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CARTA A LOS SANITARIOS

CARTA A LOS SANITARIOS

Mis queridos, respetados y admirados sanitarios:

Sea esta carta una palmada más que se une al aplauso que ayer os dieron muchos españoles a las diez de la noche, para agradeceros los esfuerzos, sacrificios y renuncias personales que estáis haciendo por nosotros en esta pandemia que nos asedia, con desprecio a vuestra propia salud, pues muchos de vosotros acabaréis contaminados por el coronavirus, en la generosa lucha que mantenéis por evitar consecuencias fatales para nosotros.

Somos conscientes que los políticos no van a salvarnos de la fibrosis pulmonar, ni las rogativas a lejanos dioses van ha realizar milagro alguno, pues serán vuestra profesionalidad y trabajo los salvadores de nuestro mal, si el microscópico agente infeccioso formado por ácido nucleico rodeado de proteínas, decide instalarse en nuestras células pulmonares para reproducirse en ellas.

En este agradecimientos estáis incluidos todos los sanitarios de hospitales y centros de salud, sin distinción de sexo ni competencias concretas en cada servicio, porque juntos marcháis guiados por vuestra incondicional entrega a un oficio solo apto para personas de vuestra condición moral y profesional.

Sabemos que estos días podemos acabar en vuestras manos y confiamos plenamente en ellas, porque sois ejemplo de la fortaleza y preparación científica, que os capacita para hacer que ruede por el suelo el buitre negro de la pandemia que vuela sobre nuestras cabezas, porque en ello ya estabais antes de que los dormidos despertaran.

No os conocemos personalmente, ni nos importa, pero sabemos que estáis las veinticinco horas del día pendientes de nosotros, por si un golpe de fiebre nos limita y los pulmones se niegan a realizar las aspiraciones necesarias para vivir, impedidos por un maldito Covid-19 que a todos amenaza.

Pase lo que pase, estaréis esperándonos a la puerta de los centros sanitarios para ayudarnos a sobrevivir, sin recibir a cambio el reconocimiento que merecéis por parte de la madrastra que pretende compensaros con euros una labor que merece el espaldarazo institucional que no os llegara nunca, porque las elogiosas palabras que os dedican son desmentidas por el comportamiento que la Administración tiene con vosotros.

Todos los que os admiramos y respetamos, queremos daros las gracias por vuestros desvelos; por las horas interminables que nos estáis dedicando; por la valentía de poner en riesgo vuestras vidas para salvar la nuestra; por vuestro altruista cumplimiento del Juramento Hipocrático; por la sabiduría que atesoráis; por la generosidad de vuestra alma y la empatía que mantenéis con los enfermos que el virus pone en vuestras manos.

Gracias por vuestra comprensión con quienes no os comprenden; gracias por vuestra ayuda a quienes os critican; gracias por vuestro respeto a quienes no os respetan; por vuestra paciencia con los impacientes; gracias por la dignidad con que ejercéis el sagrado oficio de salvar vidas; gracias por compartir nuestro dolor; y, sobre todo, gracias por todas las gratitudes que tenemos pendientes con vosotros.

INSECTOS CONTRA EL HAMBRE

INSECTOS CONTRA EL HAMBRE

Unknown

Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los humanos que pasan hambre en el tercer mundo pueden aliviar la desnutrición comiendo insectos de todo tipo, con el mismo placer que los habitantes del primer mundo devoramos centollos, ostras vivas y percebes.

Aconseja esto la FAO a los insectívoros humanos porque en el año 2030 no podrán alimentarse los 9.000 millones de personas que habrá en la Tierra junto a otros tantos animales, dado que la agricultura no permitirá su expansión, se vaciará la despensa marina y el agua potable será un bien muy escaso.

Los argumentos empleados por José Graziano da Silva y sus muchachos para sugerir el consumo de esos animalitos, es que los insectos tienen tantas proteínas como la carne, abundan en la naturaleza y es barata la producción. Además, su gran valor nutritivo y elevado contenido en grasas, vitaminas, fibras y minerales, los capacita para elaborar piensos.

Pregonadas las virtudes de la ingesta de insectos para mitigar la hambruna en el mundo, nos falta saber si la autora del informe que recomienda comer esos bichos se alimenta de ellos y comparte mantel con los dos millones de personas hambrientas en Asia y África que consumen 1.900 especies de insectos para engañar el estómago.

Nos hubiera gustado más que Eva Muller denunciara los millones de toneladas de alimentos que van diariamente a los estercoleros en el primer mundo. Nos gustaría que la FAO disparara sus misiles contra el gasto mundial en armamento para matarnos entre nosotros, porque si esos miles de millones de dólares se emplearan en alimentos, todos los terrícolas comeríamos platos calientes cada día. Nos gustaría abolir la explotación del tercer mundo, el abuso y la esquilmación de su riqueza natural.

Mientras esto llega, sugerimos al restaurante romano de la Viale delle Terme di Caracalla, donde comen a diario los miembros de la FAO, que sustituya la actual carta de menús por otra a base de escarabajos crujientes en lecho fluido de orugas de ciénaga, chinches de jergón salteados con patas caramelizadas de tarántula, foie micuit de cigarras salvajes con quenelle de piojos y sabroso deep de cochinillas con cuerpos de libélulas salpicados de moscas de corral.