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JOSEP PLA

JOSEP PLA

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imagesHace estos días treinta y dos años que un intelectual agriescritor catalán, periodista campesino español, humilde ciudadano y sencillo vecino palafrugellense, dejó su vida abandonada en Llufríu, junto a las treinta mil páginas escritas en los ochenta y cuatro años de vida que pasó modernizando la lengua catalana y describiendo paisajes, costumbres y tradiciones de la tierra.

Los artículos de Josep Pla son historia viva del siglo XX y sus obras le han consagrado como el escritor más importante de la prosa catalana, destacando como su principal virtud literaria la de ser el mejor cazador de adjetivos de nuestra literatura, porque el éxito literario consiste para este payés en poner detrás de cada sustantivo el adjetivo exacto, siempre difícil de encontrar, que Josep conseguía fácilmente mientras liaba cigarrillos de “caldo”, que fumaba sin cesar.

Cercano escritor que opuso la literatura realista a la imaginativa, luchando contra la estética barata y el idealismo de bisutería, considerando un camelo la erudición y el abuso de citas, Josep Pla escribió toda su obra a mano, gran parte de ella a lápiz, en horas nocturnas y asomado al fuego de su chimenea rural, alimentando la idea de la eterna insatisfacción española, hermanada con la envidia, que nos priva de la felicidad que deseamos.

Lector de Pascal, Montaigne, Tolstoy y Goethe. Bebedor de whisky y soltero empedernido, opinaba este sabio payés que el fracasó de la República fue debido a la prisa que se dieron los gobiernos por reformar aspectos esenciales y tradicionales de la sociedad española, como fue la modificación en pocos meses la posición de la Iglesia, la reconversión de los latifundios y la liquidación del militarismo.

El único miedo que tuvo Josep Pla fue caer en el ridículo, como le sucedía a los innumerables paveros que pastaban en España, poderosos personajillos envidiosos, prepotentes, ignorantes y presumidos, que vivían alejados de los ciudadanos en las poltronas políticas, despreciables para este singular intelectual catalán que le hubiera gustado ser campesino en lugar de escritor.