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Etiqueta: José Castro

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

¿COBRADORES DEL FRAC? NO, GRACIAS

Algo empieza a moverse en el único poder del Estado que es profesional, apolítico e independiente, porque los otros dos poderes van sobrados de contaminación de política, incompetencia y servilismo.

Son los jueces quienes están dejando oír su voz en esta crisis, convirtiéndose en nuestra única esperanza de redención, porque sólo sus sentencias pueden limpiar el país de corruptos, mangantes, tramposos, cínicos y estraperlistas.

Reunidos ayer en Barcelona los 46 jueces decanos, no se conformaron con apoyar incondicionalmente el informe antidesahucios elaborado por el grupo de trabajo designado por el CGPJ, sino que dieron un paso más poniendo sobre la mesa social el primer brote verde real negándose a ser “cobradores del frac”, es decir, matones descarados al servicio del poder ejecutivo para hacer la tarea sucia a los usureros, ante la pasividad del poder legislativo.

Gracias señorías por su señorío, en nombre de los miles de desahuciados que están asomados a los balcones de sus casas a la espera del ángel exterminador para arrojarse contra el asfalto. Y gracias en nombre de la sociedad por su ejemplo de honestidad, valentía, solidaridad y dignidad.

Sólo queda pedir a Pablo Ruz, juez instructor del caso Gürtel; a  José Castro, responsable de investigar las andanzas del yernísimo; a Fernando Andreu, indagador de los trapicheos de Bankia, y a todos los jueces que tienen entre sus manos los casos de corrupción, que cierren bien todas las rendijas legales para que no escapen de la trena los mangantes, porque ese puede ser el primer paso de la regeneración ética que necesitamos, para que este país abandone de una vez la impunidad donde se refugian los sinvergüenzas de guante blanco.

EXPLICACIONES JUDICIALES

EXPLICACIONES JUDICIALES

Ni por un momento he dudado de la honestidad de los jueces. Nunca he cuestionado mínimamente la imparcialidad con que dictan sus sentencias. Jamás se me ha ocurrido pensar que los magistrados son aficionadillos de tres al cuatro que no saben lo que tienen entre manos, sino todo lo contrario porque la gran mayoría de ellos demuestran una profesionalidad poco común, acreditada experiencia judicial y excepcional conocimiento del oficio.

Pero cuando algunos jueces y fiscales admiten públicamente que la justicia no es igual para todos, sería bueno que quienes la aplican dieran explicaciones al pueblo de sus decisiones, cuando éstas son incomprendidas por gran parte de la ciudadanía, provocando la consiguiente alarma social.

Mi credibilidad en la honradez y sabiduría judicial del juez José Castro que dirige la investigación del caso Nóos supera cualquier duda, pero creo que sería bueno para la justicia que en tan delicados momentos expusiera razones convincentes para negarse a interrogar a la infanta Cristina, aunque sólo sea como testigo.

No creo que interrogar a la secretaria del consejo de administración y copropietaria de una empresa implicada en irregularidades contables, administrativas y fiscales, sea estigmatizarla y menos aún que se haga gratuitamente.

De la misma forma, cuesta mucho aceptar que el fiscal anticorrupción Pedro Horrach no vea indicio ni prueba de que la infanta conociera las actividades de su marido, según recoge el auto del juez. Se puede admitir la falta de autoría, pero de ninguna forma la falta de conocimiento sobre las andanzas de su marido en la empresa donde era copropietaria y secretaria del consejo.

Se puede admitir que no tuviera responsabilidad criminal en las actividades delictivas de la empresa y que no tomara decisiones, pero evitar el testimonio de la esposa de un imputado en actividades delictivas alegando que no estaba al corriente de los hechos, parece algo arbitrario e insultante.

Insultante, sí, para Cristina. Porque muy tonta debe ser la infanta para no interesarse por el súbito enriquecimiento de quien se acuesta cada día en el mismo colchón con ella, al verle gastar más de siete millones de euros en la vivienda que compartían, cuando los teóricos ingresos que recibía no permitían semejante gasto, y su padre hacía años que les había invitado a darse una vuelta por Washington con un teléfono de Movistar en el bolsillo.