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MANDAMIENTOS DEL PROFESOR

MANDAMIENTOS DEL PROFESOR

No es bueno para los/las profesores/as seguir la máxima ignaciana de evitar las mudanzas en tiempos de crisis, porque la situación actual pide cambios en los comportamientos que nada tengan que ver con los derechos humanos, constitucionales, civiles, sociales y profesionales.

Cambios conceptuales, procedimentales y actitudinales que demandan un nuevo perfil de profesor más acorde con los tiempos que corren por los escaños políticos, las rotativas de periódicos, las asociaciones de padres, las agrupaciones de alumnos, los sindicatos, las comunidades sociales y las cofradías del Cristo de la buena muerte.

Los profesores están un poco despistados tras perder el norte de su profesión con tantos cambios de sistemas educativos, reformas estructurales y crisis mundiales, lo que obliga a recordarles los mandamientos del profesor, de obligado cumplimiento para todos ellos.

1º – Amar el sacrificio diario y la pobreza eterna sobre todas las cosas.

2º – Soportar con resignación el desprecio social y la marginación oficial.

3º – Tolerar en silencio las agresiones verbales y físicas de los alumnos.

4º – Poner la mejilla izquierda a las bofetadas de los padres por la derecha.

5º – Santificar a la Administración para agradecerle los desdenes recibidos.

6º – Apoyar a los sindicatos que tanto apoyan y preservan a sus liberados.

7º – Promover periódicos, emisoras y televisiones que manipulen la situación.

8º – Votar en las elecciones para que los políticos sigan maltratándolos.

9º – Dedicar cientos de horas a mil actividades no reconocidas ni pagadas.

10 º –  Gratificar a las editoriales por las nulas atenciones recibidas.

         Estos diez mandamientos se encierran en dos: mantener la convicción de que en la profesión docente se puede ser feliz aunque pocas cosas contribuya a ello y seguir confiando en que algún día la Administración, la sociedad, los alumnos, padres y medios de comunicación se den cuenta que nada hay más importante en un país que la educación de sus ciudadanos, por lo que merecen mayores cuidados, atenciones, generosidad, comprensión, apoyo y respeto quienes forjan los espíritus jóvenes que un día gobernarán el mundo.

MANDAMIENTOS DEL INERTE

MANDAMIENTOS DEL INERTE

No es el virus de la cobarde resignación el que se ha extendido como epidemia medieval entre millones de ciudadanos, causándoles una grave enfermedad que afecta a su voluntad de forma terminante y sin remedio. Es la gandulería en sus vertientes mental y física, quien se ha apoderado de sus voluntades.

Dolencia que incapacita a los afectados para dar respuesta contundente a la injusticia social reinante, al abuso de poder permanente, a la cotidiana manipulación informativa, a la explotación laboral diaria, a los impunes excesos politiqueros, a la amenazante especulación usurera  y a la corrupción política seudogeneralizada.

Esta patología inmoviliza a quienes la padecen causándoles parálisis sociales, acompañadas de la indiferencia más absoluta sobre lo que sucede al vecino, sin percibir que mañana puede ocurrirle a ellos, cuando no haya tiempo para arrepentirse de su actual complicidad con quienes no merecen sino el desprecio y destierro a islas desiertas.

Siguen estos afectados al pie de la letra la terapia impuesta por galenos sin titulación alguna que presumen de especialistas universales y sabelotodos de la nada, basada en estos diez mandamientos que cumplen con severa disciplina:

1.  Soportarás con resignación cristiana y humilde espíritu evangélico, la corrupción política en todos los bandos, dejándote adormecer con la dudosa cantinela de que “no todos los políticos son así”.

2.  Aceptarás en silencio bajadas de sueldos, congelaciones de pensiones, despidos laborales y desahucios, sin mirar para los despachos donde se abrazan banqueros, politiqueros y especuladores.

3.   Consentirás la pérdida de miles de millones de euros en fraudes fiscales, y que el dinero del Estado, – es decir, el tuyo – vaya a parar a los mismos directivos bancarios que niegan créditos de subsistencia.

4.  Apoyarás reformas laborales que supriman ayudas económicas a los parados, perjudiquen las pensiones, prolonguen la edad de jubilación y atenten contra las bajas laborales.

5.  Aplaudirás a reyes legatarios, príncipes herederos, archimillonarias duquesas y marqueses renombrados, con el mismo entusiasmo que los enajenados siervos de la gleba se inclinaban ante sus señores.

6.    Aprobarás con tu voto la multiplicación de administraciones públicas, los sueldazos de quienes las dirigen, el nepotismo interno reinante, la impunidad de los errores y la mediocridad de los afincados.

7.  Admitirás los desmanes de las empresas transnacionales etnocéntricas, policéntricas o geocéntricas, la engañosa competencia, los abusos y las voces metálicas que desatienden a los clientes por teléfono.

8.   Permitirás que unos pocos se lleven la mayor parte de la tarta común, que los pobres sean cada vez más pobres y que cada cinco segundos se muera un niño de hambre devorado por las moscas.

9.   Votarás a políticos inmersos en procesos judiciales, dando más crédito a quienes los defienden, protegiéndose a ellos mismos, que a los jueces y policías investigadores de casos que necesitan poca investigación.

10.  Aprovecharás el tiempo enlodándote en cenagosas pantallas televisivas, evitando contaminarte con páginas redentoras de inculturas ancestrales y cerrando los oídos a voces comprometidas.

Estos diez mandamientos se encierran en dos:

1 .   Amarás el poco dinero que tienes por encima de todas las cosas, incluso de ti mismo y a cuantas cosas puedan darte la felicidad que buscas donde nunca la encontrarás.

2.      Sufrirás con mansedumbre franciscana la que se te viene encima, viendo como una casta social privilegiada sigue brindando con Moet Chandon en sus veleros por el Mediterráneo.