FIN DE UNA CAPRICHOSA GUERRA
Hace hoy cuarenta años que cayó sobre Vietnam la última bomba de napalm lanzada por los Estados Unidos sobre la población, al tiempo que los guerrilleros del Viet Kong acuchillan al último soldado americano.
Salvajadas que se reprodujeron entre 1964 y 1975, hasta que el 27 de enero de 1973 la delegación de Vietnam del Norte, del Sur y Estados Unidos firmaron en París los Acuerdos de Paz que llevaron al alto al fuego, junto al compromiso de retirada americana en 60 días, la celebración de elecciones en el Sur vietnamita y el intercambio de prisioneros.
En este feliz aniversario es obligado reconocer el capricho estadounidense por mantener una guerra imposible de ganar, como reconoció el propio Secretario de Defensa americano en 1965, Robert McNamara, admitiendo años después que la guerra vietnamita fue un error.
Es bueno recordar hoy aquella barbarie para no repetir el error que llevó al democrático y civilizado Gobierno americano a lanzar sobre Vietnam un número de bombas superior al arrojado desde los aviones de combate durante la Segunda Guerra Mundial.
Las consecuencias fueron 3,5 millones de muertos, 2 de los cuales eran civiles y 2,5 millones de heridos, todos ellos hospitalizados en plena guerra “fría”, lo que hace temblar si la guerra entre los dos gendarmes mundiales de entonces, hubiera sido “caliente”.