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Etiqueta: Iwo Jima

TODOS SOMOS TEMBLEQUEÑOS

TODOS SOMOS TEMBLEQUEÑOS

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Vengo anunciando desde hace tiempo mi confianza en la justicia para erradicar la corrupción, eliminar la explotación, suprimir la usura, condenar el despilfarro y acabar con los recortes, como pone de manifiesto el número de sinvergüenzas que están encausados en procedimientos judiciales, la suspensión cautelar del euro por receta tras admitir el Tribunal Constitucional el recurso del Gobierno y la anulación cautelar del cierre nocturno de las urgencias en Tembleque decretada por el TSJ de Castilla-La Mancha, lograda con la sangre, el sudor y las lágrimas de los temblequeños.

Emocionados recibieron la noticia de la reapertura de urgencias, y con ellos hemos saltamos todos de alegría, hemos cantado, aplaudido y alzado la bandera de la victoria, con la misma fuerza y convicción que los cinco marines estadounidense levantaron la suya en Iwo Jima.

Todos los ciudadanos estamos tras las pancartas de Tembleque, todos encerrados con ellos en el Ayuntamiento, todos luchando contra la injusticia social, todos negándonos a formar parte de la morgue sanitaria, educativa y laboral a la que pretenden llevarnos los patronos inmisericordes que nos gobiernan.

Todos hemos firmado el recurso del Ayuntamiento de Tembleque que ha motivado la reapertura cautelar de las urgencias nocturnas en 21 pueblos, porque es mucho el riesgo vital que corren sus vecinos, – injustificado por injusto -, cuando la ley garantiza las urgencias nocturnas, por haber más de 3500 pacientes pendientes de ellas.

En tres días decidirá el juez, y es de suponer que decida bien porque de lo contrario tendremos que pedirle el carro de combate a mi amigo Ángel para tomar la Moncloa y la sede toledana de la Junta manchega, con la multiasalariada presidenta dentro.

Tened cuidado, políticos recortadores, porque temblequeños somos todos, y llevamos mucho tiempo heridos y al acecho, soportando el macabro juego que tenéis con nosotros, mientras vosotros jugáis al apalabrado en las sesiones parlamentarias, al monopoli con nuestras viviendas y al ahorcado con nuestras vidas.

VALOR MILITAR Y VALOR CIVIL

VALOR MILITAR Y VALOR CIVIL

Durante los cuarenta años de falsa paz impuesta por la dictadura, a los militares jóvenes descendientes de quienes combatieron a bayoneta calada en las trincheras de Brunete y del Ebro, – que no habían participado en guerra alguna -, se les «suponía el valor» en su hoja de servicios. Hoy los militares profesionales de todos los ejércitos parecen acreditar el valor con su presencia en  “guerras pacíficas” donde algunos pierden la vida.

Pero las guerras no hacen valerosas a las personas que en ella participan, siendo así que un ciudadano pacifista puede ser más valiente que otro belicista. Quiero decir que el valor no se adquiere en las guerras ni en academias militares, ni es patrimonio de los ejércitos profesionales. Un pueblo levantado en armas civiles tiene más valor que un ejercito con armas de guerra.

La técnica militar y la disciplina cuartelera no hacen a las personas más valientes que la entereza civil, siendo así que defiende mejor su independencia un pueblo libre sin capacidad de ataque, que otro armado carente de valor cívico, como le sucedió a los atenienses, hoy en desgracia.

Considero al valor cívico como verdadero valor y virtud del pueblo. Pueden los militares poner a prueba su arrojo en la guerra, pero el valor cívico que lleva a la rebeldía y a la revolución, tiene más fortaleza que el de los vehículos blindados y armas de larga distancia.

En los cuarteles no se enseña valor, sino disciplina, subordinación y obediencia. Y el valor militar no consiste en acudir a una guerra, sino en tener valor civil para evitarla. Por eso los conflictos bélicos me parecen actos de cobardía. Y por eso, igualmente, me parecen muy cobardes los caudillos que envían ciudadanos al matadero.

El valor militar se acredita con heridas, mutilaciones y muertes, haciendo a los soldados héroes a la fuerza. En cambio, el valor cívico consiste en dar la vida por la patria sin hacer que el enemigo la dé por la suya. El valor cívico consiste en desvivirse por la nación que se habita. Vencerse a sí mismo en la lucha diaria contra el pesimismo. Perseverar en la batalla por una sociedad más justa. Dominar tentaciones espurias que degeneran la condición humana. Combatir la mediocridad, el nepotismo y la incompetencia. En una palabra, participar en la guerra civil contra todo lo detestable que nos rodea.

El valor cívico consiste en sustituir a los seis soldados que izaron la bandera en la isla de Iwo Jima, por valientes civiles que levanten en nuestra sociedad la bandera de la justicia, la honradez y la solidaridad, como signo de victoria sobre la corrupción, el abuso la explotación y el engaño.