Navegando por
Etiqueta: social

DESOBEDIENCIA CIVIL

DESOBEDIENCIA CIVIL

images

Después de pasarme una vida predicando a los jóvenes la obediencia a las leyes, el cumplimiento de reglamentos, la subordinación a los mandatos y el acatamiento de normas, argumentando el valor cívico, moral, ético y social que sustentan las disposiciones legales, hoy rindo mi voluntad a la insumisión y desobediencia civil, como única salida para evitar que las ciudades se conviertan en morgues por donde caminemos sorteando los muertos provocados por decretos exterminadores.

Con indignación y dolor, leo en el periódico que se ha dejado morir de tuberculosis un joven de 28 años por no tener tarjeta sanitaria, tras ser rechazado en el hospital de Inca por celosos empleados cumplidores de órdenes inhumanas exigidas por Bauzá a través del conseller Sansaloni.

Igualmente, con incredulidad y estupor me llega la noticia de que otro joven valenciano de 23 años ha sufrido una reoperación quirúrgica para quitarle una prótesis  de rodilla que se le había implantado, al no poder pagar los 152 euros que costaba el postizo ortopédico que se le había insertado en la rodilla.

He visto policías reprimir con dureza inusitada manifestaciones de vecinos pidiendo trabajo, pan y justicia, arrastrando por el suelo a personas desahuciadas ante el llanto dolorido de sus hijos, cumpliendo órdenes de quienes juegan con nosotros al ahorcado, protegidos por esos mismos guardias cuando los ciudadanos que piden explicaciones a sus mandatos exterminadores.

No amenazamos los ciudadanos que predecimos la inevitable rebelión del pueblo ante la situación de flagrante injusticia que vive gran parte de la población, mientras una minoría mantiene sus privilegios, consiente la corrupción, participa de los beneficios y pide obediencia a unas leyes hechas a medida del poder político y financiero.

Hay poco margen de error en la predicción que una futura insumisión de sanitarios, jueces, profesores, funcionarios, policías y trabajadores, a leyes y mandatos que condenan a la miseria, pobreza, marginación y muerte a quienes no merecen tanto desprecio y abandono a un fatal destino, provocado por quienes no sienten las angustias, miedos y temores que sufren los desahuciados, hambrientos, parados y estafados.

PERROS Y COLLARES

PERROS Y COLLARES

Unknown

Heráclito afirmaba que el fundamento de todo está en la alteración perpetua y el cambio incesante, porque la transformación es continua, permitiéndonos resumir su teoría en la frase “nada es, todo cambia”, algo que muchos aplican a la historia humana para expresar cómo han cambiado las cosas a través del tiempo, especialmente en los últimos años de alteraciones vertiginosas.

Frente a esto, Parménides manifestaba su oposición al cambio, afirmando que lo esencial permanecía inmutable porque “sólo el ser es”, doctrina contrapuesta a la anterior que nos permite afirmar la inmutabilidad básica generacional, como principio fundamental que acepta cambios en la cáscara y la decoración del escaparate, conservando las esencias más puras de la inalterable condición humana.

Los que vemos la historia de la humanidad a través de los ojos de Parménides, contemplamos cambios preconizados por Heráclito sólo en aspectos intrascendentes y formales como son el vestido, los fármacos, las modas, el confort, la comunicación y el transporte, por citar algunos aspectos evolutivos, pero negamos cambios en cuestiones esenciales de la realidad social porque seguimos teniendo los mismos perros con distintos collares.

No os hagáis ilusión, amigos, porque nada esencial se ha modificado a lo largo de los siglos. El gobierno de los pueblos continúa siendo piramidal. La jefatura del Estado se mantiene hereditaria, como en las tribus primitivas. Los pícaros y estafadores proliferan como hongos en el otoño medieval. La corrupción y el despilfarro reproducen el expolio y dilapidación de los conquistadores, aristócratas y prestamistas. Los pobres y menesterosos continúan mendigando a las puertas de los ricos. La hambruna sigue diezmando la población. La explotación de los trabajadores emula el abuso a los siervos de  la gleba. Las mitras y capelos mantienen el poder y continúan dirigiendo las conciencias. Y el misterio de la vida y la fatalidad de la muerte siguen atormentando el destino humano como en la noche de los tiempos.

MENTIDERO SOCIAL

MENTIDERO SOCIAL

Decir la verdad y expresar libremente opiniones no siempre es posible, sobre todo si el juicio emitido o la actitud sostenida se aleja de lo que se espera de nosotros, establecido en los cánones de lo políticamente correcto.

En ocasiones, es el instinto de conservación quien obliga a decir algo que no se siente o a guardar silencio protector para evitar posibles daños directos, indirectos, colaterales y circunstanciales.

¿Quién se atreve, por ejemplo, a decirle al patrón lo que realmente piensa de él si esta opinión es negativa? ¿Cómo proponerle al jefe un deseo a sabiendas que va a molestar la sugerencia? ¿Alguien se atreve a censurar los argumentos del tribunal judicial o administrativo que ha de juzgarle, por estúpidas que sean las razones expuestas por sus miembros? ¿Qué periodista osa romper la línea ideológica del periódico que alimenta sus hijos, por muy lejano que esté su pensamiento de ella?

El peaje que exige defender convicciones propias en ciertos casos, por encima de toda componenda, aconseja que más vale callar o manifestar lo contrario a lo que se piensa para evitar salir magullado.

Tal vez por eso, alguien a mí cercano tuvo que pasar por el altar con su compañera e hija para contentar a los regidores del colegio religioso donde estaba contratado, evitando así murmuraciones, amenazas veladas y miradas aviesas.

Sabedora la ley ordinaria de la presión y discriminación ideológica que en este país ejercen determinados sectores y personas sobre quienes opinan lo contrario a sus preferencias, intenta proteger la libertad de expresión con mecanismos que amparen el anonimato de los sujetos en determinadas actuaciones de éstos.

Tan vez por eso, el voto electoral es secreto, con cabina opaca incluida. Tal vez por eso se ocultan algunos testigos judiciales tras la cortina. Tal vez por eso los tribunales de justicia rechazan los registros audiovisuales no autorizados. Tal vez por eso las cámaras ocultas hacen tanto daño a quienes las sufren. Tal vez por eso las grabaciones subrepticias tienen tan mala prensa.

La libertad que tanto cacareamos es hermana pobre de la mentira y el engaño en las sociedades democráticas. El miedo a lo que puede venirnos encima si expresamos libremente nuestros verdaderos pensamientos nos hace movernos tras las bambalinas en ciertas ocasiones para evitar represalias que puedan afectarnos a nosotros mismos o a quienes están al lado.

La estigmatización es un antiguo deporte nacional y el déficit democrático que padecemos no está en la ausencia de libertades, sino en la falta de respeto a otras ideas, opiniones, razas, sentimientos y creencias.