TRAPOS SUCIOS
Con el inicio de juicios a despreciables políticos, coristas, intermediarios, esposas y dirigentes locales marbellíes, ha comenzado el reguero de trapos sucios que nos espera con «gúrtel», «noos», «eres», «catalunia», «pepiños», «bárcenas», «valensia» y otros, sabiendo que lo más repugnante está por venir.
No es deseable que el pimpampún de acusaciones, declaraciones, ocultaciones y delaciones que se avecina, sea un engañabobos que despiste al personal haciéndole olvidar el mamoneo, mangoneo, politiqueo y amigueo, que han llevado presuntamente a cabo los actuales encausados.
Destapar la cloaca de mangancias, trampancias y estafancias, nos permitirá conocer a cientos de encubridores que guardaron silencio ante lo que pasaba a diario por la puerta de sus despachos y descubrir insospechados cómplices de tan despreciables protagonistas.
Los jueces deben colaborar a que la historia de la corrupción española no se escriba al dictado de tramposos que pretenden correr un tupido velo sobre sus estafas y robos, pero también deben estar atentos a delatores que pongan en marcha el ventilador y tiren de amenazadoras mantas, al grito de «y él más».
Deseamos saber la verdad por disfrazada que se encuentre, confiamos en las togas judiciales para limpiar la podredumbre que muchos han arrojado sobre las Instituciones, esperando que la justicia haga su trabajo sin quitarse la venda ni desequilibrar la balanza, porque en ello va el futuro de la democracia, el honor institucional y la dignidad de un pueblo mancillado por cuatreros de guante blanco que han robado dinero común, despilfarrado el patrimonio de todos y condenado a la miseria a muchos ciudadanos.