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Etiqueta: inmortalidad

DÍA DE LA SALUD

DÍA DE LA SALUD

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El sorteo de la lotería de Navidad que hoy se celebra ha españolizado el “día de la salud”, porque todos los desafortunados se conforman con tener salud mientras rompen los billetes de lotería, mirando de reojo a los vecinos afortunados que brindan con champagne o cavas españoles de Almendralejo, Rueda o San Sadurní de Noya.

En el día de la salud, juguemos con el futuro haciendo predicciones sobre la sanidad, salubridad y vida sanitaria que tendrán los seres de nuestra especie en el año 3.000, cuando nosotros llevemos un milenio descansando en el valle de Josaphat, después de nuestro paso por el turbulento siglo XX y el incierto XXI.

Tenemos muchas probabilidades de estar en lo cierto si aventuramos que en el año 3.000 la locura será enfermedad contagiosa entre los seres humanos y tales bípedos de entonces podrán elegir el sexo de los hijos con el riesgo de producir alteraciones demográficas con tal selección de la especie.

La nanotecnología proporcionará salud física indefinida y se crearán los primeros animales por manipulación genética de las personas, siendo las enfermedades curables con la mente, conectando los circuitos neuronales al resto sistémico corporal para alcanzar un modelo inmunológico.

La energía nuclear pasará a la historia y se descubrirán seres vivos en el núcleo de los átomos al tiempo que se formarán aleaciones de personas con formas vivas de inteligentes seres vivos extraterrestres, alcanzando la inmortalidad los seres clonados con saludable salud perpetua.

Mientras tanto, los actuales mortales debemos retrasar hasta donde sea posible nuestra inevitable cita con la innombrable, consolándonos pensando en lo aburrido y cansado que debe se ir cargados con el cuerpo a hombros durante una eternidad.

DÍA MUNDIAL DE LA ESPERANZA

DÍA MUNDIAL DE LA ESPERANZA

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En el Día Mundial contra el Cáncer, hablo de esperanza de vida, olvidando la inevitable muerte que nos espera a todos, incluidos los afectados por el cáncer del cáncer, porque todos tenemos una cita inevitable con la dueña de la vida, mereciendo esta dama negra el desprecio por seducirnos a todos con su desencanto.

Dolorosa sentencia impuesta por el destino cuando traspasamos el umbral de la vida en el vientre materno, al formarse un embrión con características morfológicas de la especie humana. En ese instante ya queda rubricada nuestra condena, sin que hayamos hecho mérito alguno para merecerla ni tengamos posibilidad de indulto, aunque la envidiable fe de los creyentes les lleve a la inmortalidad en paraísos de felicidad perpetua.

Sea como fuere, hagamos de este día del cáncer la jornada mundial de la esperanza, llevando nuestra voluntad más allá de la detestable enfermedad neoplásica que multiplica las células de forma anormal e incontrolada, y extirpemos los tumores sociales malignos que se han extendido como una mancha de aceite, pintando de negro la esperanza.

Alejemos a quienes piden la muerte de los ancianos para ahorrar gasto sanitario. Recortemos el poder a los que recortan la investigación científica que podría librarnos del cáncer. Aparquemos en el desierto a los que convierten la vida en un infierno anticipado. Borremos del mapa social la insolidaridad y ocupémonos en ganar la vida, auténtica batalla que merece la victoria, porque el cáncer no es más que una de las múltiples causas por la cual abandonamos la existencia.

Conquistemos, pues, la vida sabiendo que la muerte es invencible, tomándonos cada mañana un vaso que contenga dos chorritos de generosidad, tres gotas de altruismo, cuatro pellizcos de honradez, cinco cucharadas de empatía y seis cazos de solidaridad.