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Día: 28 de noviembre de 2011

GRACIAS AL SABOTEADOR

GRACIAS AL SABOTEADOR

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Los seguidores de este blog sabéis que hace unos días ha sufrido ataques sucesivos de un intolerante experto, que han obligado al servidor a poner la bitácora en cuarentena hasta remediar el problema de forma transitoria.

Y digo de forma transitoria porque nadie garantiza que el saboteador se conforme con el daño causado, persistiendo en el empeño de condenar a galeras este blog, sin dar explicaciones ni justificar la mordaza que pretende imponer, ocultando su identidad en el anonimato y sus argumentos en las espuelas de su neurona.

La actitud obstruccionista de tal hacker agrediendo la bitácora del newbie que la nutre, carece de mérito porque es fácil confundir a quien ignora el camino, cambiándole las señales de tráfico virtual y alterando las reglas del juego.

White hat es un hacker con “sombrero blanco” y actitud ética, que asegura y protege los sistemas de comunicación. Otra cosa es el black hat, o hacker de “sombrero negro”, caracterizado por su villanía. Chico malo y cobarde que va por la vida haciendo daño, con una careta en el careto, hasta ser cazado con autorización de un juez.

Pero no todas las acciones realizadas por éstos tienen efectos negativos, como es mi caso. Yo estoy muy complacido con el saboteador del blog y no tengo más opción que agradecerle su comportamiento.

Gracias al saboteador he sentido muy cerca la solidaridad de tantos amigos y el desprecio de éstos a las actuaciones del boicoteador.

Gracias al saboteador he conocido la profesionalidad de Mario, responsable de la empresa UNDANET que ha recuperado el blog en un tiempo record.

Gracias al saboteador he sabido que la bondad universal es una hermosa quimera, demostrándome que no todo el mundo es bueno y honrado.

Gracias al saboteador he vuelto a la tierra desde parnaso en que vivía pensando que los negros tiempos de la censura habían pasado.

Gracias al saboteador he reforzado mi desprecio a las cremalleras y mordazas, olvidadas  en la historia, sin darme cuenta que las tenía debajo de la cama.

Gracias al saboteador he tranquilizado la conciencia sabiendo que existen personas desocupadas que ocupan su tiempo en hacer daño a los demás.

Gracias al saboteador he retornado a los años de juventud, cuando la libre opinión y el pensamiento divergente se pagaban con las más duras condenas.

Gracias al saboteador he recordado que la Inquisición y el Índice de Libros Prohibidos no han desaparecido de nuestra vida cotidiana.

Gracias al saboteador he terminado creyéndome la frase del matador cuando afirmaba en la contrabarrera que, verdaderamente, había “gente pa to”.

Gracias al saboteador he descubierto que existe aún mucha maldad por censar, mucho resentimiento por agremiar, mucha intolerancia que combatir, mucha envidia que enterrar, vileza que disgregar, malos humos que asfixiar y despotismo por decapitar