Navegando por
Etiqueta: resaca electoral

RESACA ELECTORAL

RESACA ELECTORAL

Acabo de hablar con un abogado amigo, sensato, prudente e ilustrado, cuyo voto tenía que valer dos votos, acordando ambos en calificar los resultados electorales como decepcionantes, no por el incuestionable valor numérico de los mismos sino por razones que merecen un tratado imposible de compendiar en esta página.

Dichos resultados anuncian que la gaviota ha sobrevolado por encima de la rosa a más de dos millones de votos de altura, llevando en un ala cuatro mil quinientas plumas de concejales más que pétalos ha desgranado la flor, y en el ala derecha un bote de pintura para decorar de azul comunidades tradicionalmente floridas como Castilla la Mancha y Extremadura.

Pero estos no son los únicos resultados electorales, hay otros diez que, como los mandamientos se encierran en los dos ya citados.

  1. Muerte anunciada. Echamos de menos la pluma de Gabo para que nos relate con sabiduría literaria y acertado olfato político la crónica de esta muerte anunciada, provocada por muchas causas que vienen encabezadas por la crisis económica, pero seguida de razones contundentes que nunca se harán públicas porque en política no cabe reconocer errores propios, aunque en el caso de los socialistas hayan sido múltiples y consistentes, a lo largo de años en el poder. Incluso en vísperas del éxito tuvo resbalones su líder muy aplaudidos entre los militantes de un partido que hoy permanece en silencio sin atreverse a declarar su parte de culpa en el desencanto de muchos votantes de izquierda.
  2. Abstención. No ha sido el Partido Popular la organización más votada, sino la agrupación política formada por los militantes de la abstención, aunque esto no haya sido tenido en cuenta por los líderes políticos en sus primeras declaraciones, ni sea previsible que lo hagan, porque ni ellos ni ciertos analistas políticos están dispuestos a meterse en el confesonario para reflexionar sobre el hecho de que 12 millones de ciudadanos no hayan acudido a las urnas, amparándose en que la validez de esa categoría de votos sólo hay que concedérsela a las papeletas en blanco.
  3. Derrota socialista. No está claro que haya ganado las elecciones el Partido Popular, según han proclamado a los cuatro vientos con megáfonos de alta potencia algunas bocas propias y extrañas. Es el partido socialista quien ha perdido las elecciones, que es bien distinto, como sucedió en 1982 a la derecha y en 1996 a la izquierda.
  4. Zapaterismo. Se consolida el hastío de los ciudadanos con la izquierda regentada por Zapatero, y toma cuerpo la decepción de muchos votantes con una situación calificada de insostenible, a la que el partido socialista no prestó atención hasta última hora, tomando medidas cuando el globo ya había estallado. Y es que no siempre los afectos incondicionales van acompañados de aciertos, ni el silencio es irresponsable, ni el aplauso inmerecido el mejor camino del éxito, ni la complicidad ajena al fracaso.
  5. El 15-M. Es difícil cuantificar la incidencia del movimiento 15-M en los resultados electorales, pero está clara la rebeldía ciudadana contra los banqueros y especuladores, aunque no haya podido demostrarse su repulsa a politiqueros, corruptos y encausados, sino todo lo contrario, como se ha podido comprobar. Pero, ojo, que no se confíen demasiado los vencedores porque el malestar va en serio, y a nadie extrañaría que quienes no tienen nada que perder estén dispuestos a perderlo todo, y quienes tienen ahora todo, se queden con lo necesario.
  6. Elecciones anticipadas. Da buen olor que Rajoy no pidiera anoche con su habitual contundencia un anticipo de las elecciones. Golpe de inteligencia, impropio de quien lleva meses haciendo lo contrario. Pero llegará esta exigencia, porque el partido socialista tiene difícil la papeleta de gobernar tras lo sucedido ayer, y los populares se mantendrán al acecho. Han sido unas elecciones municipales, no generales, pero el 12 de abril de 1931 sucedió algo parecido y el rey zarpó hacia Marsella en un buque de la armada española.
  7. Rajoy, líder. A partir de hoy los populares cerrarán el debate abierto sobre el liderazgo de Rajoy y los socialista iniciarán una travesía por el desierto en busca de un líder nacional que bendiga a los nuevos mandatarios locales, aunque esto sea difícil de conseguir, porque los análisis de la situación no pasan por reconocer los sucesivos errores cometidos por sus actuales mandamases provincianos, ni por el abandono de los cargos, aunque en algunas provincias lleven perdidas más de quince elecciones consecutivas. Catarsis imposible, renovación utópica y renuncias impensables, porque la afición por los placenteros sillones de masaje político es el único punto en común de todos los dirigentes, sean del color que sean.
  8. Previsible victoria. Cabe esperar que la grieta entre los dos partidos disminuya por el bien de todos, aunque se mantengan las diferencias ideológicas y estratégicas de cada cual. Previsiblemente, los populares ganarán las próximas elecciones generales, pero que no se hagan ilusiones porque el desgaste será inmediato, como van a comprobar en los ayuntamiento y comunidades donde a partir de ahora tienen que defender sus proyectos, en tiempos donde la bonanza económica se han tornado en recesión y la sonrisa del bienestar en lágrimas de parados.
  9. Subjetividad. La objetividad de muchos creadores de opinión ha brillado por su ausencia, como era de esperar. Los que conforman las plumas de gaviota han volado con ella a espacios oníricos alejados de la realidad y quienes aromatizan con incienso los pétalos de rosa han tratado de cambiarle el agua en los floreros. Ambos grupos cabalgan a lomos de sus propios deseos sin bajarse de la nube ni percibir la realidad de los ciudadanos que pisan la calle rechazando la falsa virtualidad de sus discursos.
  10. Futuro. Los ciudadanos han votado al partido de su devoción, subidos a la peana del olvido, sin reparar en el significado de los casos de corrupción, en el alcance del daño que han hecho a Instituciones públicas determinadas declaraciones y actitudes, en el peligro de indultar pecados políticamente mortales, en la complicidad del silencio con los especuladores sin escrúpulos, y en promover la opinión de quien afirma sin pestañear que ¡la corrupción es consustancial a las Instituciones públicas! A los votantes parece no haberles afectado la mierda que hay bajo las alfombras de los despachos oficiales. Pero es más grave que no se vea en el horizonte una fuerza política regeneradora, porque los esfuerzos 15-M no han dado los resultados apetecidos, aunque se mantenga el desencanto y la frustración entre los indignados, conscientes que lo más grave de la corrupción política es perder la conciencia de lo que representa. El instinto de supervivencia impide a ganadores y perdedores hablar de listas electorales verdaderamente abiertas para terminar con la partitocracia, lo cual obliga a pensar en que todo seguirá igual. Es decir, más de lo mismo durante más tiempo, porque a partir de hoy la preocupación de la izquierda será mantener el poder en las próximas elecciones generales, y el propósito de la derecha, quitárselo.