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BORGES EN CAMPAÑA

BORGES EN CAMPAÑA

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Fue Borges muy criticado por una frase pronunciada en desafortunado momento, pues Videla acababa de dar un puñetazo a la mesa llevándose por delante la democracia argentina y llenando la historia de dolientes desaparecidos que Ernesto Sábato hizo público con Raúl Alfonsín, pidiendo que «Nunca más» se repitiera tan brutal exterminio.

Respetemos a los políticos e indultemos a Borges, entendiendo que sus palabras pretendían condenar las actitudes antidemocráticas de los politiqueros, cuando dijo aquello de que “la democracia es un abuso de la estadística”, en la entrevista realizada en 1976 por Bernardo Neustadt, tres meses después del golpe militar de Videla en Argentina, que derrocó a Estela Martínez de Perón.

Seamos generosos con Jorge Luis y consideremos estas palabras como otra de sus grandes ironías, dirigida en este caso a los electoreros, al continuar diciendo: “ La mayoría de la gente no entiende de política y se dejan embaucar por una secta de sinvergüenzas, que son los políticos nacionales. Estos señores que van desparramando su retrato, haciendo promesas, a veces amenazas, sobornando, en suma. Para mí ser político es uno de los oficios más tristes del ser humano. Esto no lo digo contra ningún político en particular. Digo en general, que una persona que trate de hacerse popular a todos parece singularmente no tener vergüenza. El político en sí no me inspira ningún respeto”.

EL GOL DE LA FARSA

EL GOL DE LA FARSA

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El augusto militar Pinochet había conquistado el poder en Chile a tiro limpio, poniendo a todos los ciudadanos del país bajo la suela de su zapato y clavando espuelas en los costillares de siete mil “rojos” chilenos hacinados en el Estadio Nacional, antes de ordenar a los matarifes que dispararan sus balas a las cabezas y corazones de los confinados, salpicando el graderío con sangre de los más insurrectos.

Mientras esto sucedía, los responsables del teatro futbolero organizaron el partido de repesca para el mundial de Alemania de 1974 entre las selecciones de Chile y Rusia, acordando que el torneo se celebrara en el Estadio-Cárcel de Santiago de Chile el 21 de noviembre de 1973, obligando a los militares golpistas a desplazar todos los condenados allí encerrados a otro campo de concentración.

Cuando los directivos de la FIFA visitaron el Estadio, quedaron admirados por la limpieza de las gradas, la calidad del césped y la amplitud de los vomitorios, sin ver ropa vieja por el suelo, restos abandonados de miseria, hierba enrojecida en la cancha y estrechez de los túneles donde se habían podrido de dolor los desaparecidos.

Aprobado ya el esperpéntico escenario y vendidas dieciocho mil entradas entre los incondicionales del dictador, no pudo celebrarse el fantasmagórico partido porque el equipo ruso decidió no acudir a la cita en el macabro espacio teatral donde tuvo lugar el estreno de la mayor farsa deportiva imaginable.

Sin rivales en la cancha, avanzaron los delanteros de la selección chilena hacia la portería vacía del equipo ruso y Francisco Chamaco Valdés marcó el más vergonzoso gol de la historia deportiva, donde el equipo vencedor jugó contra el aire entre aplausos y ovaciones de los espectadores que sustituyeron a los espectros en aquella cámara de tortura y exterminio.

Una vez más, fútbol y política se dieron la mano, arrimando la FIFA su sardina al ascua más caliente como haría en 1978 en Argentina con la dictadura de Videla.