismo color de sangre, las mismas lágrimas, idéntico corazón, iguales sueños y almas compartidas en diferentes cuerpos.

Para entendernos no necesitamos tener el mismo lenguaje verbal sino ambiciones morales comunes y comprensibles en todas las latitudes, haciendo de los sentimientos el idioma universal que nos permita comunicarnos y comprender que la bondad nos une a todos con la misma fuerza que nos hiere la injusticia social que detestamos.

COMPROMISO ROSADO

COMPROMISO ROSADO

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Lazo

Los medios de comunicación anuncian que se ha batido el récord de participación en la última marcha contra el cáncer de mama que ha tenido lugar hace unos días, en la que han corrido miles de hombres y mujeres de toda condición y procedencia, con una aparente finalidad común, compartida con diferentes criterios por los corredores.

No es arriesgado suponer que entre los participantes en la carrera haya habido ciudadanos y ciudadanas que han guardado silencio ante los recortes sanitarios, han aceptado resignadamente las consecuencias de unas actuaciones falsamente pregonadas como inevitables, y no hayan caminado por las calles en las marchas blancas que luchaban para evitar los tijeretazos.

Lucir un lazo rosa en el pecho como símbolo de la lucha contra el cáncer de mama cuando no se ha combatido en las trincheras sociales contra la reducción de chequeos médicos, controles mamarios, operaciones quirúrgicas y tratamientos clínicos, es una contradicción más de las muchas que planean sobre la piel de toro, simulando un ficticio compromiso rosado con esa enfermedad innombrable contradicho por la realidad de los hechos.

Aceptar en silencio la reducción de personal sanitario. Consentir resignadamente los recortes presupuestarios en sanidad. Mirar para otro lado mientras se incrementaban las listas de espera quirúrgica. Ver con indiferencia las aglomeraciones de pacientes en los pasillos. Y no luchar para mejorar la calidad de la sanidad escondiéndose tras los visillos domésticos, son actitudes incompatibles con llevar un lazo rosa en la pechera, condenadas por Nancy Brinker y la Fundación Susan G. Komen.