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EL RIESGO DE DISCREPAR

EL RIESGO DE DISCREPAR

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El discrepante que vocea públicamente lo contrario a la opinión escrita en la peana de los patriarcas, corre el riesgo de acabar chamuscado en la hoguera, porque una de las asignaturas pendientes en este país es la incapacidad de los mandamases para aceptar críticas sinceras y honestas opiniones contrarias a las suyas.

Hoy se condena al discrepante, no se respetan voces ajenas, se imponen criterios con amenazas y se condena sin juicio a los opositores, porque no acabamos de aceptar palabras alternativas, impedidos por una prepotencia injustificada y sordera crónica, causas de la pandemia moral que se extiende por las cúpulas políticas, sociales, financieras y laborales.

En ellas se impone el sectarismo y son legión quienes declaran enemigos a los que no piensan como ellos, siendo tal actitud una forma sutil de inquisición que anula todo espacio para el encuentro, impide los acuerdos y cierra puertas al entendimiento.

Discrepar en este país tiene más peligro que caminar con los ojos vendados por un campo de minas, pues a la primera de cambio pintan con sangre de cordero el dintel de la puerta del discrepante, dejando claro que tiene más acogida el granuja adulador, que el crítico honrado.

Hablo del pensamiento divergente que acompaña a quienes ejercen el noble oficio de pensar, analizar la realidad y opinar sobre ella. Hablo de quienes refutan la autoridad, encausan arbitrariedades, contradicen al jefe, desvelan fechorías, impugnan decisiones injustas, condena abusos del amo, desatiende caprichos del director, rectifica al patrón o denuncia la incompetencia del poderoso.

Quienes realizan estas tareas han de estar dispuestos a recibir anatemas, a pagar el costoso tributo de la marginación, a sufrir venganza y a ser borrado de la fotografía por “moverse”, siendo estos críticos empujados hacia el despeñadero social por quienes van por la vida con un guijarro de la mano dispuestos a lapidar al primero que no esté de acuerdo con ellos, liquidando las discrepancias a sartenazos y colgando al disidente el sambenito, preludio de la pira inquisidora.

NOLT HONORABLE PUJOL

NOLT HONORABLE PUJOL

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Es molt honorable la persona de honor que acredita destacadas cualidades morales, cumple sus obligaciones con los vecinos, es ejemplo de virtud y muestra honrado comportamiento que le distingue y hace merecedor de ser respetado, dignificado, homenajeado y acatado. Pero quien defrauda, miente, estafa, hace trampas y abusa de poder, no merece tal distinción, título y reconocimiento público.

Confiesa dolorido el patriarca de la saga Pujol que tiene dinero sin regularizar fuera de España desde el año 1980, ocultado al mismo tiempo los euros que ha tenido escondidos durante 34 años, porque no encontró “el momento oportuno de hacerlo”, a pesar de las tres amnistías fiscales habidas desde entonces, cometiendo vulgar insulto a la ciudadanía que el señor Mas se encargará de tapar activando la cortina de humo independentista.

El cinismo de Pujol querellándose con El Mundo cuando dio la noticia facilitada por la UDEF, le llevó a decir que se trataba de una “falsa campaña de desprestigio familiar”, adquiriendo su declaración del viernes pasado patéticos síntomas de contaminación borbónica, al solicitar un indulto popular que no merece quien asegura que España roba a Cataluña, cuando la zorra está en el gallinero, al ser este acusador el primer estafador del pueblo catalán.

Viendo las andanzas de Pujol, de sus descendientes y de los compañeros políticos, no queda otra opción que recordar las palabras del presidente Maragall en el Parlamento catalán, cuando le advirtió públicamente en 2005 al hoy honorable Mas que el problema de la organización política capitaneada por Jordi se llamaba “tres por ciento”- luego se demostraría que era el 4 % – pellizco exigido a las empresas durante los veinte años de dominio pujolista.

Es necesario que el pueblo catalán despierte del hipnótico señuelo independentista y comience a limpiar debajo de las alfombras toda la mierda escondida durante décadas de gobierno convergente, porque de no hacerlo muchos pensarán que la sociedad padece una grave patología moral sometida a quiméricas aspiraciones y ficticios problemas, envolviéndose en la señera y convirtiendo a los sinvergüenzas en mártires de una causa insolidaria que no les beneficia, provocada por los hijos naturales y políticos de un victimista estafador.

 

HONRADEZ

HONRADEZ

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No es la honestidad virtud que consista en actuar según se piensa y siente, porque no siempre el pensamiento es honrado, ni noble el sentimiento. Pero sí es la honradez cualidad humana que lleva a decir la verdad, actuar con justicia, comportarse con rectitud y mostrar integridad moral, sin mácula de contaminación denigrante para la dignidad humana.

La honradez compromete la actitud con uno mismo y con los demás, promueve la justicia, evita el autoengaño y consolida los principios éticos que deben regir la sociedad, aunque ello exija sacrificios personales y renuncias imprevistas en aras a consolidar el primer valor que debe imponerse en las relaciones humanas, porque el resto de las virtudes siguen los pasos marcados por la honradez.

A la honestidad acompaña la limpieza de espíritu, el compromiso solidario, la generosidad espontánea, el sacrificio ignorado, la bondad humilde, el esfuerzo callado y la inevitable reciprocidad otorgada por los beneficiarios de la honradez ajena, impuesta por la empatía de que quienes participan de la fiesta de la verdad.

La honradez lleva a la paz interior, a la armonía de cuerpo y alma, al respeto personal, a la confianza mutua, a la hermandad entre corazón y razón, a la conformidad entre valores y actuaciones. Y al fortalecimiento de la voluntad necesaria para rechazar propuestas de comportamientos deshonestos.

Frente a la mentira, impongamos la verdad; contra la malicia, ofrezcamos buena fe; contrarrestemos el enmohecimiento espiritual abriendo las ventanas de la decencia; redimamos la opacidad con transparencia; y reverenciemos en el camarín institucional la conciencia social que impulse a la honradez para evitar que caiga en cepos de los tramperos.

Actuemos como hace Aquiles en la Iliada, despreciando a las personas que dicen lo contrario que siente su corazón. Busquemos con el profeta Jeremías por las calles de la vida a ciudadanos justos y virtuosos, evitando que nos pase lo que a Diógenes cuando buscaba, sin encontrar, hombres honestos. Proclamemos junto a Kant que la honradez está por encima de toda política. Y luchemos por imponer la honestidad como postura ética que nos dignifica.

CRONISTAS Y CRONICONES

CRONISTAS Y CRONICONES

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El sevillano Mateo Alemán aconseja en el Guzmán de Alfarache no entrar en laberintos de los que no pueda salirse libremente y sin mancha alguna, pero la realidad de las tribunas periodísticas actuales exige entrar en sus renglones y palabras para denunciar la servidumbre de muchos columnistas, tertulianos y opinadores, al jefe de turno que corresponde en cada caso, aunque nos dejemos algunos pelos en la gatera.

La abundancia de periodistas al servicio del pagador, que venden su voluntad al mejor postor y hacen juegos de magia con palabras disfrazadas de verdades absolutas para complacer con ellas al patrón que los sustenta, hace evocar a cronistas independientes que humedecen su pluma en sangre recién vertida.

Las crónicas de tan invocados escritores son el reflejo de la vida y sus columnas actas notariales de la realidad que observan, sin más que descorrer los visillos de las ventanas, por muy triste, dolorosa, injusta y amarga que sea la realidad que contemplan.

Pero también el cronista honrado tiene la obligación de mostrar el reverso de esta avinagrada medalla, porque la vida se endulza ocasionalmente con buenas nuevas que recrean el espíritu y noticias alentadoras de cuando en cuando para nutrir el alma, alejadas del triunfo conseguido por pescadores de bienes ajenos en este río revuelto de mercaderes, depredadores y matarifes, merecedores de excomunión.

El cronista honrado que aplaudimos no es cómplice de la mentira, ni falsea la realidad, ni encubre fechorías, sino todo lo contrario, las pone al descubierto en la plaza pública para escarnio de los protagonistas merecedores de ser lapidados por la sociedad que soporta sus extorsiones, trampas y estafas.

Si ustedes conocen algún cronista con este perfil soñado de notario independiente, honrado y veraz sobre la realidad objetiva de la vida diaria, digan su nombre en voz alta para complacernos en él y desterrar este artículo, escrito con decepción al ver la compra-venta de opiniones que campea a sus ancha entre los periodistas sometidos a poderes ideológicos, religiosos, políticos y financieros.

SOCRATÍZATE

SOCRATÍZATE

La historia nos enseña que la muerte ha llevado a muchos revolucionarios a la vida eterna, haciendo su memoria inmortal en el recuerdo de la humanidad. Uno de los primeros en sacrificar su vida por la eternidad sin pretenderlo, fue Sócrates. Pensador ateniense que decía no saber nada, sabiéndolo todo, a quien los demócratas griegos pusieron cicuta en los labios.

Por negarse a colaborar con el régimen de los Treinta Tiranos, se vio envuelto en un juicio en plena restauración democrática bajo la doble acusación de no honrar a los dioses y corromper a la juventud. Acusación promovida por supuestos demócratas que portaban el cetro del poder, sin saber ejercerlo.

Al parecer, enseñaba a los jóvenes a vivir por encima de la ley si se trataba de salvar su vida, porque a un hombre honrado no hacía falta decirle lo que estaba bien o mal, pareciéndole a los dirigentes políticos muy peligroso que los ciudadanos estuvieran por encima de la ley.

Sócrates fue condenado a envenenarse después de evidenciar en su defensa la inconsistencia de los cargos que se le imputaban. Según relata Platón en la apología que dejó de su maestro, éste pudo haber eludido la condena pero aceptó la muerte por predicar la libertad y desechar leyes de personas corrompidas, llevándole su inconformismo a una lucha permanente contra la ignorancia del pueblo, sabiendo que el conocimiento llevaría a los ciudadanos a la libertad.

Antes de morir, cuando el tósigo estaba a punto de enfriar su corazón, pidió a su discípulo Critón que pagara a Asclepio el gallo que le debía, recordando a todos que no moría un ateniense, ni un griego, sino un ciudadano del mundo, que pidió siempre a los gobernantes no hacer algo que fuera vergonzoso en presencia de alguien o en secreto.

GALA DIXIT

GALA DIXIT

Desde muy joven he alimentado mi espíritu con palabras de intelectuales que viven la cuarta edad de su vida, convencido que puedo aprender magistrales lecciones de ellos por su larga y enriquecedora experiencia vital. Hombres  que tienen mucho que ofrecer, poco que temer y nada que ambicionar.

Son voces que apenas tienen voz para los sordos de espíritu. Voces sobradas de valor y sabiduría, que tienen el mérito de la verdad porque en la antesala del gran viaje nadie juega a las escaramuzas, ni aspira a beneficios sociales, ni tira de levitas, ni persigue honores, ni mercadea con platos de lentejas en la sala de espera de la estación término.

Atender esas palabras es la forma más certera de recorrer la vida por la senda escondida que han seguido los pocos sabios que en el mundo han sido. No conozco mejor camino para descubrir la verdad, ni hay sabiduría mayor a la expresada por los ciudadanos honrados que han abierto paso a la generación que tomará su relevo.

Por eso me deleita oír a José Luis Sampedro; disfruto con los pensamientos de Eduardo Galeano; atiendo las exhortaciones de Roncalli; comparto los sueños de Gandhi ; medito las propuestas de Hélder Cámara; reivindico el Consejo de Ancianos; y apoyo las palabras de Antonio Gala cuando afirmaba el domingo que “estamos siendo gobernados por una pandilla de tontos y gilipollas”.

Estoy de acuerdo con él, porque hay que ser muy tonto para no darse cuenta de la segunda burbuja que están hinchando los políticos de todos los colores con su falta de ejemplaridad; y muy gilipollas deben ser todos ellos para no percibir que cuando explote el globo de la indignación, la mierda va a llegar a Saturno y nadie va a librarse de saltar por los aires, ni siquiera los que se protegen en el bunker de la impunidad y el dinero.

POLÍTICO VS. POLITIQUERO

POLÍTICO VS. POLITIQUERO

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Una de las peticiones más coreadas por los “indignados” estos días y compartidas por la gran mayoría de ciudadanos, es la sustitución de todos los políticos por ciudadanos honrados, generosos, capacitados y apartidistas que nos gobiernen, es decir, sustituirlos por Políticos, así, con mayúsculas.

Los electoreros y la ausencia de políticos ha llevado a muchos ciudadanos a la perversión conceptual de confundir Políticos con politiqueros, sin darse cuenta que nada tienen que ver unos con otros.

Los Políticos son tan necesarios para la convivencia social, la gestión pública y la administración económica de los bienes comunes, que la ausencia de esta especie extinguida es la causa fundamental de crisis que padecemos.

En la sociedad se ha producido una mutación genética social por la cual una especie necesaria para el bienestar y el progreso colectivo ha mutado a una casta aborrecible de incompetentes individuos sin escrúpulos, capaces de quitarle un caramelo al primer huérfano que pase a su lado.

El cambio ha sido transformar el Político en politiquero y las elecciones en electorería, sin que el diccionario haya incluido los nuevos términos en sus páginas para aclarar las ideas al personal, por lo que nos toca hacerlo a quienes confiamos plenamente en los Políticos y así queremos explicarlo porque el político extinguido nada tiene que ver con el politiquero dominante.

El Político se sacrifica por el pueblo, el politiquero sacrifica al pueblo.

El Políticos sirve al pueblo, el politiquero se sirve del pueblo.

El Político persigue el bien común, el politiquero su propio beneficio.

El Político vive de su trabajo, el politiquero del trabajo de los demás.

El Político ostenta competencia, el polítiquero exhibe su carnet del partido.

El Político es honrado, el politiquero vive de la corrupción.

El político es veraz y sincero, el politiquero vive de la mentira.

Seguid vosotros, amigos….