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Etiqueta: Isabel de Valois

REY CASADERO

REY CASADERO

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Al cumplirse hoy el cuadrigentésimo décimo sexto aniversario de la muerte en el Monasterio del Escorial de quien fue rey de España durante 42 años, de Nápoles y Sicilia 40 años, de Portugal 18 años y de Inglaterra cuatro años, recordamos la fiebre casadera del Prudente más guerrero de los imprudentes reyes que ha tenido España.

Tenía el príncipe Felipe dieciséis años cuando el emperador Carlos decidió casarlo con su prima María Manuela de Portugal el 12 de mayo de 1543 sin estar el joven presente en el acto de su boda y recasándolo en Salamanca el 13 de noviembre del mismo año, para afianzar la alianza con el país vecino en las guerras que su padre tenía entre manos con los países del norte de Europa.

Pero no le fueron bien los asuntos de cama con su parienta al jovenzuelo príncipe, prodigándose en salidas nocturnas desencantado con la obesa prima-esposa, que terminó falleciendo a consecuencia del parto de su leocadio hijo Carlos, muriendo este como murió, donde murió y a causa de que murió.

La viudedad del príncipe Felipe no fue consolada en 1554 por el segundo matrimonio político con su tía-esposa María Tudor, reina de Inglaterra y doce años mayor que él, con la que casó en la iglesia de Westminster el día 25 de julio, consolando su ardentía con jóvenes cortesanas, antes de regresar de nuevo a España, donde le esperaba su amada Isabel de Osorio presunta madre de alguno de sus hijos extramatrimoniales.

Casó en terceras nupcias a la edad de treinta y dos años con la hija del rey francés, Isabel de Valois, el 22 de junio de 1559, con quien tuvo a sus hijas Isabel y Catalina, sin tenerse noticias de posibles, pero ciertos, hijos ilegítimos con su amante Eufrasia de Guzmán, princesa de Ascoli.

Así llegó el monarca al cuarto matrimonio con su sobrina-prima Ana de Austria el 14 de noviembre de 1570, con el fin de fortalecer la amistad entre las ramas española y austriaca de los Habsburgo, dándole la señora cuatro hijos y una niña, sumando con ellos un total de ocho descendientes legítimos.

Decimos esto, porque cabe suponer que abundaron los vástagos ilegítimos aunque no se dispongan de datos para demostrarlo, porque el rey Felipe II prohibió que se publicaran biografías sobre su vida, ordenando la destrucción de toda su correspondencia privada, porque la transparencia de la Casa Real siempre fue opaca al pueblo.

MARIDAJE INTOLERANTE

MARIDAJE INTOLERANTE

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El maridaje Iglesia y Estado que llevó a Felipe II al altar político-religioso del brazo de Clemente VII, Pablo III, Julio III, Marcelo II y Pablo IV, comenzó a tomar tintes alarmantes con la promulgación de un decreto por el que se prohibía la importación de libros extranjeros y se ordenaba que todos los textos impresos en los territorios gobernados por el rey ¿prudente?, debían llevar la licencia del Consejo de Castilla y la censura eclesiástica correspondiente.

Con ello se pretendía dirigir la mente y los conocimientos de los súbditos en la dirección que más interesaba a la monarquía y al papado, con graves perjuicios para los ciudadanos cultos, los intelectuales y los librepensadores, publicando el Índice de los libros prohibidos por la Iglesia y amenazando de excomunión y tortura a quienes no atendieran lo ordenado.

Antes de contraer matrimonio por poderes en el mes de enero de 1560 con la hija de Enrique II, Isabel de Valois, de catorce años de edad, don Felipe despidió el año 1559 presidiendo un Auto de Fe en la plaza mayor de Valladolid donde fueron condenadas bajo la acusación de luteranismo treinta y dos personas, de las cuales trece de ellas fueron ajusticiadas a garrote y otras dos quemadas vivas: Don Carlos de Sesso y Juan Sánchez, criado del predicador de la corte Agustín de Cazalla, también muerto a garrote, cuya madre fue desenterrada y quemada.

Pero esto no fue bastante para los exterminadores: derribaron su casa para que no fuera ocupada por más espíritus malignos protestantes, cubrieron los restos con sal para ahuyentar libertades y levantaron un paredón de piedra cerrando el paso a la cultura, con un letrero contando el grave delito cometido y la mínima pena impuesta.