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Etiqueta: orgia

ORGÍA HAGIOGRÁFICA

ORGÍA HAGIOGRÁFICA

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Son tales los elogios que se están prodigando al ex-rey de España y al actual rey, heredero por vía genética a la jefatura del Estado, tantos los panegíricos mediáticos otorgados a padre e hijo y tantos los cánticos monárquicos a sus reales personas, que la maquinaria publicista de cortesanos y pesebreros está llegando con sus bendiciones a una orgía hagiográfica, más propia de vidas santificantes que de personajes con oscuras sombras tapadas por el opaco velo de la servidumbre.

Puedo sufrir con resignación la continuidad de la monarquía como solución más práctica en estos momentos, pero el rechazo intelectual que me provoca me obliga a combatirla.

Puedo aceptar ahora su imposición por el vacío legal que nos ha sorprendido, pero no que se niegue a los españoles el derecho a opinar sobre la organización de Estado que desean.

Puedo comprender que haya defensores de la herencia monárquica, pero no entiendo que se confunda la forma del Estado con los gobiernos que dirigen dicho Estado.

Puedo distinguir vida pública, de vida privada e íntima, pero rechazo el hermetismo sobre la vida privada de un personaje público que vive con dinero del pueblo.

Puedo compartir el perdón otorgado al rey cuando solicitó el indulto botsuanés al pueblo, pero no me complace esta ni otras fechoría en las que no ha sido “cazado”.

Puedo oír sonsonetes de imposibles reformas constitucionales, pero rechazo que se mantenga vigente una Constitución que no votaron 22 millones de actuales españoles.

Puedo conceder el beneficio de la duda al monarca con lo del 23-F, pero no creo en la lealtad al pueblo de quien no ha guardado fidelidad a la madre de sus legítimos hijos.

Puedo simpatizar con un jefe del Estado campechano y cercano al pueblo en las distancias cortas, pero no con quien oculta a los ciudadanos sus millonarios negocios y patrimonio.

Puedo tolerar con resignación forzada que se incluyera la monarquía en el gran paquete constitucional, pero no que se mantenga durante cuarenta años más en palacio.

¿ CULTURA O TORTURA ?

¿ CULTURA O TORTURA ?

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aHoy comienza en Madrid la feria taurina más taurina de todas las fiestas taurinas, que se alargará durante ¡31 días!, hasta el domingo 8 de junio con los “miuras”, dando pie a este antitaurino para desahogarse con los amigos que se acercan a este blog, sabiendo que muchos de ellos son grandes aficionados y  defensores de esta fiesta, que no sé por qué se llama nacional.

En el rancio debate sobre la “fiesta nacional” que los interesados y aficionados califican de cultura, y el resto de ciudadanos como tortura, me uno al segundo grupo tras permanecer durante mis juveniles años en el primero de ellos, comprometido con un festejo que ahora se me antoja degollina.

Torear es el esfuerzo baldío de toreros, con capotes, banderillas, muletas y estoques, por embellecer la matanza pública de un hermoso animal nacido para el sacrificio en plaza pública, ante ciudadanos enardecidos por la lucha desigual que libran sobre el albero, toros y toreros.

Orgía festiva en la que participan dos especies animales con parecido instinto y diferente racionalidad, – para deleite de seres humanos supuestamente racionales -, con quiebros y engaños mortales para la víctima, que es arrastrada, tras la matanza, al desolladero por mansos cuadrúpedos.

Lidiar al toro es prepararlo para la muerte cierta, debilitándolo lentamente con progresivos castigos y burlas disfrazadas de colores, hasta completar el rito ancestral de la carnicería con un estoconazo, entre júbilo colectivo, pasodobles y flamear de pañuelos en los tendidos pidiendo desorejar al toro para entregar los apéndices como trofeo al enlucido matarife.

Es el torero, mitológico supermán de pacotilla, sin cualidades sobrehumanas ni poderes excepcionales, que pone sus testículos sobre los aficionados cuando sale triunfante a hombros de la plaza, simbolizando el éxito ante quienes llevan a cuestas su fracaso anacrónico, desfigurado, sangriento y cruel.

El animal sacrificado es un tótem mitológico que la tribu de ganaderos y toreros exhibe como protección de sus intereses ante los aficionados que alimentan con palmas, “olés” y gritos un espectáculo que se hace basura en los despachos, enjaules y chiqueros, antes de oscurecer con sus trajes de luces la podredumbre de “sobres”, manipulaciones, “afeitados” y drogas a los astados, antes del festejo, como denuncian las plataformas antitaurinas

Más que arte hay “harte”; más que silencio, hartura; y más que cultura, tortura. Espectá-culo donde el toro agoniza paulatinamente en los veinte minutos de lidia, impidiéndome callar entre la indiferente mayoría que se niega a participar en la verbena enrojecida que solo beneficia a una selecta minoría.