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FELIPE VI

FELIPE VI

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Hoy cumple 46 años el hijo de los inmigrantes Juan Carlos y Sofía, nacidos respectivamente en Roma y Atenas, nacionalizados españoles y casualmente reyes del país de acogida, donde su único hijo varón exhibe, sin esfuerzo alguno, los títulos de Príncipe de Asturias, Gerona y Viana, el Ducado de Montblanc, el Condado de Cervera y el Señorío e Balaguer, con aspiraciones a reinar en España como Felipe VI.

Don Felipe Juan Pablo Alfonso de Todos los Santos de Borbón y Grecia, fue mal estudiante en su juventud, impuntual en las citas, pasota social y ligón aplaudido por una corte de hijos de papá y herederos de grandes fortunas, que pusieron en sus brazos damas hermosas y plebeyas para sofocar sus calenturas juveniles, con gran mosqueo de sus padres al ver que su chico perdía la cabeza por Isabel Sartorius, Gigi Howard, Yasmin Gahuri, Gabriela Sebastián, Viviana Corcuera, Alicia Krezjlova, Eva Sannum y Letizia Ortiz, entre sus amantes más destacadas, como prueba de su auténtico pedigrí borbónico.

No sabemos si su matrimonio morganático, por la “mano izquierda”, con una periodista será obstáculo para su reinado, porque anda por ahí la princesa María de Borbón Dos Sicilias, hija del Infante don Carlos, duque de Calabria, casada con el archiduque de Austria, dando la lata con la herencia, junto a su hijo Juan Habsburgo y Borbón.

Además, en el pueblo está moviéndose una preocupante marea violeta sustituyendo al rojo en la bandera, provocada por la opacidad de palacio, las cuentas millonarias, los trompazos botsuanos, las escapadas nocturnas, las amistades peligrosas, las matanzas de animales y la pareja de yernos elegidos por las niñas. Uno de ellos, con lo suyo, que ya tiene bastante. Y el otro, incluida la consorte, con lo de los demás.

Si en España reinará Felipe VI o saldrá camino del exilio como su bisabuelo, es algo que está por dirimir, aunque todo apunta a la coronación del heredero y la periodista, ya que el pueblo español todavía no está maduro y necesita la protección, moderación y arbitraje de la corona, según argumentan los monárquicos.