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VERANO DEL 42

VERANO DEL 42

primer-amor-300x225Requerido por la sed, el amor declina otro verano del cuarenta y dos desde las almenas marinas al contorno de las orquídeas y despliega su aroma sobre la almohada azul de los años juveniles, sin esperar a cambio más milagro que el advenimiento de la novedad primera requerida por el beso furtivo en los maizales.

Así pues, la entrega se hace irremediable en la mocedad de los pañuelos de satén, condecorada por dedos luminosos con la diadema que sostiene como rehén un racimo de nuevos sentimientos, llegados del misterioso país de la felicidad, cuando una caricia destila agitaciones anímicas y convulsiones del espíritu desconocidas hasta el día del nacimiento a la nueva vida que espera tras el guiño del amor.

Comienzan inesperadamente los deseos a trenzar fechas, nombres y proyectos, en melenas por peinar, y los corazones viven la abundancia de la aurora en los trigales, sin prevenir el advenimiento de lo inesperado tras el encuentro casual con la mitad de vida que faltaba por encontrar entre los sueños perdidos de la infancia.

Por fin, la margarita descubre a la inocencia el secreto que guarda entre sus párpados, y responde a los interrogantes con un poco de viento, antes que el azahar disipe temores verdecidos en con estanques de lágrimas felices con pétalos de flores inexistentes hasta producirse el milagro de la intromisión en el santuario, consagrando el futuro al siempre incierto extramuros del encuentro.

Es entonces cuando el jazmín retiene en su cáliz la savia que derramó la manzana al desflorarse, en espera de ser convocada por el silencio para prestar a los labios dos palabras, mientras el velo del misterio descubre en las miradas el bienestar de los cuerpos habitados en mutua pertenencia.

TANQUE, NO DE AGUA SINO DE MUERTE

TANQUE, NO DE AGUA SINO DE MUERTE

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La imaginación británica llevó a los ingleses a inventar un artilugio del infierno forrado de hierro, que se desplazaba lentamente sobre unas cadenas metálicas a tres kilómetros por hora, pero con fuerza para llevarse por delante árboles, paredes y trincheras como si fueran de cartón, provisto de unos pequeños ventanucos por donde salían certeros disparos contra las tropas enemigas durante la sangrienta batalla del río Somme, en la Primera Barbarie Mundial, para romper las líneas defensivas alemanas.

Es fácil imaginar la cara de asombro de los militares alemanes cuando vieron acercarse aquellos invencibles monstruos de acero hacia ellos por primera vez el 15 de septiembre de 1916 en Flers-Courcelette, como gigantes que aplastaban a manotazo limpio las alambradas de espino y los cráteres de impacto del campo de batalla, sin que los soldados fueran capaces de responder a la furia de aquel caballo metálico que pateaba sus asentamientos dándoles mortales coces y protegiendo a la infantería que iba con ellos.

Parapetados en su interior iban soldados británicos ensordecidos por el rugido de aquel engendro arrollador, protegidos por la coraza de hierro blindado donde rebotaban las balas de los máuseres, se mellaban las bayonetas caladas, quedaban aplastados los proyectiles Luger, se afogonaban los lanzallamas y eran rechazadas las ráfagas de metralleta.

La construcción de arma tan letal fue alto secreto para los obreros que soldaban las piezas, hasta el punto de creer que estaban fabricando “tanques” móviles para que los soldados británicos pudieran transportar el agua de un sitio para otro en el macabro teatro de operaciones donde se jugaban la vida, quedando así bautizado el artilugio con ese nombre para siempre.

VISITA DE LA VIRGEN

VISITA DE LA VIRGEN

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Cuenta la tradición y canta la canción que “el 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”, una pedanía portuguesa que adquirió fama universal en 1917 cuando la Madre de Dios se posó en carne mortal sobre una encina, para asombro de los creyentes católicos, capitaneados por Francisco, Lucía y Jacinta, tres pastorcitos que cuidaban solitarios un rebaño.

El hecho de que tal aparición mariana se produjera en Fátima, induce a pensar que la Virgen realizó un intento pacífico de nueva cruzada católica contra la toponimia infiel, pues la villa fue bautizada con ese nombre en recuerdo a la antigua ocupación de los árabes, ya que Fátima fue la hija preferida de Mahoma.

Consiguió María con su presencia promover el desarrollo de la localidad hasta la categoría de ciudad que le fue otorgado el 12 de junio de 1997 por las autoridades portuguesas, antes de revelarse el intrigante y enigmático tercer secreto revelado por la Virgen, que Lucía guardaba encofrado en su hábito carmelitano.

La primera revelación vaticinaba la muerte prematura de los hermanos Jacinta y Francisco, primos de Lucía. La segunda se refería «a la visión aterradora del infierno», que se interpretó como el final de la Primera Guerra Mundial, el estallido de la Segunda, la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

El tercer secreto trajo a todos de cabeza hasta que fue revelado con motivo del viaje realizado por Juan Pablo II a Fátima, el 13 de mayo de 2000, para beatificar a Jacinta y Francisco, porque los tiempos ya “estaban maduros”, en palabras del pontífice. Ante 700.000 personas, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, hizo público que tal misterio se refería a la lucha del comunismo contra la Iglesia y al inmenso sufrimiento que habían padecido las víctimas católicas a lo largo del siglo XX.

Aclarado todo, Lucía murió tranquila, Juan Pablo II quedó satisfecho y el pueblo de Dios fidelizado, mientras el cardenal Joseph Ratzinger precisaba que era un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe, excluyendo revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o el futuro de la historia. ¡Uf, menos, mal!