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VIAJERO EN SOTO DEL REAL

VIAJERO EN SOTO DEL REAL

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Patriotero ejemplar, es decir, ejemplo de patrioterismo es el mostrado públicamente y sin vergüenza por el antiguo piloto empresarial de Air Comet, viajero mayor de Marsans y salvador de España por la gracia de la CEOE, que pidió a los trabajadores en 2010 “trabajar más y ganar manos”, asegurando que los empresarios como él sacarían al país de la crisis. ¡Dios mío, Gerardo, qué exceso!

Este arrapiñador de tomo y lomo, sufre ahora merecidas pesadillas en el jergón que le han instalado en Soto del Real, por blanquear capitales y alzar bienes, es decir, por esconder dinero y patrimonio para no pagar a los deudores la nadería de 417 millones de euros, a pesar de que en 2010 Hacienda devolvió a este defraudador 2.052 euros, porque ocultó los 100.000 € que recibía mensualmente, timando como vulgar trilero a los españoles que pagamos impuestos hasta el último céntimo de peseta.

En este momento, se encuentra a la espera de ser contratado por el césar de Telefónica, señor Alierta, para incorporarlo al G.E.M., Grupo Estafadores de Movistar, donde se encuentra agremiado desde hace “rato” el “yernísimo”, a la espera del señor “de la rosa”, para llevarse el “botín” que guarda el “conde” con fuerte “correa”, en el “camps” de sport que el lotero Fabra ha instalado en el aeropuerto del abuelo, junto a los innumerables embutidos que cuelgan enviados por la Junta de Andalucía, todos ellos patrioteros de tres al cuarto, porque no pasan de ser vulgares trapicheros.

PATRIOTAS Y PATRIOTEROS

PATRIOTAS Y PATRIOTEROS

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El penoso manoseo que están haciendo con el patriotismo los patrioteros sin escrúpulos, presentándose ante nosotros como lo que no son y pervirtiendo la dignidad del sentimiento patriótico, me invita a decir que patriota es el ciudadano que demuestra amor a la patria, y patriotero quien agota sus compromisos con ella en palabras demagógicas y calderilla moral, mostrando actitudes nocivas para su tierra natal.

De aquí que el patrioterismo no sea más que un alarde gratuito del patriotero o, si se prefiere, un cínico brindis al sol de la verdad y de la honestidad social, diferente al patriotismo que procura hacer el mayor bien al país con actos patrióticos, que son adjetivación de patria y patriota.

El patriotero ha sido tradicionalmente histriónico, peliculero y tragicómico, basando su engaño en la retórica del gesto sin compromiso real, sino todo lo contrario. Así lo ha mostrado la historia, exhibiendo actitudes manidas del tradicionalismo añejo e impositivo, abanderado por salvapatrias, que han usurpado festejos, tradiciones y banderas a los patriotas que sudan en silencio por engrandecer la tierra común.

Patriota es quien da su vida por la patria, no su muerte. Quien se sacrifica por el embellecer el paisaje que le vio nacer. Quien renuncia a privilegios propios que perjudican a sus vecinos. Quien evita la corrupción, el despilfarro, la prevaricación y el nepotismo. Quien critica lo que puede ser mejorable en su patria.

El patriota no se enorgullece con necios mitos y risorios emblemas, ni endiosa héroes de pacotilla o lagrimea con los éxitos deportivos nacionales. Tampoco se emociona creyendo que su país es el mejor, el más serio, trabajador, responsable, puro y casto, mientras pide eliminar el IVA de la factura.

El patriota no elogia la prosperidad de la minoría privilegiada, ni adora ídolos de barro, ni se le hinchan las venas viendo ondear la bandera en lo alto de grandes empresas y bancos, ni se enorgullece al ver a un español en la lista de Forbes.

El patriota mantiene la conciencia ética en el ámbito social, traducida en un proyecto de desarrollo humano solidario, inclusivo, fraternal, respetuoso y profesional, que concluya en una justicia social sin diferencias por razones de cultura, sexo, raza o religión.

Todos seremos patriotas el día que formamos parte de un país que no es grande por haber ganado un mundial de fútbol, sino por ser paradigma de honradez. Por superar la pobreza, eliminar las desigualdades, desterrar la mediocridad, promover la tolerancia, limpiar la corrupción, liberar la justicia, superar la incultura, practicar la autocrítica y erradicar el patrioterismo.

Seremos un país de patriotas cuando no circule el dinero negro por nuestras manos, ni haya subsidio laboral, ni trabajo encubierto, ni economía sumergida, ni trampas fiscales, ni rendijas judiciales. Cuando vivamos en un país donde los partidos políticos no sean cobijo de incompetentes, trepas y lameculos. Un país cumplidor de promesas electorales que expulsa de su territorio a los hipócritas y estafadores patrioteros.