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Mes: mayo 2012

E.S.O.

E.S.O.

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Nunca pensé que tras la prejubilación tendría que volver a decir públicamente algo que “prediqué” en Institutos de España durante cinco años, explicando la reforma educativa y el modelo de evaluación patrocinado por ella.

Es el abogado José Ignacio Wert quien me anima a ello, no por su condición de jurista o sociólogo, sino por ser el responsable de dirigir la política educativa del país, aunque jamás haya pisado un aula, lo que explica la cantidad de disparates que suelta, como si estuviera en una de esas tertulias con sabelotodos, en las que participaba antes de ocupar el sillón ministerial.

Alguien debía orientar los pasos de este “pilarista” porque desde que abandonó el análisis de encuestas va por la política dando más golpes en la herradura que en el clavo, lo que explica la escasa valoración que los ciudadanos le dan en el barómetro del CIS.

Algún amigo tendría que hablarle al ministro del origen, significado, alcance y finalidad de la educación obligatoria, para que no dijera más tonterías sobre ello, advirtiéndole que la Educación Secundaria Obligatoria es la formación básica que deben tener todos los españoles sea cual fuere su condición familiar, económica o social. Es decir, representa lo que debe saber un privilegiado pilarista del barrio Salamanca y un desvalido ciudadano que habita una chabola marginal.

La ESO ha de poner su atención en la formación global del alumno, por lo que el criterio colegiado de los evaluadores ha de primar sobre la apreciación particular de cualquiera de ellos.

Este tramo educativo tendría que garantizar el aprendizaje de conocimientos elementales que capaciten al alumno para progresar con autonomía intelectual en el futuro, fomentando en él habilidades manuales, destrezas intelectuales, técnicas operativas y estrategias mentales de actuación.

La ESO debería facilitar los saberes conceptuales básicos – ¡básicos! – que permitan al educando realizar estudios no obligatorios, donde primarán los clásicos contenidos y las calificaciones por materias de enseñanza, evitando así que el fracaso del escolar en la ESO ponga al descubierto el fracaso del sistema.

LOBBYCRACIA

LOBBYCRACIA

Comienzan las manifestaciones ciudadanas contra los recortes impuestos por Bruselas, es decir, por ladinos lobbyes económicos que nos gobiernan, aunque los políticos se crean que son ellos quienes toman las decisiones y los ingenuos votantes los que rigen las democracias occidentales.

En estos tiempos donde está de moda el puenting, tracking y rafting, se impone sobre todos nosotros el lobbying, o sea, la actividad de personas que obligan a los poderes ejecutivos y legislativos a tomar decisiones a favor de sus intereses.

Aunque hay lobbyes de todos los colores, como pueden ser los armamentístisticos, ecológicos y sindicales, quiero referirme al grupo de presión que más nos presiona y ajusta el cinturón, aunque nos lo disfracen de escenarios democráticos y sean los consejos de Gobierno portavoces de las decisiones tomadas en los consejos financieros de administración.

Cabildeo que todo el mundo conoce, sufre y tolera, sin que nadie haga por evitarlo, ya que muchos de quienes podrían hacerlo forman parte de tan macabro juego, al ser accionistas de los trusts empresariales que empujan gobiernos y parlamentos en la dirección que les beneficia, como es el caso del felón italiano.

Se ha extendido la lobbycracia como una mancha de aceite por todos los países, haciéndonos creer que vivimos en democracia, cuando la realidad es bien distinta, pues los grupos económicos influyen de manera terminante en los policy makers de Bruselas con fuerza desmedida.

Y si las cosas no van a su favor con vaselina en oscuras mesas de negociación, no tienen escrúpulos para acudir al persuasivo lubricante de corromper a los ministros, jueces o diputados que se venden por un simple plato de lentejas, con piedras que destrozan nuestra dentadura para impedirnos morderles.

Originariamente, los cabilderos esperaban durante horas a los políticos en la puerta del Parlamento para influir en su voto, pero hoy van directamente al grano y se sientan directamente en los consejos de ministros y parlamentos a dictar resoluciones, imponer decisiones y extender su voluntad más alla de de lo permitido por la democracia que utilizan como felpudo.

Nos han puesto a los ciudadanos en su punto de mira y no dejan de disparar recortes contra nosotros, obligándonos a salir a la calle tratando de evitar una muerte segura, para  expulsarlos del territorio que nos pertenece.

PRIMERO DE MAYO

PRIMERO DE MAYO

Se celebra hoy la fiesta de los trabajadores, es decir, la fiesta de todos los ciudadanos porque cada uno a su manera realiza una tarea, aunque sea bien distinto el trabajo de unos y el de otros.

Ceremonia con tintes rutinarios protagonizada por los sindicatos de clase, que provoca sonrisas en la burguesía y grupos de poder, extendiéndose hoy la mueca a los propios trabajadores que se suponen amparados por ellos.

No corren buenos tiempos para las organizaciones obreras encargadas de promover y defender los intereses profesionales, económicos y sociales de los trabajadores. Están pasando las horas más bajas de su moderna historia, apedreadas por un amarillismo ocupado en minar su acción reivindicativa.

No cabe duda que los grupos hostiles al sindicalismo están disparando toda su artillería contra los sindicatos buscando crear un cuerpo de opinión que facilite su exterminio. Parece claro que los políticos populares, asociaciones empresariales y ciertos medios de comunicación están haciendo los máximos esfuerzos para quemarlos en la pira de la historia. Pero ese no es el problema.

La cuestión está en saber si los dirigentes sindicales nacionales y provinciales han dado razones a los inquisidores para fustigar a los sindicatos en la plaza pública, confundiendo la parte con el todo. El enigma es saber si los sindicatos han hecho examen de conciencia, autocrítica y propósito de enmienda, porque de lo contrario su fumigación es inevitable.

Mantengo mi convicción en la necesidad y eficacia de la acción sindical. Sigo creyendo en la honradez y esfuerzo de la mayoría de sus dirigentes. Conservo la fe en el futuro de las organizaciones sindicales. Pero ha llegado el momento de la catarsis y eso pide a quien corresponda un antiguo dirigente sindical hoy jubilado de casi todo.

Es urgente acabar con la “profesionalización sindical” de quienes llevan lustros viviendo a costa del sindicato. Apremia expulsar de la organización a los “sindicalistos” que tanto daño hacen al sindicato y a los sindicalistas. Es inaplazable exigir a los “liberados” testimonio de trabajo, ejemplo de solidaridad y compromiso real con la clase trabajadora. Ha llegado el momento de renovar el esfuerzo y alentar el sacrificio, porque no es lo mismo vivir de los trabajadores que dejarse la piel por ellos.