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Mes: mayo 2012

JUSTICIA Y DERECHO EN UNAMUNO

JUSTICIA Y DERECHO EN UNAMUNO

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Conferencia ayer en el Colegio de Abogados, con Unamuno en la solapa por bandera, para decirle a juristas, amigos y asistentes que don Miguel no vio en el horizonte más justicia que el perdón, porque el castigo envilece los veredictos de culpabilidad.

Militar en el krausismo, compartir la ideas de Ganivet y ser amigo de Dorado Montero no podía acabar más que en un hombre defensor de justicia indultora. Eso pensaba Unamuno cuando defendía con fe ciega la vocación correctora de las sentencias que lleva al compromiso ético, alejándose de la condición sancionadora.

Bien es verdad que hablaba de un concepto moral y pedagógico, alejado de toda consideración jurídica para un hombre como Unamuno que desacreditaba el Código Penal, pariente de la Ley del Talión, al olvidarse de rehabilitar al ofensor. Solicitaba este sentidor abolir las penas como sufrimiento impuesto al delincuente para hacerle expiar su delito, y sustituirlas por medidas de carácter preventivo y tutelar.

Unamuno, Montero, Maldonado y Giner consideraban a los delincuentes como débiles y desdichados que necesitaban más protección que castigo, por lo que el tratamiento de la delincuencia debía ser un caso particular de la tutela que debe otorgarse a los desvalidos, para rehabilitarlos socialmente.

Acepta don Miguel con gusto que se le llame antinomista, es decir, enemigo de una ley externa, inflexible, sancionadora, impuesta y dura, porque era partidario de una ley de inspiración moral, ética, correctora, mística, viva e interna que tuviera su origen en la propia conciencia del sujeto. Tal vez por eso repudia la pena eterna del infierno y las condenas impuestas fríamente por los jueces, distantes, sociales y objetivas.

No sólo de pan, – decía Unamuno -, sino de justicia, vive el hombre, pues los problemas de pan no son sino problemas de justicia, y es preferible un desorden justo que un orden injusto. La Justicia es algo más hondo y más grande que el Derecho porque donde hay justicia hay verdad, hay libertad, se pueden proclamar las verdades a todos los vientos y darle a cada uno lo que corresponde. Si amamos la verdad, debemos amar la justicia, porque justicia y verdad son todo uno.

Todo ello no le evitó tener siete pleitos con la justicia, dos como testigo y cinco como imputado. Ser condenado a dieciséis años de cárcel por cantarle al rey Alfonso y a Cristina las cuarenta. Y recibir sanciones económicas, para acabar finalmente deportado a Fuerteventura por el Directorio de Primo de Rivera y Martínez Anido, por delito de opinión, al tiempo que le suspendían de empleo y sueldo, desposeyéndole de la cátedra, el vicerrectorado y el decanato, cargos para los que fue democráticamente elegido por sus compañeros de claustro universitario.

TESTIMONIO EJEMPLAR

TESTIMONIO EJEMPLAR

El testimonio que están dando los padres de la patria es un ejemplo a seguir por todos los ciudadanos de bien que valoran sus sacrificios por nosotros, haciendo callar a los “indignados”, hoy desaparecidos de la faz de la tierra.

A nadie puede extrañar que los parlamentarios se autorregalen un iPhone 4S para negociar nuestra salvación en las mejores condiciones y evitar saturar los centros de reciclado, quedándose con el iPhone de la anterior legislatura por si surge alguna emergencia.

También es lógico que mantengan el ordenador portátil que ya tenían, pagando 100 dolorosos euros de su escaso salario, y que se autorregalen un iPad de última generación para facilitarse la tarea de hacernos más felices.

El imprescindible que dispongan además de un ordenador de sobremesa en el despacho, ADSL en su casa, asistente que les asista y cómodo despacho, para realizar gestiones que mejoren nuestro bienestar, aunque haya protestones que se quejan porque a los demás nos impidan realizar el mismo sacrificio que ellos ejemplifican.

También es lógico que les paguemos la gasolina, los peajes, billetes y taxis que necesitan en sus desplazamientos a las «escopetas nacionales» donde negocian los favores, prebendas y beneficios que recibimos los ciudadanos con sus esfuerzos.

La capacidad de trabajo de nuestros patrioteros padres llega a tanto, que no les basta con los sudores en el Parlamento y se pluriemplean en otros oficios para evitarnos trabajo a los demás, renunciando al merecido plurisalario que reciben.

¿Sería lógico que tributaran los libertadores por los miles de euros que le llegan en complementos, asistencias, kilometraje, alojamiento y manutención? Pues no. ¿Sería normal que dejaran de percibir euros cuando abandonan el escaño? Pues tampoco, porque su testimonio es ejemplar, como dijo Cospedal: «Los españoles pueden estar seguros de que no habrá sacrificio ni esfuerzo que no estemos dispuestos a hacer». ¡Bien dicho, coño!

Muchos ciudadanos carentes de sensibilidad y reconocimiento a los sacrificios que realizan sus «padres putativos», pretenden quitarles la pensión máxima de jubilación obtenida con sus 7 años de esfuerzos, simplemente porque a ellos les exigen 35 años de actividad laboral. ¡Qué ingratos!

Otros, más ignorantes y osados, se atreven a pedirles cosas imposibles, como que se ajusten el cinturón como ellos les exigen, sin darse cuenta que sus “padres” usan tirantes.

AMIGOS, SIN MÁS

AMIGOS, SIN MÁS

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Cuento en mi vida con la suerte de haber pasado la adolescencia con fieles compañeros del Infanta. Inolvidable camaradería aliñada con tinte fraternal, para compensar el abandono de la orfandad, la indiferencia de profesores, el mal trato de los inspectores y el luto inmerecido en manos de la peor suerte imaginable.

Cómplices de inexistentes delitos extramuros de la “tapia”. Solidarios en “burreos” a los guardianes cuando éstos se excedían sus funciones. Y amigos, siempre amigos, que serán recordados más allá de la muerte, cuando nuestros hijos los señalen en las fotos a sus nietos, diciéndoles que eran amigos del bisabuelo en el Infanta.

Inseparables yuntas en pupitre escolares de pizarrines, palilleros y plumillas. Arriesgados usurpadores de otros nombres cuando en las listas se declaraban presentes para evitar el castigo a los ausentes. Aliados de aventuras amorosas en Guetari, Consulado, La Tuna y Paraninfo, a los que entrábamos con un par de cañas de vino peleón en el cuerpo para ayudarnos a descomprimir la energía interna no se liberaba con la facilidada que predice Gibbs.

Pues bien, la vida que durante tantos años se encargó de alejarnos a unos de otros, lleva tiempo ayudándonos a recuperar el tiempo perdido dándonos la oportunidad de abrazarnos en ocasionales reuniones, que quisiéramos prolongar más allá de lo que el tiempo nos permite.

Hace unos días ocurrió un nuevo encuentro en la tierra que me acoge, donde he recibido con entrañable afecto difícil de expresar, la visita de cuatro de estos amigos, dejándome su compañía el agradable sabor de hermandad, mezclado con el placer de abrazarlos a ellos y a sus mujeres, como si el tiempo se hubiera detenido bajo la acacia del “patio central”, en las durmientes “familias”, en los balones del “campo de abajo”, en el escalón roto de la “puerta principal” o en la bondadosa acogida del “señor Puertas”.

Imborrable recuerdos de negros tiempos cuando “poliburó”, “parte”, “prepa”, “queo”, “cocleta”, “arca” y “pitraco”, eran palabras ausentes del diccionario que sólo conocíamos los internos del colpicio. Aventuras compartidas, saltos nocturnos por la ventana de la primera familia,  capones recibidos, aspirinas curatodo, pederastra incluido y las “sobrinas” del padre Esteban a quienes la naturaleza no permitió que despertaran siquiera nuestra reprimida lujuria.

De todo lo pasado hemos conversado aquí en Salamanca, pero también hemos compartido el presente, haciéndonos promesa de futuro, porque nada de los demás nos es ajeno, haciendo innecesario un juramento de sangre para saber que cada uno de nosotros está en su sitio, esperando que el otro lo reclame para acudir a su llamada.

IMPUNIDAD DE LOS CULPABLES

IMPUNIDAD DE LOS CULPABLES

Cuando los cuartos de vuelta a la economía doméstica se están convirtiendo cada viernes en vueltas enteras, se hace difícil comprender, y más imposible aceptar, la impunidad que disfrutan los responsables de la situación, por mucho que quieran convencernos de lo contrario, pontificando desde aterciopelados sillones políticos y enmoquetados consejos de administración.

Ahorrar no es sólo evitar gastos y apretar el cinturón a los demás, sino gastar bien el dinero de todos. Quienes han tirado con pólvora ajena sobre objetivos megalomaniáticos,  tienen que pagar por ello aunque la ley no facilite la tarea, el amiguismo lo impida y el miedo a perder el pesebre cierre la boca a los denunciantes de las trampas.

¿Quiénes fueron los responsables del aeropuerto fantasma de Lérida y del peatonal de Castellón,  que costaron 82 y 200 millones de euros?

¿Dónde están los iluminados que gastaron 400 millones de euros en unas inoperantes obras de la Ciudad de la Cultura gallega?

¿Qué hacer con los “artistas” que implantaron en Alcorcón la inservible Ciudad del Circo aportando 120 millones de euros vecinales?

¿Cuándo van a ser castigados los responsables de la ruinosa Ciudad de la Luz, L’Ágora, los veloces circuitos urbanos y Terra Mítica?

¿Sigue por ahí el responsable de haber gastado lujosamente en las obras del Palacio de San Telmo la cantidad de 60 millones de euros?

¿Tiene algo que decirnos el dirigente político que dilapidó 90 millones de euros en el puerto de Laredo, donde no hay un solo barco en los amarres?

¿Qué alcalde ha dejado empeñados a los madrileños con 6.891 millones de euros hasta el año 2040 en que habrán pagado 10.406 millones de euros?

No vale la pena seguir, pero debemos saber que muchos de estos personajes  nos gobiernan todavía. Otros están bien acomodados en sillones donde el sudor ajeno nutre sus cuentas corrientes. Y la mayoría de los despilfarradores mantienen privilegiados sueldos mientras nos exigen austeridad, sacrificio y pobreza a los demás.

RAJOYTADA

RAJOYTADA

He quedado estupefacto con la amenaza hecha por el presidente de que transformará los consejos de ministros en viernes de dolores, anticipando macabros recortes para amargarnos la vida sin determinar cuáles serán éstos, ni aclarar las funestas sorpresas que nos tiene reservadas para sucesivos fines de semana.

No pienso que don Mariano nos odie, no. Pero estoy convencido que nos ama a su manera, que es la forma de amar de quienes castigan a los demás por su bien. El bien suyo, claro, aunque pretenda hacernos creer que las sanciones nos benefician a los sufridores porque así aprenderemos a ser buenos.

Lo más elocuente de sus palabras es que dice poco y esconde mucho, tal vez por miedo a que se le entienda y podamos descubrir sus intenciones. ¿O no las tiene? Lo que sí nos ha dejado claro es que son otros quienes tienen la culpa de todo, poniendo el látigo en su mano para que nos flagele los viernes con nuevos tijeretazos.

Los cambios de criterio; las idas y venidas; las digos y los diegos; las subidas y bajadas, son consecuencia de su claridad de ideas, aunque nadie lo comprenda. Y los intentos para que aguantemos los tortazos en silencio y soportemos el hartazgo con resignación cristiana en nuestras casas, tienen por finalidad adueñarse de la calle, siguiendo los pasos de su maestro y padrino.

Él y sus colaboradores prometieron durante años tener en la cartera soluciones mágicas, nunca confesadas, para sacarnos del purgatorio socialista, y empezamos a ver con decepción que nos están metiendo en el infierno popular.

Quienes en nuestra adolescencia cumplimos fielmente con la Eucaristía comulgando los primeros viernes de mes para alcanzar la salvación eterna, ahora seguimos recibiendo  hostias todos los viernes en esta contrarreforma política que amenaza con dejar inservibles las promesas  de redención.

Lo que causa estupor es el envío masivo de trabajadores a las tinieblas, con la indiferencia de los caracoles. Lo que indigna es la metedura de mano en los monederos domésticos, sin mover una pestaña. Lo que provoca estupefacción es la defensa de la sangría como la única solución al calvario. Lo que produce escalofríos es la tozudez en mantener unas medidas de ajuste que no están resolviendo nada. Lo que aterroriza es ver el desconcierto de los profetas de la salvación, que van dando palos de ciego sobre nuestros costillares mientras ellos galopan en sus monturas.

INSUMISIÓN

INSUMISIÓN

El sometimiento de unas personas a la voluntad de otras es un acto de acatamiento y subordinación que sólo encuentra respuesta en la insumisión, cuando el abuso de poder excede los límites fijados por las leyes, el respeto al ciudadano, la justicia social y el sentido común.

Patxi López ha optado por la insumisión civilizada que marca el Estado de Derecho, recurriendo al Tribunal Constitucional para expresar su rebeldía a la injerencia del Gobierno central en la autogestión autonómica, argumentando que las decisiones del Ejecutivo en materia de sanidad y educación, rompen el principio de igualdad y universalidad.

Actitud que corresponde a lo políticamente correcto, sin que ello menoscabe el espíritu insurrecto que la inspira, pues su levantamiento contra el Gobierno es consecuencia directa de las quejas ciudadanas que llegan hasta su mesa de despacho, gritando ¡basta ya! a la limadura que terminará haciéndonos virutas y llevando irremediablemente a los más desfavorecidos a una insumisión menos razonable que la del lendakari.

Sublevación que está al alcance de los que ya no tienen nada que perder porque lo han perdido todo salvo la vida, y no están dispuestos a dejarla abandonada a la puerta de un hospital. Insumisión activa de quienes llegan al final del sueldo sin acabar el mes, negándose a pagar las cuotas impuestas por aquellos a los que les sobra sueldo al final del mes.

A nadie extrañaría el bloqueo de autopistas y la silicona en las cerraduras de los centros educativos públicos. No cabe sorpresa en los hospitales si quienes no pueden pagar estancia, sillón y comida toman los centros sanitarios como los revolucionarios tomaron la Bastilla. Es normal que los enfermos crónicos con salario de subsistencia se nieguen a pagar las medicinas. Parece razonable que los afectados por la ley de dependencia bloqueen la entrada en la Moncloa con las sillas de ruedas. Y no sería extraño que los desvalidos hagan valer lo que valen valiéndose de su valor.

CONTRADICCIONARIO

CONTRADICCIONARIO

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Invitado por algunos de sus autores, he asistido ayer por la tarde a la presentación en Salamanca del libro “En el combate por la historia”, que tuvo lugar en la Facultad de Geografía e Historia. Libro que viene a ser el contradiccionario del “Diccionario Biográfico Español”, aunque esto lo niegue su coordinador, el catedrático Ángel Viñas.

Una treintena de reconocidos profesores universitarios de Historia, han plasmado en 973 páginas su versión sobre lo que fue la Segunda República, la guerra civil y el franquismo, contrapeso a las afirmaciones que figuran en la obra patrocinada por la Real Academia de la Historia.

Cierto es que nunca será posible conocer los hechos en su realidad más objetiva y cierto porque no lo permite la condición humana, pero es bueno que el pluralismo abra nuevas ventanas a la realidad, sobre todo si la información procede de historiadores tan destacados como Arostegui, Barciela, Casanova, Elorza, Fontana, Miralles, Mainer, Viñas y Robledo, por citar algunos de los autores, que han puesto el libro en circulación en un tiempo record.

Lamento tener que esperar a que aparezca en las librerías la segunda reimpresión para leerlo, ya que la primera edición se ha agotado en pocos días, a pesar del volumen de páginas que contiene. Se ve que los españoles nos preocupamos por conocer la realidad más cercana a nuestra historia, y es algo que nos honra.

Confío estar de acuerdo con Preston, Juliá y los cientos de serios investigadores históricos que rechazaron la versión de la Academia en los temas estudiados por estos profesores. Cuestiones que fueron muy aplaudidas por revisionistas ocasionales que han aprovechado el río revuelto para llenar las redes de pescado.