REFORMA ELECTORAL
Ha tenido espacio en esta bitácora la decepción, el desencanto, la denuncia y el grito sordo de rebeldía ante la injusticia, el abuso y la explotación. Pero también los anhelos, esperanzas y quimeras han tenido cabida en este diario, porque soñar es gratis y no se ha de tener miedo a despertar a la realidad, por mucho que ésta escape a la consoladora ficción.
En este juego de anhelos inalcanzables me propongo sugerir unas pequeñas reformas en la ley electoral, recogiendo de la papelera política las propuestas que han ido enviando los ciudadanos al Parlamento, utilizadas por congresistas y senadores como guión para sus sainetes y aplausos de familiares y amigos.
Y lo hago ahora, cuando hace apenas unos meses que los nuevos ediles se han acomodado en los Concejos, los parlamentarios han ajustado los cinturones a los escaños y se ha dado el pistoletazo de salida a las elecciones andaluzas y asturianas, con ley vieja, en odre avinagrado por oxidaciones de esperanzas frustradas.
La reforma propuesta es simple y democrática, pero ilusoria porque en España la soberanía popular está secuestrada por una partitocracia que todo lo contamina:
- Votación directa de los ciudadanos a sus representantes.
- Sanciones penales por el incumplimiento de promesas electorales.
- Ocho años de permanencia máxima en la vida pública.
- Incremento salarial político del 15 % sobre el sueldo que se percibe.
- Expulsión de la vida pública del delincuente aunque haya prescrito el delito.
- Expulsión de la vida pública del delincuente aunque haya defecto de forma judicial.
- Dedicación exclusiva al cargo público que se ejerza.
- Control individualizado de la actividad política personal.
- Sustitución de quienes no superen la valoración ciudadana.
- Financiación de la campaña electoral por los candidatos.
11. ….. (Añadir más reformas, a voluntad)