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Día: 1 de diciembre de 2011

RENOVACIÓN SOCIALISTA

RENOVACIÓN SOCIALISTA

No pretendo hacer leña del árbol caído ni recrearme en el dolor ajeno, pero tampoco voy a eludir arrimar el cuerpo a los pitones aunque me lleve una cornada de quienes no apartan su vista del espejo, recreándose en la belleza que sólo ven los protagonistas de la desgracia, sin atender la voz de los defraudados socialistas vocacionales.

Negar la tozuda realidad conduce al suicidio, y el injustificado desprecio al adversario acaba siendo la antesala de la desgracia. Sesudos analistas deben tener los abanderados oficiales de la rosa para no darse cuenta de la realidad y pensar que la culpa es de otros o de otra, cuando la carcoma puede ser interna, impidiendo que circule el aire por sus galerías al mantener cerradas las ventanas.

No merece la pena hacer el esfuerzo de bucear en hemerotecas para saber que los socialistas han perdido elecciones más por errores propios que por méritos ajenos, y esto no parece importarle mucho a los cabecillas que no se dan por aludidos, culpando a la crisis del hundimiento.

Ahora está la pelota en el tejado de los militantes que tienen la responsabilidad de hacer lo necesario para devolver a los “huidos” la confianza que un día tuvieron en el proyecto socialista. Tienen que atreverse a decir en voz alta lo que es de dominio público en mentideros y tertulias de todas las ciudades. Tienen que forzar las ventanas, abrirlas de par en par y dejar que corra el aire. Tienen que aparecer caras nuevas, sinceras, honradas, luchadoras, generosas, solidarias y fuertes, capaces de ilusionar y de convencer a los decepcionados. Rostros con auténtica vocación de servicio público, sin atisbo de interés por perpetuarse en los cargos, ni hacer de la política un modo de vida.

Ante las urnas no basta con tener razón, si los votantes piensan lo contrario, y la sordera social puede llevar a nuevos fracasos electorales. No vale mirar para otro lado, ni silenciar las críticas, ni esconder la crisis bajo las alfombras, ni poner parques Sor Virginia, ni hacer creer a los ciudadanos en ficticias elecciones primarias.

Creo llegada la hora del relevo en el socialismo, de la renovación sin paliativos, de la regeneración, del rearme moral, de la imaginación para reinventar un nuevo partido con los cinco valores que han sustentados tantas décadas esta ideología.

Cumplida su misión, la vieja guardia debe retirarse a los cuarteles de invierno. La catarsis era para los helénicos el mejor camino hacia la depuración. Y para alcanzarla empleaban tres elementos purificadores: agua, fuego y sangre. Especialmente este último, hasta el punto que la higienización exigía el sacrificio de algo por la causa. Pero no de alguien enfermo o malherido. Se necesitaba sacrificar alguien sano que representara los valores de la colectividad que pretendía sanearse porque si no se hacía esto ocurría el efecto contrario, pues sacrificar desperdicios no limpiaba, manchaba.

Mi respetado Felipe González ya dio ejemplo de ello el 20 de junio de 1997 ofreciéndose él mismo como víctima para el sacrificio, pero su ejemplo no fue bien seguido por los que todavía siguen. Abandonó la Secretaría General para forzar una renovación del partido que aún esperan muchos socialistas ajenos a la temerosa disciplina interna, deseando que se les ofrezca la oportunidad de votar una rosa con pétalos renovados en las próximas elecciones generales, porque están cansados de ver durante más de veinticinco años las mismas caras en los carteles.

Basta echar un vistazo a su Comité Federal para comprobar lo que digo. Apellidos que tienen que  dar paso a nuevos nombres si no quieren caer en la contradicción de haber criticado históricamente lo que ahora practican.