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NUEVAS TARIFAS MÉDICAS

NUEVAS TARIFAS MÉDICAS

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El retroceso en los servicios de salud, los recortes de personal sanitario, la privatización especulativa de la sanidad, la compra de esparadrapos antiadherentes y las listas de pacientes en las morgues de espera, nos obligan a actualizar las diez tarifas que impuso Hammurabi en Babilonia hace 3.773 años:

Ley 1: Si el enfermo es crónico, marginado y pobre, pagará al médico cinco sitclos de plata antes de la sangría y otros cinco al terminar de punzarle las venas.

Ley 2: Si el médico hace la operación con un bisturí mellado y sin protestar recibirá, diez shekels; pero si opera con bisturí de madera en silencio, ascenderá al staff directivo.

Ley 3: Si el afectado es un muskenun, no pasará por el arco detector de miseria, ni será operado bajo una encina, recibiendo bendiciones y 100 telcos al perder “lapendi”.

Ley 4: Si un cirujano corta lo que no debe para dar trabajo a los enterradores, recibirá mil azotes por reducir la lista del parados en el cementerio.

Ley 5: Si el enfermo no tiene legajos vitolados de hombre libre, puede ser confundido por un conejillo de ensayo y recibir setenta y tres stilkes por su carne y esqueleto.

Ley 6: Si el galeno amputa por error el brazo de un patrón, se le cortarán las manos; pero si el mutilado es un pobre, se pondrán en sus manos otros diez pobres más.

Ley 7: Si el dolorido acaba sin piernas tras una operación de anginas, sólo pagara al médico la mitad del precio fijado en la tarifa de servicios sanitarios.

Ley 8 : Si el doctor equivoca intencionadamente el diagnóstico a un jubilado y acaba con su vida, será premiado con cinco siclos de plata y el zurrón del difunto.

Ley 9: Si el cirujano extirpa de la piel el sello de marginado a un paciente social, pagará cien pilfius por ello y será condenado a remar en galeras con los pies.

Ley 10: Si un desahuciado muere a la puerta del hospital, no será recogido ni enterrado y se esperará que pase el carro de la basura.

PRIMERO DE MAYO

PRIMERO DE MAYO

Se celebra hoy la fiesta de los trabajadores, es decir, la fiesta de todos los ciudadanos porque cada uno a su manera realiza una tarea, aunque sea bien distinto el trabajo de unos y el de otros.

Ceremonia con tintes rutinarios protagonizada por los sindicatos de clase, que provoca sonrisas en la burguesía y grupos de poder, extendiéndose hoy la mueca a los propios trabajadores que se suponen amparados por ellos.

No corren buenos tiempos para las organizaciones obreras encargadas de promover y defender los intereses profesionales, económicos y sociales de los trabajadores. Están pasando las horas más bajas de su moderna historia, apedreadas por un amarillismo ocupado en minar su acción reivindicativa.

No cabe duda que los grupos hostiles al sindicalismo están disparando toda su artillería contra los sindicatos buscando crear un cuerpo de opinión que facilite su exterminio. Parece claro que los políticos populares, asociaciones empresariales y ciertos medios de comunicación están haciendo los máximos esfuerzos para quemarlos en la pira de la historia. Pero ese no es el problema.

La cuestión está en saber si los dirigentes sindicales nacionales y provinciales han dado razones a los inquisidores para fustigar a los sindicatos en la plaza pública, confundiendo la parte con el todo. El enigma es saber si los sindicatos han hecho examen de conciencia, autocrítica y propósito de enmienda, porque de lo contrario su fumigación es inevitable.

Mantengo mi convicción en la necesidad y eficacia de la acción sindical. Sigo creyendo en la honradez y esfuerzo de la mayoría de sus dirigentes. Conservo la fe en el futuro de las organizaciones sindicales. Pero ha llegado el momento de la catarsis y eso pide a quien corresponda un antiguo dirigente sindical hoy jubilado de casi todo.

Es urgente acabar con la “profesionalización sindical” de quienes llevan lustros viviendo a costa del sindicato. Apremia expulsar de la organización a los “sindicalistos” que tanto daño hacen al sindicato y a los sindicalistas. Es inaplazable exigir a los “liberados” testimonio de trabajo, ejemplo de solidaridad y compromiso real con la clase trabajadora. Ha llegado el momento de renovar el esfuerzo y alentar el sacrificio, porque no es lo mismo vivir de los trabajadores que dejarse la piel por ellos.