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Mes: febrero 2015

SUICIDIO POLITICO

SUICIDIO POLITICO

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Unos científicos han descubierto hace poco el toxoplasma gondii, un parásito que modifica el comportamiento de los ratones ante los gatos, provocando en ellos una hiperactividad enloquecida para atraer la atención del felino que termina con la vida del roedor de un certero zarpazo. Este parásito protozoario obliga a su hospedero a actuar como un suicida sin que el resto de la especie pueda hacer nada para evitar el contagio, llegando así todos los ratones a la inmolación colectiva.

Esto le ha sucedido a los ratones políticos clásicos frente al indignado gato ciudadano, llegando al hundimiento de los partidos hegemónicos en beneficio de colectivos ciudadanos surgidos de una crisis padecida solo por el pueblo, vaticinando las encuestas cambios inmediatos, para regocijo de los partidos emergentes y desgracia de quienes han poseído durante décadas patente de corso para hacer sayos propios con capas ajena.

No ha sido la crisis y los tijeretazos quienes han cambiado el rumbo de la voluntad ciudadana, sino los quehaceres políticos de socialistas y populares que durante muchos años han alimentado un descontento general irreversible, llegando las deserciones a sus propios votantes y a los vestíbulos de Génova y Ferraz.

La mentira permanente, los insultos a la inteligencia colectiva, la impunidad política, el abuso de poder, la manipulación informativa, el rodillo parlamentario, la sordera social, el olvido de promesas, la complicidad mutua, el juego sucio, la falta de ejemplo austero, y el desprecio a los diez millones de ciudadanos que decidieron no votar, votar en blanco o anular su voto, han sido las verdaderas causas de la indignación ciudadana que ha llevado en volandas a los nuevos partidos a lugares que nunca hubieran ocupado, si populares y socialistas hubieran actuado en la dirección esperada por el pueblo, en vez de ir por el mundo dándose palmadas uno a otro, con orejeras políticas que les han impedido mirar hacia los lados.

Esta limitación mental les ha incapacitado para ver que sus vecinos son personas sensatas y libres de ataduras políticas a sus pies, anticipando la desaparición de tanto derechizida e idquierdizida como anda suelto y su condenación a galeras del olvido, porque el despotismo, la opacidad, el desprecio, la mentira y el insulto, no gusta a ciudadanos cultos y sensatos.

DEFENDER LO EVIDENTE, AGOTA

DEFENDER LO EVIDENTE, AGOTA

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Camiliño solía decir que en España vence el que resiste, acabando el luchador cansado de tanto golpearse contra el resistente muro que oponen los que se limitan a soportar pasivamente los envites que contra ellos lanzan tenaces batalladores enarbolando el ariete de la honestidad y la verdad, contra falsarios, corruptos y estafadores.

Cansa defender aquello que se defiende solo. Agota el esfuerzo de argumentar lo que no necesita argumentos. Desalienta el escaso resultado del trabajo llevado a cabo contra el sentido común. Hastía la aparente sordera de quienes no necesitan audífonos. Y debilita el ánimo saber de antemano que todo intento de conseguir un objetivo deseable por la mayoría, es baldío.

Conviene advertir a los demás sobre aquello que ignoran, pero es inútil informar a los oyentes sobre lo que saben de antemano. Es obligado prevenir de los riesgos que tiene mantener ciertos comportamientos, pero es inútil convencer de inevitables peligros a quienes saben las consecuencias de sus acciones.

¿A qué conduce pedir insistentemente honestidad a los políticos, si ellos mismos saben que deben tenerla? ¿Qué novedad aporta a los jueces hablarles de la independencia judicial? ¿Para qué sirve recordarle a los periodistas el código ético que llevan impreso en su carnet?

Toda lucha emprendida para defender lo evidente acaba con el defensor por el suelo, cansado de luchar contra el muro invisible levantado por la resistencia pasiva de quienes van por la vida con cara de póker, aparentando desconocer lo que llevan impreso en su ADN, porque la ley natural que dio origen a mandamientos bíblicos es conocida por todos los humanos, aunque sean pocos quienes los cumplan en beneficio del prójimo.

EL FRANCISCANO MERINO

EL FRANCISCANO MERINO

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Fue Martín Merino un religioso liberal franciscano, convencido de ser enviado por Dios con la misión de acabar el lunes 2 de febrero de 1852 con la borbona Isabel II, dándole un desacertado estiletazo en el costado que apenas rozó la piel de la ninfómana reina de los tristes destinos, pues el corsé que embutía sus generosas carnes hizo de chaleco antinavajas.

Tiempo antes del acuchillamiento a la reina, el fraile tuvo que emigrar a Francia por amenazar de muerte al felonazo padre de la señora, don Fernando VII, tras ganar 5.000 duros a la lotería que le hicieron prestamista y pendenciero, compartiendo el litúrgico hábito franciscano con frecuentes luchas contra los deudores, quejosos de los excesivos intereses financieros requeridos por el irascible clérigo usurero.

Regicidio frustrado que envió al sacerdote homicida a mejor vida cinco días después con un vil garrotazo que recibió en el patíbulo del Campo de Guardias, pagando caro el intento de acabar con la mandona Isabel haciendo inútiles los esfuerzos realizados por el defensor Urquiola para convencer al juez Nolasco de la enajenación mental transitoria de su defendido.

Eso sí, antes de ser ajusticiado, fue apartado de la Orden franciscana, degradado de su condición religiosa y obligado a ponerse ropa y birrete amarillo con manchas rojas según mandaba el protocolo a los condenados por regicidio, para ser liquidados con esa indignante vestimenta.

Una vez muerto el rico prestamista fue quemado su cuerpo para evitar robos y veneraciones postmortem de los radicales seguidores, esparciendo sus cenizas un una fosa común con otros ajusticiados, y destruido el puñal del delito junto a otras pertenencias personales del fraile Merino.