LUTHER KING TENÍA UN SUEÑO
Hoy se cumplen cincuenta años del sueño que Martin Luther King hizo público desde la escalinata del monumento a Lincoln con motivo de la Marcha sobre Washington por el trabajo y la libertad, expresando el deseo de que negros y blancos convivieran en paz con los mismos derechos.
Pidió justicia, describió los sufrimientos de la raza negra, exigió libertades, denunció las discriminaciones y exhortó a los manifestantes a continuar su lucha por los ideales que sustentaban el movimiento antirracista que lideraba.
Soñaba Martin que algún día sus hijos no fueran juzgados por el color de la piel; que los jóvenes blancos y negros convivieran sin prejuicios, que la sociedad se mantuviera unida y no hubiera discriminaciones. Soñaba que todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, unieran sus manos y cantaran el viejo espiritual negro: «¡Libres al fin! ¡Libres al fin! Gracias a Dios omnipotente, ¡somos libres al fin!»
Esto soñaba “el negro más peligroso para el futuro de la nación”, como decía un informe del FBI, a lo que Luther King respondió que su país era “el mayor proveedor de violencia en el mundo”. Palabras redentoras pronunciadas poco antes de que una bala le destrozara la cara en Memphis.