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Etiqueta: ideológica

CULOS Y TÉMPORAS

CULOS Y TÉMPORAS

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Toda valoración de personas concretas tiene en sí misma una componente subjetiva que mediatiza, condiciona y determina el juicio pronunciado sobre alguien, negando al opinante una parte de verdad, algo que se acentúa cuando la opinión se vierte en base a la militancia política o adscripción religiosa del sujeto enjuiciado, porque el fanatismo suele cegar el buen sentido confirmando las ideas obsesivas que dominan la voluntad y discernimiento del enjuiciador.

Quienes esto hacen, confunden las nalgas con los cuatro tiempos litúrgicos de plegaria y penitencia, estando obligados a pasar por el sillón del psicoanálisis para eliminar fantasmas, dejarse trepanar la mente para coagular errores y resecar la retina atrofiada que le impide ver la realidad, interfiriéndose en su cerebro culos y témporas, por ofuscación que nubla su entendimiento.

Las malas entendederas de quienes confunden conceptos, actitudes y comportamientos de otras personas, merece el desprecio cuando el malentendimiento es premeditado con objeto de zaherir a la persona que sufre sus denuestos.

Por eso, opinar, identificar y definir personas a partir de la ideología adscrita a su militancia o credo correspondiente, conduce frecuentemente a error, pues la experiencia nos enseña que la “ficha” ideológica no implica necesariamente compromiso alguno del militante con la doctrina que dice sostener, por muy vinculado que se encuentre el encausado a la organización social, política o religiosa que patrocina su credo, algo que nos permite concluir que la valoración a las personas debe hacerse por su condición humana y no por su militancia en la ideología que patrocina.

Los confusionistas deben saber que mezclar en el mundo ovino churras con merinas produce lana de baja calidad, y entrelazar gimnasia con magnesia conduce a dislocación mental, como le sucede a estos seres con lengua viperina.

CHAQUETEROS

CHAQUETEROS

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Chaquetero es quien cambia de opinión o de partido político por intereses privados y conveniencia personal, no por evolución ideológica en el tiempo y conversión sincera a nueva doctrina, sino para llenar la andorga con el menor esfuerzo y máxima rentabilidad, aunque los insultos golpeen su cara dura, la desvergüenza les proteja de las descalificaciones y el desprecio social sea costumbre diaria que rebota contra el hermético caparazón de los chaqueteros.

Hay chaqueteros de todos los colores, formas y tamaños, destacando entre ellos el modelo político, caracterizado por su extraordinaria capacidad de mimetización camaleónica en las urnas, que les permite simular ideologías ajenas al pensamiento propio que guardan para ellos mismos.

Se abrigan los chaqueteros del frío exterior cambiando el forro de la chaqueta ideológica según la dirección del viento que mueva la veleta hacia el norte de los favores que pretenden, sin importarles vender la honradez por media lenteja, cambiar moral por indignidad, sustituir nobleza por deshonor, convertir la verdad en engaño y traicionar la lealtad con falsas monedas de plata.

Son travestis que usan plataformas de servilismo y desvergüenza para alzarse al poder, sacrificando la ética a la poltrona y la dignidad al privilegio inmerecido. Traidores a la ideología, herejes de partido, desleales con electores, cínicos en las tribunas, estafadores en las urnas, mercaderes de actas,  perversores democráticos y tránsfugas de la miseria.