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Etiqueta: patrioteros

GUERRAS

GUERRAS

Sin dinero, patrias, dioses, héroes, condecoraciones y marchas militares, no habría guerras ni matanzas, pues cualquiera de estos elementos es capaz de llevar al matadero a miles de ciudadanos en su nombre, no pudiendo evitarlo la sinrazón de los seres racionales, ni las inhumanas leyes que contribuyen a ello.

Podemos eliminar la música militar que no pudo levantar a Georges Brassens. También es fácil suprimir las condecoraciones que lucen en el pecho los matarifes y desterrar a los héroes borrando las listas de sus heroicidades. Incluso podríamos extraditar el dinero implantado de nuevo el comercio de trueque de las sociedades primitivas. Pero no podremos acabar con patrias y dioses, porque patrioteros y fundamentalistas religiosos nos lo impiden con el cetme en una mano y libros sagrados en la otra.

Sucede que la inmoralidad se hermana con la mortalidad para hacer de la vida una quimera inalcanzable en los campos de batalla, donde la locura colectiva cierra el paso a la razón, haciendo racionales a los seres vivos irracionales.

Cuando el odio nubla la razón y la codicia pervierte el sentimiento, viene la soberbia a enturbiar la retina que ve en el objetivo del arma un ser humano a través del visor, antes que los gatillos enloquezcan en trepidar funesto y una mano negra apriete el botón del exterminio.

Las guerras ordenadas desde los despachos blindados son pretextos que ocultan intereses espurios tras inexistentes razones que buscan hacer patrimonio propio con los bienes ajenos, expropiando a los débiles aquello que les pertenece.

Las guerras son nubes de humo coloreado de rojo por la sangre vertida sin justificación alguna, aunque los matarifes hablen de guerras pacíficas, inevitables exterminios y daños colaterales, para explicar la muerte de seres humanos, porque lo más parecido a una guerra perdida, lo más triste, es una guerra ganada.

PATRIOLOGÍA

PATRIOLOGÍA

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La patriología es a la patria, lo mismo que la teología es a Dios, siendo los patriólogos homólogos a los teólogos dedicados a profesar la teología, mientras los patriólogos se ocupan de estudiar la patria, con un patriotismo que les hace ser más patrioteros que patriotas.

De esta manera, la patriología se conforma en pseudociencia con estructura fragmentada, transformando la patria común en cortijo caciquil propiedad de poderosos patriólogos unidos por vínculos jurídicos, históricos y afectivos, que se han apropiado por usurpación de las diferentes áreas patriológicas.

Así, tenemos la patriología ascética que trata de la unión de los patrioteros con la nación, analizando los vínculos entre ambos y el camino a seguir por los primeros para llevar una placentera vida contemplativa a costa del sudor ajeno.

La patrilogía de la liberación analiza el movimiento ideológico que intenta pervertir las leyes, dándoles un enfoque social, religioso, legal y político, influido por doctrinas emancipadoras de la clase dominante.

La patrilogía dogmática estudia los atributos y condiciones de la patria a la luz de principios revelados por dioses supremos, instalados en poltronas celestiales por quienes se benefician de sus revelaciones divinas.

La patriología mística se refiere a la perfección de la vida nacional en las relaciones más íntimas y profundas que tiene la humana inteligencia con la deidad patrocinada por los autoproclamados profesionales de la virtud.

La patriología moral trata de las aplicaciones utilitaristas de los principios patriológicos básicos en las relaciones sociales y la utilidad derivada de su ejercicio en las diferentes actuaciones ciudadanas.

La patriología natural estudia la patria, sus atributos, perfecciones y carencias a la luz de principios impuestos por razones de dominio, con independencia de las verdades reveladas por la historia humana.

DEFRAUDADORES, A LA PALESTRA

DEFRAUDADORES, A LA PALESTRA

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Necesitamos ver en pasquines las fotos de todos los patrioteros que ondean banderas vitoreando a España, mientras esquilman las arcas públicas. Queremos ver los carteles electorales subtitulados con los nombres de los evasores fiscales que pretenden representarnos. Es preciso saber qué puesto ocupa cada cual en el ranking de fraude a la Hacienda pública. Deseamos conocer los nombres de millonarios defraudadores que se aprovechan de los servicios públicos que pagamos los demás.

Todo eso quisiéramos saber, pero nuestro deseo jamás se verá cumplido, porque quien debe hacerlo guarda las fotos de los tramposos en los tres pisos que tiene en Madrid, mientras cobra del erario público 1.823,86 € mensuales por dietas y alojamiento en la capital del reino. Uno más.

Es el riesgo que se corre al poner un zorro a guardar gallinas, un fabricante de bombas racimo al frente del Ministerio de la Guerra, una religiosa a gestionar el empleo, un sociólogo a organizar la enseñanza, un responsable de la crisis de Lehman Brothers y las “subprime” al frente de la economía, una licenciada en Políticas de dudosa salud moral a gestionar la sanidad pública; una licenciada en medicina a poner parches Sor Virginia en las infraestructuras; o un sonriente cambileño a soltar carcajadas y gracietas con el dinero común.

EN ESPERA DE LO INEVITABLE

EN ESPERA DE LO INEVITABLE

La incautación que el capitalismo neoliberal está haciendo de nuestros derechos y propiedades, nos obliga a recordar que pertenecemos a una sociedad donde la igualdad de oportunidades, el reparto equitativo de la riqueza, la justicia social y los derechos constitucionales deberían ser los cuatro puntos cardinales que limitaran nuestra existencia comunitaria.

Pero el torpedo que ha lanzado la especulación financiera a la línea de flotación social, los cañonazos de la usura contra la pobreza, el egotismo político en las tribunas sociales, la codicia de politiqueros en las poltronas y la inoperancia de la justicia en los tribunales, ha llevado el tonelaje de esperanzas que habíamos acumulado durante años a la fosa oceánica de la resignación, la sumisión y el silencio.

Los conservadores… de lo ajeno; los amigos del orden establecido, por ellos; los patriotas de su patrimonio; los demagogos patrioteros; y los depredadores de bienes ajenos, se preguntan espantados dónde queremos llegar, sin darse cuenta que sólo ha empezado a caminar hacia ellos el grupo de vanguardia que ocupa la primera línea de fuego.

El resto miramos el porvenir con inquieta emoción y sangre enardecida porque no estamos dispuestos a legar a nuestros hijos un país herido de muerte y en estado de coma por la ambición de unos pocos, el olvido de los capelos, la corrupción institucional, el abandono sindicalisto y la incapacidad de los políticos que reclaman orden sembrando desorden y exigiendo el cumplimiento de órdenes en colisión con los derechos constitucionales y la conciencia colectiva, mientras recrean el paladar bancario con manjares inmerecidos.