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Etiqueta: Gran Hermano

SARCASMO

SARCASMO

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De sarcásticas podemos calificar las recientes declaraciones del ex líder laborista y ex premier británico, Tony Blair, pidiendo perdón por la guerra de Irak y la promoción del Estado Islámico, reconociendo que la información facilitada por la “inteligencia” era errónea y que no existían armas de destrucción masiva. Vale, tío.

Cinismo y sarcasmo por parte de este mandamás que no merece más consideración que el desprecio mundial y su paso a las páginas de los libros como cómplice genocida de los otros dos componentes del trío de matones que se reunió en las Azores para enviar al matadero a ciudadanos que pagaron con la vida su hipotético error.

El arrepentimiento de Blair es un burla sangrienta que merece la condena colectiva, una mordaz ironía con insultante descaro, una ofensa al sentido común, un cruel ataque a la paz que merecemos los ciudadanos, hartos de matarifes que dictan sentencias de muerte desde los despachos para miles de ciudadanos, sin pisar ellos la trincheras.

Es difícil creerse el error de unos servicios de inteligencia muy inteligentes, – capaces de fotografiar la página de un periódico desde varios kilómetros de altura y trucar todo aquello que los Grandes Hermanos les piden falsificar -, sin sospechar una segunda verdad que todos conocemos y nadie sabe.

Pero más sarcástico es aún que pusieran una zorra a guardar el gallinero, destinando a Blair como “enviado para la paz” ( ¡¡ Dios !! ) a Oriente Medio, en representación de la Unión Europea, Rusia, EEUU y la Naciones Unidas, dedicándose ahora este católico convicto y confeso, a trabajar como asesor de empresas energéticas en Oriente Medio, controlar el fondo de inversiones de los Emiratos Árabes y servir con sueldo millonario a la familia real kuwaití.

CIVILIZACIÓN FUTURA

CIVILIZACIÓN FUTURA

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Sin permiso de los profetas oficiales, me tomo la libertad de bucear en el futuro que les espera a las próximas generaciones, cuando los que ahora pisamos la tierra no seamos siquiera ni un recuerdo en los descendientes de nuestros descendientes.

No es difícil predecir que la indiferencia inundará el aire de las ciudades desterrando la solidaridad a páginas históricas de pasadas épocas, cuando los humanos compartían el aire que respiraban, el agua que bebían y los trigales que nutrían el fraternal pan candeal de la mesa común.

Los parques urbanos se transformarán en aparcamientos de voladores vehículos individuales robotizados, y todas las asociaciones se asociarán para formar una gran sociedad anónima virtual, dominada por seres anónimos que decidirán sobre la vida de los demás, amparados en el anonimato.

No habrá fronteras porque desaparecerán las naciones y el mundo entero será un gran empresa donde sólo habrá productores y consumidores, sin derecho a tener derechos, ni ciudadanía, ni nombre, puesto los números usurparán definitivamente la personalidad individual de los sujetos.

En esa gran colmena universal, trabajará afanosamente una mayoría para alimentar a los amos del enjambre con jalea real que saldrá de las venas, pupilas y poros de la piel curtida por el desprecio de las cúpulas.

Se vivirá en la realidad virtual que dicte el Grandísimo Hermano desde su trono invisible de poder absoluto, haciendo olvidar a los terrícolas la sociedad orwelliana que vivimos, mueca despreciable del zarpazo que espera a quienes seguirán nuestros pasos en este sueño pasajero que es la vida.

QUINTO MUNDO

QUINTO MUNDO

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Gobiernos, instituciones políticas, religiones, asociaciones obreras, centros educativos, entidades financieras, agrupaciones vecinales, bomberos, vecinos, repartidores de pizzas y mi perra Kala, tienen claro qué son, quiénes son y dónde están los cuatro primeros mundos, pero nada saben sobre el paradero del quinto mundo, aunque pasen a su lado cada día.

Encontramos al primer mundo asentado en países con elevados estándares de vida, diluyéndose el segundo mundo socialista en las páginas de la historia junto a los países emergentes, para dar paso al tercero mundo en la banda periférica del subdesarrollo, el analfabetismo y el hambre, diferenciándose del cuarto mundo en que éste añade un espacio de marginalidad y desprecio, donde la desprotección, el riesgo social y la quiebra sanitaria hacen una gran morgue en los países que lo integran, como Zambia, Haití, Sudán o Etiopía.

Pero, ¿dónde se encuentra el quinto mundo? ¿qué parámetros lo definen? ¿cómo identificarlo? ¿cuáles son sus señas de identidad? ¿qué personas habitan ese territorio? Pues sabed que el quinto mundo – como el reino de Dios – se encuentra entre nosotros, ocupando un amplio espacio de marginalidad, pobreza y mendicidad, inmerso en el primer mundo que se protege de él aislándolo en guetos alambrados de invisible y muda miseria, porque el Gran Hermano impide sus gritos de protesta con mordazas, cauteriza sus cuerdas vocales y encadena sus manos para que no empuñe los garrotes.

Forman el quinto mundo ancianos desamparados, jóvenes desprotegidos, familias desamparadas, personas sin hogar, parados a la intemperie, enfermos abandonados, madres desesperadas, trabajadores explotados, inmigrantes despreciados y viudas enlagrimadas,  constituyendo una mayoría absoluta que vive anestesiada y sin respuesta, ignorando que la unión de todos derribaría las tapias del gueto social en el que sobremueren.

El quinto mundo es vecino del primero en el espacio, pero viven tan alejados sus corazones que a los privilegiados no les llegan los latidos de los desfavorecidos. Forman dos razas sociales distintas con intereses opuestos, pues mientras una de ellas aspira a multiplicar su patrimonio sin esfuerzo y a corto plazo, la otra sólo pretende subsistir con mendrugos de pan, aspirinas, cartillas de racionamiento y palilleros escolares en tinteros de porcelana.

SUEÑOS IMPOSIBLES

SUEÑOS IMPOSIBLES

Soñar no es sólo fantasear mientras dormimos, porque también podemos imaginar despiertos situaciones distintas a la realidad, anheladas durante años con insistencia pertinaz por los que esperan hacer realidad sus sueños.

Ocurre, sin embargo, que los sueños de animales no suelen coincidir con el deseo de las personas, pues no somos ratas que pidamos vertederos y cloacas, – aunque deseemos que algunos humanos sean enviados a ellas -, o pulgas que echemos de menos la piel de los jabalíes.

Pero es fácil suponer que los chabolistas sueñan con salir de la pobreza.

Los presidiarios fantasean con tomar el sol a la sombra de una palmera.

Los intelectuales desean la desaparición del folclore cultural y los culturetas.

 Los revolucionarios imaginan valer más que la bala que los asesina.

Los ladronzuelos esperan ver algún día a los depredadores en el banquillo.

Los parados codician poder utilizar sus brazos para trabajar.

Los creyentes sinceros anhelan eliminar las supersticiones.

Los ateos ansían desterrar dogmas, misterios y eternidades, cielos e infiernos.

Y  los ciudadanos quisieran ser reconocidos por su nombre, no por el número que representan, formando parte de estadísticas rentables para el Gran Hermano.