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DESIGUAL REPARTO EN LA CUNA

DESIGUAL REPARTO EN LA CUNA

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La vida de los seres humanos es algo así como un gran paréntesis dentro del cual las injustas diferencias existentes entre individuos de la misma especie es notoria, significativa y determinante en sus vidas, permitiendo al azar que juegue con el futuro, predestinando la vida de las personas desde el nacimiento.

A los desafortunados en el reparto, les queda el triste consuelo de que el citado paréntesis se abre y cierra con dos acontecimientos vitales que a todos iguala, sin diferencia alguna, pues el nacimiento nos homologa biológicamente, obligándonos a nacer todos de igual forma; y la democrática muerte nos iguala por la eternidad de eternidades, en un ejemplo de justicia distributiva inimitable por las leyes humanas que benefician a los afortunados por la cuna.

Por otro lado, estimula saber que la felicidad pueden alcanzarla igualmente unos y otros; pero no es menos cierto que se logra disfrutarla más fácilmente cuando los problemas de subsistencia, abandono social, olvido cultural y desprotección sanitaria, no limitan las posibilidades de conseguirla

Hablar de la influencia concluyente que representa la cuna en la vida de las personas, no es reflexión ociosa ni anacrónica, pues el “cuco” hace a unos afortunados y desgraciados a otros, sin que unos hayan hecho méritos para tener una vida regalada y otros tengan delitos prenatales para condenarlos a ir arrastrándose por el suelo durante toda su vida, salvo que hagan un esfuerzo desmedido para salir del túnel por el que no pasaron los favorecidos del azar, puesto que ambos, unos y otros, vinieron de la nada.

Quienes despiertan a la vida desprotegidos por los beneficios que a los afortunados concede el aleatorio privilegio de la cuna, no les queda otra opción que seguir un camino empedrado de sangre, sudor y lágrimas, para alcanzar la meta donde los privilegiados llegan en limusina.

Esto ayuda a comprender que quienes viajan a lomos de los demás se nieguen a cambiar su posición con ellos, y pretendan mantenerse a horcajadas sobre los privilegios que han recibido en la cuna, sin hacer esfuerzos para conseguirlos ni méritos para conservarlos.

CAMBIO PIRA POR HUEVAZO

CAMBIO PIRA POR HUEVAZO

No desearía que las protestas vertidas en esta bitácora se interpretaran como una  invitación a la matanza de indeseables. Ni mucho menos. Nada hay más lejos de mis intenciones que incitar a lo que repudio con mis escasas fuerzas.

No estoy pidiendo que se haga pira inquisitorial de políticos y corruptos en la plaza pública, porque en España ya han ardidos demasiados cuerpos, libros y libertades, a lo largo de la historia, como para quitarme el ánimo de echar una sola astilla al fuego inquisitorial que detesto.

Pero un huevazo en el traje de alpaca de los insolidarios millonarios, no les vendría mal para que imaginaran como son los monos de trabajo llenos de grasa. También convendría poner unas gotas de acíbar en la tarta que se están repartiendo los políticos, para que conocieran el sabor amargo de la hambruna. Igualmente, sería bueno verter un chorrito de agua residual en la copa de Moet Chandon que liban los defraudadores en las cubiertas de los barcos rumbo a paraísos artificiales, con las bodegas llenas de sudor ajeno. Sería provechoso introducir arena o azúcar en los depósitos de combustibles y carburadores de lujosas limusinas privadas, para que sus ricos propietarios aprendieran técnicas básicas motoras que no necesitan ingeniería financiera para esquilmar a los mecánicos manuales. Finalmente, cortocircuitar la corriente en palacetes acercaría a sus moradores al mundo de las velas para que supieran lo que cuesta vivir en la penumbra familiar, por falta de luz que ilumine el futuro.

CARTA A PAPÁ NOEL

CARTA A PAPÁ NOEL

Querido destinatario de sueños imposibles:

Sin esperanza alguna de ver cumplidos mis deseos, te escribo este año obligado por la renuncia de los Reyes que han abandonado sus tradicionales compromisos en manos del duque consorte, y temo que en vez de traer juguetes y regalos, el yernísimo se dedique a rapiñar por las casas lo que encuentre y a quitarle caramelos de la boca a los huérfanos.

Por eso quiero pedirte que lances tus renos contra la limusina del atleta y cuelgues de sus cuernos una sentencia ejemplar por haber destruido la ilusión de tantos ciudadanos.

También te pido que no detengas el trineo en casas donde los criados hayan retirado la nieve de las puertas, ni en aquellas cuyos dinteles estén marcados por la insolidaridad.

Voy a pedirte contratos dignos de trabajo y que estaciones la troika en viviendas de emigrantes para acompañar la soledad de su mesa con esperanzadoras noticias de próximos encuentros familiares.

Te pido, ¡cómo no hacerlo! que la honestidad política nos redima de los estercoleros.

Te pido regidores inteligentes, generosos, honrados y prudentes.

Te pido que el interés común prime por encima de los beneficios partidistas.

Te pido que el sectarismo será una página olvidada en las hemerotecas.

Te pido el acceso gratuito y universal de los ciudadanos a la educación y cultura.

Te pido que promuevas la solidaridad de los multimillonarios con la pobreza.

Te pido igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

Te pido cárcel para los especuladores de la miseria y los usureros.

Te pido un recinto acordonado para todas las religiones en un Estado laico.

Te pido información objetiva y veraz en los medios de comunicación.

Te pido que nos dirijan quienes acrediten mayor mérito y capacidad para ello.

Te pido una sanidad pública con máximas garantías para velar por nuestra salud.

Te pido que los brotes verdes se transformen pronto en bosques floridos.

Te pido libertad de opinión, micrófonos y altavoces para los indignados.

Te pido mantel y mesa para los los indigentes y marginados.

Te pido pensiones dignas para los jubilados que han sudado ya lo suyo.

Te pido destierro para trileros políticos, embaucadores de pacotilla y charlatanes.

Te pido, en fin, que por un día nos hechices con tu magia, contagiándonos un estado de delirio que nos permita soñar ilusionados con vivir en un país próspero, esforzado, solidario, culto y honrado, que algunos sinvergüenzas se empeñan en condenar a las tinieblas.