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Etiqueta: lápida

RESURRECCIÓN

RESURRECCIÓN

UnknownAlguien querido mío a quien un TAC dio por muerto hace unos años, ha recibido confirmación clínica de su resurrección porque las células enloquecidas han recuperado su cordura tomando la senda de la vida y aplazando su viaje al valle de Josaphat donde todos partiremos algún día.

Quienes estamos cerca de él compartimos felizmente la renovación del pasaporte vital que le permitirá seguir viajando por la vida, gracias a su vocación de permanencia entre nosotros, más que al bisturí, la radio y la quimio, aunque estos se hayan esmerado en hacer bien su  tarea.

Quienes lo hemos visto luchar contra toda desesperanza y dolor familiar, entregarse con fe a su propio renacimiento, poner su voluntad incondicionalmente al servicio de la vida, dibujar sonrisas en el llanto de los demás y testimoniar con su sacrificio el deseo de vivir, sabemos que merece la resurrección.

Como las palabras tienen la fuerza de convicción que les otorguemos y la realidad se sustenta por sí sola, no voy a deciros que metáis los dedos en las llagas de su alma como santotomases, pero creedme si os digo que la enfermedad ya descrita en los papiros egipcios, hoy puede vencerse si el paciente pone voluntad en la victoria.

Así ha hecho este resucitado, soplando las letras prematuramente esculpidas en su lápida, desterrándolas a la nada, mientras el coro de amigos le cantamos coplas de bienvenida al mundo de los mortales, del que fue apartado por caprichosa voluntad de una irregular partición celular que la ciencia y él han corregido.

DEVANEOS DE MADRUGADA

DEVANEOS DE MADRUGADA

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Utilizar una lápida de cementerio como mesa de trabajo, es el camino más directo para el suicidio moral y la pudrición de las manos que sobre la losa intentan ocultar la identidad de la persona que descansa bajo ella, tras llegar al desempleo, la inanición y el desahucio, empujado por una sociedad sustentada en la especulación, la indiferencia y el desprecio.

Intento baldío es pretender recuperar los besos de labios enamorados de otros labios que olvidaron el pasado haciendo imposible el camino de regreso, porque las agujas no retrasan el tiempo en los relojes, cuando la esperanza se encapsula en otra alcoba y las antiguas promesas de permanencia se pierden en las alcantarillas del olvido sin posible redención.

Estéril es todo esfuerzo por devolver la lozanía a la piel cuando el tiempo traza surcos sobre ella, las grietas se reflejan en el espejo y las fotografías en sepia refuerzan la huida del satén, sin que el deseo de permanencia pueda ser cumplido por la frustración de los pliegues.

Inútil hace la parca el deseo expresado en los epitafios, porque el Viento borra las inscripciones con soplos desmemoriados, cambiando las letras esculpidas sobre el mármol haciendo imposible la petición de quienes compartieron la existencia y juraron recuerdo eterno, hasta que la muerte dio con su paradero.

Los ojos son inalterables pero las miradas cambian y se distinguen las lágrimas por el brillo que dejan en las pupilas, siendo incompatible la mirada luminosa del feliz encuentro amoroso con la opacidad luctuosa de la muerte, aunque las profecías anuncien escaramuzas con vocación de eternidad, ignorando que los párpados se cierran sin descifrar el misterio.