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Etiqueta: púlpitos

PESADILLA

PESADILLA

Apagaba dolorido la televisión al tiempo que el cielo picoteaba su bóveda para mostrarnos las estrellas, y la tijera del ocaso recortaba un círculo en la negra cartulina celeste dando paso a una opaca luna sin esperanza, ni brillo, ni plata, ni suspiro que pudiera aliviar la imagen de la pantalla que llevaba en la retina cuando recosté la cabeza en la almohada y puse a trasnochar el sueño, vigilante en el silencio acompasado de improvisados latidos entre las sábanas.

El recuerdo de lo visto no ayudaba al encuentro con Morfeo, cuando pude, al fin, entregarme a la transitoria desaparición diaria en dulce inconsciencia de duermevela, con el desesperanzador abatimiento de compartir con mis vecinos un país almonedado y aturdido por el desconcierto de ciudadanos que nada comprenden de quienes rigen su destino en el mercado político, sabiendo que no van a ser echados de los sillones a cinturazos.

Horas después, al abrirse la madrugada de este domingo, no me ha sucedido como al poeta, incapaz de recordar el sueño de medianoche, pues sufro la pesadilla de vivir en un país alejado de la realidad deseada por quienes lo habitamos, con reventones de bilis sobre las portadas de los periódicos y pantallas televisivas que nos zarandean el alma, mientras un escalofrío recorre nuestras espinas dorsales sin advertencia previa.

No puede ser cierto, me dije, sin certeza alguna. Pellizqué el brazo, sacudí la cabeza, di palmetazos en el rostro y me eché un jarro de agua helada por la cabeza para cerciorarme que estaba despierto, sin conseguirlo, pues la pesadilla era más fuerte que la negativa a consentirla.

Tal vez por eso anda en mi delirio revuelta la arcilla y las corbatas son lazos de horca que suspenden a los reos de los árboles donde los buitres esperan impacientes la aniquilación de los culpables, sin posible redención en los púlpitos ni perdón en las pilas bautismales regadas con sangre inocente y harta de sacrificios inmerecidos en altares donde las pancartas son blanqueadas por leyes artificiales dictadas por los ejecutados en mi pesadilla.

ALICE DEL FERRY DUNKS

ALICE DEL FERRY DUNKS

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ESCLAVA

La memoria colectiva apenas recuerda la historia de una esclava que fue testigo excepcional de tres siglos, pues vino al mundo en 1686 y se mantuvo en él hasta 1802, soportando con tenacidad 116 años de vida dura, desde que el barco de esclavos procedente de Barbados donde viajaba, atracó en el puerto de Filadelfia.

Alice del Ferry Dunks fue la mejor conocedora de la vida estadounidense del siglo XVIII, viendo pasar por delante de ella todos los protagonistas de la centena: presidentes, militares, políticos, banqueros, emigrantes y trabajadores, informando luego a los historiadores para que estos dieran a conocer las transformaciones de Filadelfia a lo largo del citado siglo.

Esta sabia mujer no sabía leer ni escribir, identificaba los números con dificultad, desconocía las normas convencionales de cortesía social, detestaba la legalización de la hipocresía que reinaba en tribunas, púlpitos y escenarios sociales, manteniendo una lucha tenaz contra la esclavitud que sufrió durante toda su vida, ayudando a fugarse de la opresión a numerosos siervos de patronos.

A los noventa y dos años quedó ciega, recuperando la visión de forma inexplicable dos años después, atribuyendo el milagro a una intervención divina, porque Dios no le podía fallar, según declaró cuando regresaron los colores a su retina.

Alice pasó largos años de su vida al servicio de un solo dueño, trabajando en su ferry con la misión de llevar pasajeros blancos de una orilla a otra  del río Delaware, pero cuando alguno de ellos se burlaba de esta vieja que los trasladaba, ella los abandonaba en la orilla opuesta, sin atender a los gritos que la llamaban porque la que fue ciega, se volvía sorda ante las burlas.