SE HA IDO MINGOTE
Se ha ido Mingote sin previo aviso y con el lápiz en la mano, para continuar dibujando con sus cenizas sonrisas diarias por la mañana en las caras somnolientas de los que amanecemos cada día con la incertidumbre de la nueva jornada.
Se ha ido Mingote, dejando el humor inteligente solo y a la intemperie, sin nadie que le ampare, desprotegido de la sabiduría y el ingenio de unos trazos desgarbados sobre el papel, síntesis imaginativa de la crónica diaria y relato breve de aconteceres cotidianos.
Se ha ido Mingote, llevándose con él las burguesonas de enormes pechos, los políticos enfundados en bandas rojas y azules, los tenebrosos oficinistas, las porteras alcahuetas, los inmovilistas empedrados, las beatas y meapilas ennegrecidas, los tarambanas desocupados y las exuberantes mocitas playeras observadas por curiosos alterados.
Se ha ido Mingote, el académico de la lengua, el crítico liberal, el censor elegante, la imaginación sin límites, el editorialista de viñeta, el conservador progresista, el humorista aristocrático, el cronista atemporal, alcalde del Retiro y trabajador incansable durante ochenta años.
Se ha ido Mingote, dejándonos un legado de creatividad apabullante, la pasión por el dibujo, el ejemplo de la obra bien hecha, su bondad natural, el compromiso democrático y la herencia de un periodismo con sonrisa.
Se ha ido Mingote, pero nos queda su discípulo, amigo y compañero Forges.