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Etiqueta: Telefónica

UN RATO CON RATO

UN RATO CON RATO

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Menudo alboroto que la envidia española ha formado por el rato que pasó Rato hablando con su amigo supernumerario, obligándole a decir hoy en el Congreso de qué hablaron, sabiendo que no dirá nada como ya anticipó el Registrador ante las cámaras, antes de hacer un calvo a todos los ciudadanos, con guiño y sonrisa de conejo incluidos.

A mí también me gustaría hablar con Rato un buen rato, ya que hay pocas personas en el mundo que puedan informar mejor sobre la forma de hacerse millonario administrando dinero ajeno, ofreciendo humo envenenado sin despeinarse y con nariz de madera resistente a toda sierra moral que pretenda recortarla.

¿A quién no le gustaría hablar un rato con Rato para saber las verdaderas razones que condenaron a su padre a tres años de prisión?

¿Quién no querría hablar un rato con Rato para saber la forma de entrar y salir del FMI, sin que nadie sepa como entró y, sobre todo, cómo y por qué salió?

¿A qué preferentista no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo engañar tocando la campana en la Bolsa y brindando con champagne?

¿A qué cliente de Bankia no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo tener mágica tarjeta negra, conseguidora de lo imposible?

¿A qué empleado de Telefónica no le gustaría hablar un rato con Rato para saber cómo ser consejero americano con los bolsillos de la americana llenos de euros?

No seamos injustos con el Gran Gendarme dueño de la calle y dejémosle que hable el rato que quiera con Rato sobre epistemología, porque Rato este no es un ratero ….cualquiera, como bien saben los reptiles que se arrastran a su alrededor.

EL INCOMPRENDIDO URDANGARÍN

EL INCOMPRENDIDO URDANGARÍN

Las declaraciones hechas por el abogado del yernísimo, Pascual Vives, han producido un alboroto injustificado porque nadie ha comprendido las lógicas razones que han enojado al marido de la infanta Cristina de Borbón.

Al parecer el señor Urdangarín está indignado por lo que está sucediendo, y tiene sobrados argumentos para ello, aunque la cortedad mental de los ciudadanos les impida comprenderlo y se hayan irritado sin razones justificadas.

Igualmente, se ha  puesto en guardia  el colectivo de incultos “indignados” al descubrir un topo entre sus filas, pidiendo el linchamiento del duque, sin percibir que es uno de sus más prestigiosos militantes.

Torpes tertulianos de las ondas también se han añadido a la lista de encolerizados, llevando de la mano a lerdos columnistas periodísticos, mientras los políticos siguen confiando en la justicia, sin tirarse a la piscina.

Nadie comprende que el señor Urdangarín esté indignado porque su suegro haya borrado de las fotografías su atlético talle, sin permitirle exhibir sus abdominales, tan firmes y duros como su cara.

El yernísimo está indignado porque su cuñado le ha negado el saludo después de enseñarle a jugar al balonmano y adiestrarle en técnicas de supervivencia política cuando el suelo está resbaladizo por la mierda que uno mismo destila.

El duque consorte está indignado porque su esposa permanece en paradero desconocido sin dar la cara por él, pretendiendo hacer creer a los súbditos de su padre que ha compartido colchón con el indignado, pero no su opinión.

El consejero y presidente de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica para Latinoamérica y Estados Unidos está indignado porque teme que la empresa deje de pagarle el millón de euros anuales y el costoso alquiler del lujoso palacete colonial que habita en Washington.

El presidente del Instituto Nóos esta indignado porque le han pillado con las manos en la caja institucional que alimentamos todos los españoles, sin dejarle terminar la faena que había comenzado hace años.

El yernísimo esta indignado con las declaraciones de Spottorno porque él no es “más o menos tonto”, sino listillo, muy listillo, como están poniendo al descubierto los malvados medios de comunicación, verdaderos responsables de todas sus fechorías.

EL YERNÍSIMO, VIGILADO

EL YERNÍSIMO, VIGILADO

¿Qué habrá hecho el Iñaki para que un grupo de policías al mando del fiscal anticorrupción de Baleares hayan registrado la sede barcelonesa del Instituto Noos, inventado por el duque de Palma? ¿Qué tendrá detrás de la oreja el juez instructor del caso Palma Arena para ordenar semejante registro? ¿Cuál fue la actividad empresarial de mecenazgo realizada por el esposo de la infanta durante años? ¿Qué relación contractual mantuvo el deportista con ciertas instituciones públicas?

¡Ay, madre!, que como esto siga así, le va a tocar intervenir al suegro.

Al parecer, la promotora inmobiliaria de los duques facturó 116.000 euros al Instituto con motivo de unas jornadas turísticas, y el Noos recibió 2,3 millones de euros del Govern balear por unas conferencias que el emigrado a Washington justificó con gastos falsos. ¡Bien por el chico!

Sujeto listo el Urdangarín, aunque la antigua novia que dejó plantada a la mismísima puerta del altar piense lo contrario y sus compañeros de la Comisión de Asuntos Públicos de Telefónica para Latinoamérica y los Estados Unidos, se teman lo peor para su jefe más inmediato.

El día que los políticos descorran la cremallera y nos cuenten las travesuras que se organizan en palacio, antes, durante y después de las comidas. El día que los medios de comunicación tiren de la manta y los fieles cortesanos recuperen de la mudez transitoria que padecen, más de uno se va a arrepentir de haber aplaudido tanto al heredero de la dictadura.

Hijo político del Caudillo, que el generalísimo nos impuso en 1947 como rey a través de la Ley de Sucesión. Norma legal denunciada por el padre del monarca, heredero legítimo al trono, al verse de pronto descompuesto y sin corona

Monarca que asentó Franco, y monarquía que nos dejó atada, y bien atada, sin que nadie haya dicho esta boca es mía, ni los demócratas se hayan ocupado en desatar el último nudo que nos queda de la dictadura. Asignatura pendiente, que la historia no sabrá cómo explicar a los españoles del siglo XXIII.

TELEAFÓNICA

TELEAFÓNICA

TELEAFÓNICA

Al parecer, la multinacional Telefónica se está quedando afónica en la casa donde la parieron y amamantaron durante 80 años, desde aquel lejano 19 de abril de 1924 en que Directorio de Primo de Rivera la bautizara con el nombre de Compañía Telefónica Nacional de España, hasta 1999 en que fue privatizada por el Gobierno de turno, multinacionalizándose hasta llegar a ser en julio de 2010 la quinta compañía de telecomunicaciones del mundo.

Al parecer, esta empresa tuvo un beneficio neto de 10.167 millones de euros en 2010, representando un incremento del 30,8 % sobre los beneficios obtenidos en 2009, el mayor de las empresas españolas. Todo ello gracias especialmente a los brasileños, porque en España la rentabilidad estuvo por debajo de lo esperado, a causa de una crisis que tardará en tocar fondo. Es decir que en España se obtuvieron pingües beneficios, pero no los suficientes para saciar la voracidad de la empresa.

Al parecer, ésta prefiere centrarse en mercados que le ofrezcan mayor rentabilidad, y para mejorar su competitividad en España ha decidido enviar al paro en tres años a más de 6.000 empleados, es decir, al 20 % de sus 35.000 trabajadores, y a 250 directivos, el 6 % de los mismos. Mientras tanto, los 1.600 jefes restantes están dispuestos a repartirse en bonos 450 millones de euros, porque los millones que se llevaron en 2010 no les sirvieron ni para abrir boca.

Al parecer, los sabios economistas al servicio del dragón, opinan que pasar al infierno del paro es la mejor solución para los trabajadores, porque más vale un despido con indemnización y cobertura de paro, a una expulsión sin compensación ni derecho a desempleo. Por supuesto, y si además viene acompañada del embarazo del trabajador y un desarrollo anormal e incontrolado de células que destruyan sus tejidos orgánicos, entonces peor, claro. Pero como todo esto no parece probable, pues que se vayan al paro felices en su banal y fingida desdicha. ¡Hay que joderse!

¿Todo bien hasta aquí? Pues concluyamos. Permítanme pedirles que apaguen la luz del escritorio y enciendan una vela para seguir leyendo el final de esta página con la música del Dies Irae como fondo de nuestra conversación.

Ante situaciones de emergencia sólo caben respuestas excepcionales. Los opios deístas han de revelarse contra los opios capitalistas cuando las sirenas anuncian bombardeos sobre una tierra ya devastada con cinco millones de parados pegados al cristal de la ventana, viendo como festejan los mercantilistas con champagne el ascenso de sus cuentas corrientes con el sudor del de enfrente.

Ante un gobierno temeroso de intervenir dando un puñetazo en la mesa para decir basta a este capitalismo salvaje e insolidario que nos aplasta. Perdida ya la confianza en los sindicalistas de despacho que deambulan por las sedes sindicales liberados de la fábrica, la oficina, el aula, el comercio y el patrón. Con la Iglesia declinando su vocación liberadora a favor de veleidades lejanas del compromiso ético-profético que de ella se espera. Y con la indiferencia sometiendo la voluntad de rebeldía de los acomodados en la complaciente modorra de la indiferencia, no queda otro camino que llamar a la revolución armada de los indefensos, de los parados y de quienes mendigan en las alcantarillas los detritus de quienes despilfarran aquello que les daría a ellos la vida.