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Etiqueta: Tío Sam

11 – S

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Hace hoy catorce años que el yihadismo de Al Qaeda hizo temblar al mundo, horrorizó al sentido común, alentó el peor instinto de venganza en los sobrinos del Tío Sam y paralizó las conexiones neuronales de la raza humana, viendo estrellarse dos aviones suicidas contra los rascaleches de Miguel Hernández y otro contra el edificio pentagonal desde cuyos despachos se envían soldados al matadero.

En el atentado murieron 3.000 personas inocentes que nada tenían que ver con las reivindicaciones terroristas y otras 6.000 quedaron heridas sin culpa alguna de las quejas expresadas por los suicidas antes de emprender el inexistente viaje al encuentro con Alá, en las cajas mortuorias que estrellaron contra las presuntuosas torres gemelas.

Algo de terrorífico tiene el terrorismo que lo hace detestable, por mucho que los terroristas pretendan justificar el terror que infunden con sus acciones terroristas.

Algo de injusto tiene el terrorismo llevándose por delante la vida inocentes o mutilándolos, para que los matarifes pongan muertos y heridos en las mesas de negociación.

Algo de irracional tiene el terrorismo cuando el fanatismo y la incultura se apodera de la voluntad de los pistoleros, artificieros y bombas humanas para sembrar el terror.

Pero, también, algo de invencible tiene el terrorismo cuando lo practican suicidas que se consideran mártires que pasarán a la historia o irán directos a virtuales paraísos, existentes solamente en las mentes de quienes se inmolan pensando en la felicidad eterna.

ESTADOS UNIDOS ENTRA EN GUERRA

ESTADOS UNIDOS ENTRA EN GUERRA

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La mañana del sábado 6 de diciembre de 1941 comenzó el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando los jefes de la Armada Imperial Japonesa ordenaron a los pilotos de su fuerza aérea que bombardearan la base naval que los Estados Unidos tenía asentada en el interior de un lago marino sobre la isla hawaiana de Oahu, llamada Pearl Harbor.

Lo que quiso ser una acción preventiva de los japoneses para evitar que la flota americana del Pacífico interviniera en las acciones militares que los nipones habían programado realizar contra las posesiones del Reino Unido y los Países Bajos en el sudeste asiático, resultó ser una agresión intolerable para los hijos del Tío Sam, que remangaron las mangas de sus tropas poniendo a los japoneses contra las cuerdas, a bombazo atómico limpio.

El ataque sobre Pearl Harbor fue llevado a cabo por 353 aviones con base en seis portaaviones japoneses, destruyendo y hundiendo ocho acorazados estadounidenses, tres cruceros, tres destructores, un minador, un buque escuela y 188 aeronaves, con un balance de 2.402 soldados muertos y 1.282 heridos.

Una herida tan grande en el alma de los americanos tuvo la inmediata consecuencia de su entrada en el conflicto, declarando al día siguiente la guerra a muerte al imperio nipón, incluyendo el 11 de diciembre en el lote a la Alemania nazi de Hitler y la Italia fascista de Mussolini, mientras el presidente Roosevelt calificaba el día del ataque como “una fecha que vivirá en la infamia”.

El final de la historia es bien conocido por todos: Littel Boy fue lanzada sobre Hiroshima el 6 de agosto de 1945 llevándose por delante a 140.000 japoneses. Fat Man cayó sobre Nagasaki tres días más tarde acabando con otros 80.000, provocando el día 15 la rendición incondicional de Japón, la conclusión de la guerra en el Pacífico y el consiguiente final de la Segunda Guerra Mundial.