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LIBERACIÓN DE AUSCHWITZ

LIBERACIÓN DE AUSCHWITZ

Unknown

Los nazis decidieron situar a 45 km de Cracovia el mayor campo de concentración y exterminio de cuantos construyeron en Europa, estigmatizando así la nación polaca como espacio singular de irracional barbarie, poco después de invadirla en 1939, al comenzar la Segunda Matanza Mundial.

El 20 de mayo del siguiente año, abrió Auschwitz sus puertas a los condenados por capricho xenofóbico, diferencias ideológicas o pertenecer a razas impuras, prohibiendo la entrada a la justicia, desterrando la libertad y encerrando en celdas de castigo los derechos humanos más elementales.

En Auschwitz fueron gaseados en negras naves de ignominia, más de dos millones de seres humanos, la mayoría de ellos judíos allí deportados, junto a otros prisioneros de guerra y disidentes, a los que se sumaron quinientos mil muertos más, fruto del hambre, las enfermedades, el frío y las torturas.

El cinismo de los matarifes les llevó a poner en el frontispicio de entrada a los diferentes campos del “complejo residencial” de Auschwitz un rótulo escrito por las SS, que daba la malvenida a todos los condenados con la frase: “Arbeit macht frei”, es decir, “El trabajo os hará libres”, que traducido a su lenguaje decía: “De aquí no saldréis vivos”.

Y así sucedió para todos internos que durmieron hacinados es sus barracones, antes de pasar a los hornos crematorios para destilar humo funerario en las páginas más negras de la historia de la humanidad, hasta que el ejército soviético liberó a los condenados que allí quedaban el 27 de enero de 1945, fecha de la esperanza y del fin de la barbarie, que permanecerá siempre en nuestro recuerdo, como propuso la Unesco declarando este símbolo del holocausto como Patrimonio de la Humanidad en 1979.

TEMOR AL SER HUMANO

TEMOR AL SER HUMANO

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Llama la atención que el mayor temor del ser humano, sea al propio ser humano, es decir, al animal de su misma especie, porque en lugar de protegerse mutuamente entre ellos, se lían a cinturazos, castigos, torturas, cañonazos y tiro limpio, para apropiarse unos de los bienes que pertenecen a otros.

Aparte de balazos, mordazas y prisiones empleados contra los rebeldes, habladores y luchadores, el grupo privilegiado y minoritario de terrícolas que gobierna a la inmensa mayoría de bípedos oprimidos desde las instituciones y entidades financieras, pervierte las bases de la convivencia y el derecho, en su propio beneficio.

Hoy se teme más al ser humano que a las tempestades, los desastres naturales, los terremotos, las inundaciones, las dentelladas de felinos, las epidemias exterminadoras, las picaduras de insectos o las mordeduras de cobras. Hoy el ser humano teme a los sartenazos que puedan venirle de animales de su misma especie, pero distinta ralea.

Se teme a los políticos que engañan, a sus decretos exterminadores, a su efecto institucional contaminante de podredumbre y a sus órdenes de guerra. Se teme a la codicia insaciable de los banqueros, a los millonarios sin escrúpulos, a los empresarios explotadores, a los capataces y los verdugos.

Se teme a los terroristas asesinos, a los politiquicías represores, a los violadores lapidarios, a los mercaderes humanos, a los matarifes exterminadores, a los fríos ametralladores, a los torturadores inclementes, a los maltratadores, a los matones a sueldo, a los mercenarios, a los explotadores y a otras subespecies degeneradas de la raza humana, que pueden arruinar la vida del vecino por una sola lenteja.