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Etiqueta: Rodrigo Rato

INCOMPETENCIA Y CINISMO DE LA PRIVATIZACIÓN

INCOMPETENCIA Y CINISMO DE LA PRIVATIZACIÓN

Unknown

Los dirigentes políticos han justificado la privatización de nuestras empresas diciendo que buscaban liquidez en las arcas públicas para solventar el déficit, cuando la realidad apunta en otra dirección, ya que carecería de sentido vender un negocio que estuviera dando pingües beneficios a su propietario.

Los verdaderos argumentos de la venta han sido la incompetencia y el cinismo de los mandatarios elegidos para gobernarnos, que han malvendido nuestros negocios por la baja rentabilidad y balances negativos de los mismos, asegurando que en manos privadas iban a prosperar y dar mayores beneficios de los proporcionados por su gestión.

Es evidente, pues, que el problema no estaba en las empresas, sino en los gestores de las mismas, puestos en las cabeceras de dichos negocios por los ciudadanos a través de las urnas con evidente falta de acierto, porque hemos estado dejando el patrimonio común en manos de gestores de diferente colorido, con probada incompetencia para ello.

Reconocer esto desconsuela, indigna, frustra y decepciona, aún más, si añadimos que los mandamases han utilizado la democracia a su antojo, haciendo de ella una meretriz cuyos servicios hemos pagado los ciudadanos con nuestros votos, utilizados cínicamente por ellos en su propio beneficio.

Desde que se aprobó el 28 de junio de 1996 el Programa de Modernización del Sector Público Empresarial, el SEPI ha eliminado del ámbito público más de 50 empresas que pertenecían al pueblo, entre las que se cuentan: Gas Natural, Telefónica, Tabacalera, Endesa, Repsol, Argentaria, Red Eléctrica, Aceralia, Iberia, Aldeasa, Enagas, Santa Bárbara, Transmediterránea etc.

Y curiosamente, han pasado a gestionar las empresas vendidas, los mismos que las vendieron, encontrándonos a José María Aznar, Martín Villa, Luis de Guindos, Pío Cabanillas y Elena Salgado en Endesa; a Felipe González en Gas Natural; a Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana en Telefónica; a Miguel Boyer, Ángeles Amador, Ángel Acebes y José Folgado en Red Eléctrica; Luis Carlos Croissier en Repsol; etc.

Todos ellos, con sueldos millonarios, status privilegiado y mucho poder en la sombra, que no sabiendo gestionar empresas públicas han pasado a directores, asesores y consejeros de las mismas empresas, una vez privatizadas.

RATEROS RATO S.L.

RATEROS RATO S.L.

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La valentía ejemplar exhibida por el magistrado Andreu puede jugarle una mala pasada si se despista en su pretensión de sentar en el banquillo a una persona tan honrada como don Rodrigo Rato, si hacemos caso al sabio refranero español  cuando nos advierte que “quien a los suyos se parece, honra merece”, y Rato se parece mucho, pero que mucho, a los suyos, es decir, a los rateros que le precedieron en la dinastía que él ahora encabeza.

Si parecerse a padre, hermano y tío es garantía de honradez, Rato es muy honrado,  porque es difícil encontrar mayor aval de esa virtud que el mostrado por Rodrigo en la imitación de los gloriosos y honestos comportamientos de sus familiares más cercanos. Por eso el juez don Fernando debe andarse con cuidado en sus actuaciones, pues en el Auto llama a declarar como imputado a una persona muy honrada, según el refranero.

Sí, porque el millonario padre-patrón de Rato, es decir, Ramón, fue condenado en 1967 por el Juzgado Especial de Delitos Monetarios, a tres años de cárcel en Carabanchel y dos multas de 176 millones de pesetas por evadir dinero y quebrar dos bancos. ¡Qué perla de hombre!  Y después, su hermano Ramón y su tío Faustino también fueron condenados a dos años de prisión y 44 millones de pesetas de multa. ¡De casta le viene al galgo!

A nadie extraña el empeño social en desacreditar al ratero que en tiempos de bonanza económica mundial estuvo al frente de los euros públicos. Muchos  recuerdan su salida por la puerta de atrás del FMI. Y todos condenamos su gran mentira con las cuentas de la “primera banca española”, mientras tocaba la campanilla en la Bolsa.

Pobre hombre y pobres aplauseros populares que ahora se esconden fingiendo no conocer al falso hombre milagro, mito de cartón en época de prosperidad.

Del tío-abuelo, la criada-monja, la hija robada y otras pequeñas cosas, ya hablaremos porque tenemos saga de Rodrigo para rato.