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FUNERAL POR EL TRABAJO

FUNERAL POR EL TRABAJO

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La tradicional “fiesta del trabajo” que se ha conmemorado durante tantos años, amenaza con transformarse en “funeral del trabajo”, por obra y gracia de leyes laborales devastadoras, a las que se han sumado depredadores patronales, esquilmadores de la hacienda pública, “cajeros” desvalijadores de cajas, despilfarradores que han gastado en salvas populistas el erario público y defraudadores con cuentas en paraísos fiscales.

A todos ellos hay que agradecerles el deshonroso honor que tenemos los españoles de ocupar junto a Grecia la cabecera estadística de ciudadanos desempleados, muchos de los cuales ven el futuro tan negro como la boca de la mina social que los lleva al enterramiento laboral sin redención posible.

Ruina laboral de difícil recuperación, salvo que las vírgenes de la Paloma y Rocío nos ayuden, atendiendo los ruegos y plegarias de las señoras Botella y Báñez, aunque interfieran ante el Hacedor Santa Ana y la virgen de Fátima por ser abandonadas en segundo plano, a pesar de darle nombre a la alcaldesa y ministra.

Procesionemos, pues, en la fiesta del trabajo con un cirio en la mano y luto en la solapa, pero armados de esperanza en que pronto asistiremos a los funerales por la reforma laboral, aplaudiremos la condena a galeras de los culpables de la crisis y nos alegraremos con la fumigación política de todos los seres humanos dañinos para especie que representan, porque en las santas urnas está la redención.

FIESTA MATANCERA FAMILIAR

FIESTA MATANCERA FAMILIAR

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matanza

Un año más, en señor Cayo revivido en mi sabio amigo Poli me ha invitado a su matanza familiar, para celebrar juntos el rito ancestral que a los cebones les llega por San Martín, desde hace cinco mil años cuando los antiguos celtas hicieron del jabalí doméstico su alimento de subsistencia, embuchando en las tripas del animal quince arrobas de carne cruda aderezada con ancestral sabiduría.

Tradicional empeño doméstico exigido por la despensa familiar, donde las mujeres llevan la peor parte en la tarea colectiva que realizan felizmente unidos padres, hijos, parientes, amigos y vecinos, a la que se suma algún intruso como ha sido mi caso, colaborando solamente al consumo de madrugadores rosquillos con aguardiente para ahuyentar las polillas, y al refrigerio mediamañanero colesterolizado con chorizo, torreznos, morcilla, queso y farinato, regado con vino y amena conversación, antes de la principal colación a base de carrilleras, liebre con patatas, dulces caseros y un kilo de omeprazol.

En medio de tanto trajín manual y gastronómico llegó el veterinario para salvar de hoguera y enterramiento a los cuatro gorrinos que el matarife había llevado con certero puntillazo en la yugular al valle de Josaphat, para encarnarse en un futuro con los humanos que degusten el jamón y chorizo que allí quedaron vistos para sentencia de gastrónomos sin escrúpulos alimenticios ni problemas vasculares.

Herederos del esportillo, cesto de pleita, cobertera, lebrilla y trébedes hicieron su trabajo los sustitutos, especialmente el butano que reemplazó a las gavillas de aliagas para el socarrado porque el gas alivia el trabajo y reduce el tiempo, utilizando los ayudantes palas y cuchillos raspadores para desprender la piel más superficial y «afeitar» el pelo del animal.

Colgado luego el puerco cabeza abajo, el matachín comenzó su tarea abriéndolo en canal y depositando las tripas en un arnero para que las mujeres las limpiaran con esmero y dedicación, desechándose la vejiga para las zambombas que previamente los niños inflaban antiguamente para jugar con ella, mientras se realizaba el vaciado, oreo, despiece, adobado y embuchado de la carne.

EL OTRO HALLOWEEN

EL OTRO HALLOWEEN

El mundo, en el que España está inmersa, no ha finalizado su noche de brujas hace unas horas, sino que continúa su Jalouín por la vía dolorosa hacia el calvario, caminando sin apenas fuerzas y con gran resignación, pero sin atreverse a nada.

Las máscaras han ocultado durante unas horas rostros doloridos, y la fiesta nocturna ha pretendido sustituir el deseo oculto de muchos ciudadanos y ciudadanas de enarbolar hoces, guadañas y horcas, contra los que sonríen en parlamentos y consejos de administración.

Es una pena que hayamos importado de los Estados Unidos las hipotecas basura y las noches de terror, dejando a un lado los grandes valores democráticos de ese país, su estima por la competencia de los mejores y su desprecio a los sinvergüenzas.

Tampoco entiendo muy bien que se dediquen noches a historias de miedo y películas de terror, como si fuera poco la que está cayendo, y pretendiéramos ocultar la angustia de mañana con disfraces sanguinolentos, cabezas taladradas por cuchillos y rostros deformados para asustar a inocentes vecinos y amigos, sin atrevernos a inquietar con acciones definidas a los farsantes, politiqueros y especuladores, en un alarde público de máxima confusión.

Ayer mantenía la esperanza de que esta noche ardiera en las hogueras éticas comprometidas quienes viven a costa del sudor ajeno, recordando que, por menos motivos, la Inquisición chamuscaba a los herejes. Pero no ha sido así.

Tampoco he visto desenterrar hachas de guerra contra los depredadores, porque las inofensivas armas de caucho preocupan menos a los impostores que las sentadas de los dignos indignados en las plazas municipales o las pancartas.

¿Pesimista, me decís? No. Es, simplemente, – ¿simplemente? – que todavía estoy digiriendo la traca final de los actuales diputados con los futuros padres de la patria, regalándoles un kit tecnológico, formado por cientos de tabletas iPades, iPhones y líneas ADSL privadas, con un gasto de ¡un millón de euros!, que pagaremos usted y yo, aunque no participemos en el reparto. Ello gracias a tres diputados del PSOE y dos del PP, que han dado la cara por los demás. A sus señorías no les bastaba con el ordenador portátil que tenían, el iPhone que disfrutaban, la línea ADSL, el ordenador de mesa en el despacho y el otro en el escaño. ¡Qué pena!

También me está costando digerir la jugada de mi tocayo en Caja España-Duero, no por los 520.000 euros que se va a llevar por la cara del bolsillo de los impositores, sino por atreverse a llamar demagogo al resto del mundo que lo censura y por considerarse a sí mismo “trabajador”. ¡Qué ironía!

Comprenderán ahora, que viviendo ya lo suficientemente aterrorizado con tanto sinvergüenza a nuestro alrededor, considere un exceso añadir al miedo natural que nos embarga, una noche de terror.

EL DÍA e

EL DÍA e

 Que no se molesten catalanes, vascos, gallegos, mallorquines, valencianos, saharauis, amazónicos, andinos, beliceños, caleños, llaneros, caribeños, chilotes, cuyanos, mexicanos, tucumanos, llanitos y tantos otros, si este sábado 18 de junio de 2011 nos referimos a la lengua española hablando de la castellana, en vísperas que el solsticio de verano alumbre con su fuego millones de ventanas.

Celebrar la fiesta del español es celebrar la fiesta de una lengua oficial en veintiún países, a la que se han entregado once premios en Estocolmo, además de ser la segunda más estudiada en el mundo y la tercera con mayor número de usuarios en Internet, según informa la pantalla del Instituto Cervantes.

Es el español la torrencial lluvia de palabras que inunda libros, periódicos, emisoras de radio y cadenas televisivas, formando el gran imperio de la lengua española, sin imperialismo alguno.

A quienes desestiman el placer de disfrutar la literatura española voy a decirles que la honesta envidia intelectual de una colega holandesa que compartió tarima conmigo en Bruselas, la llevó a estudiar español solamente para disfrutar del Quijote en lengua original, sin artificiosas traducciones, por buenas que éstas sean.

A esta amiga utrechtense dedico el artículo de hoy con mi mejor recuerdo hacia ella porque sé que habitualmente se pasea por las páginas de mi bitácora, y la invito a participar en las actividades que en Utrecht celebra hoy el Instituto Cervantes, donde podrá degustar sabores hispanos, asistir a clases de español, oír canciones y, sobre todo, participar en una lectura del Quijote.

Desde este blog levanto mi copa de cava español para brindar con los quinientos millones de hispanohablantes que están repartidos por los diferentes rincones del mundo, entre los dos extremos del Pacífico y desde el Círculo Polar Ártico a la Antártida. Y quiero hacerlo porque el español me ha dado vida, a pesar de los esfuerzos que ha hecho la vida por apartarme de él.

He clavado mi estaca durante años en varios países europeos donde me he visto obligado a comunicarme en lenguas diferentes a la española que me sustenta, pero jamás dejé de pensar en español, de soñar en español, de escribir en español, de traducir al español los pensamientos y de llevar el español como bandera allí donde estuve

¡Ah!, para complacer la petición del Instituto Cervantes, diré que mi palabra fonéticamente preferida es alcorque; la nacida con mayor vocación social, honradez; en las relaciones personales, nada estimo más que la sinceridad; sosiego los latidos del amor con el pronombre personal ; en el trabajo profesionalmente pido competencia; generosidad es mi palabra para salvar la convivencia; pido responsabilidad a las personas por sus actos; para los corruptos demando justicia; condenación a galeras sin remisión de pena a los tramposos; solicito el destierro a los politiqueros; y vaya para los desfavorecidos mi solidaridad.