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SANTIFICACIÓN DE PASTORES

SANTIFICACIÓN DE PASTORES

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Pastores y las ovejas forman parte importante de las metáforas evangélicas fielmente seguidas y admiradas por la grey católica, cercana al Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, -según San Juan 10, 11-18-, contando la Iglesia con miles de pastores a lo largo de su historia como propulsores, difusores y predicadores doctrinales.

El santoral incorpora dos pastores canonizados por el querido papa Francisco en Fátima ante medio millón de fieles, pidiendo por la concordia entre los pueblos mientras subía a los altares a los pastorcillos Francisco y Jacinta, a quienes visitó la Virgen hace cien años, como afirma la tradición y canta la canción diciendo que “el 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”, una pedanía portuguesa que adquirió fama universal en 1917 cuando la Madre de Dios se les apareció sobre una encina, para asombro de creyentes y descreídos, capitaneados por esos dos pastorcillos junto a su compañera Lucia, mientras cuidaban un rebaño de ovejas.

El hecho de que tal aparición mariana se produjera en Fátima, induce a pensar que la Virgen realizó un intento pacífico de nueva cruzada católica contra la toponimia infiel, pues la villa fue bautizada con ese nombre en recuerdo a la antigua ocupación de los árabes, ya que Fátima fue la hija preferida de Mahoma.

Durante muchas décadas vivimos pendientes del intrigante y enigmático tercer secreto revelado por la Virgen, que Lucía guardaba encofrado en su hábito carmelitano, tras vaticinar en la primera revelación la muerte prematura de los ahora santificados, primos de la superviviente Lucía. El segundo misterio Mariano se refería “a la visión aterradora del infierno”, que se interpretó como el final de la Primera Guerra Mundial, el estallido de la Segunda, la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

Finalmente, el tercer secreto trajo a todos de cabeza hasta que fue revelado con motivo del viaje realizado por Juan Pablo II a Fátima, el 13 de mayo de 2000, para beatificar a los hoy santificados, porque los tiempos ya “estaban maduros”, en palabras del pontífice. Ante 700.000 personas, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, hizo público que tal misterio se refería a la lucha del comunismo contra la Iglesia y al inmenso sufrimiento que habían padecido las víctimas católicas a lo largo del siglo XX.

Aclarado todo, Lucía murió tranquila, Juan Pablo II quedó satisfecho y el pueblo de Dios fidelizado, mientras el cardenal Joseph Ratzinger precisaba que era un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe, excluyendo revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o el futuro de la historia.

VISITA DE LA VIRGEN

VISITA DE LA VIRGEN

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Cuenta la tradición y canta la canción que “el 13 de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iría”, una pedanía portuguesa que adquirió fama universal en 1917 cuando la Madre de Dios se posó en carne mortal sobre una encina, para asombro de los creyentes católicos, capitaneados por Francisco, Lucía y Jacinta, tres pastorcitos que cuidaban solitarios un rebaño.

El hecho de que tal aparición mariana se produjera en Fátima, induce a pensar que la Virgen realizó un intento pacífico de nueva cruzada católica contra la toponimia infiel, pues la villa fue bautizada con ese nombre en recuerdo a la antigua ocupación de los árabes, ya que Fátima fue la hija preferida de Mahoma.

Consiguió María con su presencia promover el desarrollo de la localidad hasta la categoría de ciudad que le fue otorgado el 12 de junio de 1997 por las autoridades portuguesas, antes de revelarse el intrigante y enigmático tercer secreto revelado por la Virgen, que Lucía guardaba encofrado en su hábito carmelitano.

La primera revelación vaticinaba la muerte prematura de los hermanos Jacinta y Francisco, primos de Lucía. La segunda se refería «a la visión aterradora del infierno», que se interpretó como el final de la Primera Guerra Mundial, el estallido de la Segunda, la conversión de Rusia y el fin del comunismo.

El tercer secreto trajo a todos de cabeza hasta que fue revelado con motivo del viaje realizado por Juan Pablo II a Fátima, el 13 de mayo de 2000, para beatificar a Jacinta y Francisco, porque los tiempos ya “estaban maduros”, en palabras del pontífice. Ante 700.000 personas, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, hizo público que tal misterio se refería a la lucha del comunismo contra la Iglesia y al inmenso sufrimiento que habían padecido las víctimas católicas a lo largo del siglo XX.

Aclarado todo, Lucía murió tranquila, Juan Pablo II quedó satisfecho y el pueblo de Dios fidelizado, mientras el cardenal Joseph Ratzinger precisaba que era un llamamiento a la conversión, a la penitencia y a la fe, excluyendo revelaciones apocalípticas como el fin del mundo o el futuro de la historia. ¡Uf, menos, mal!

INOLVIDABLE AÑO PARA OLVIDAR

INOLVIDABLE AÑO PARA OLVIDAR

La demolición del Estado del bienestar llevada a cabo por los dinamiteros del Partido Popular que engañaron el 20-N a 10.830.693 ciudadanos, diciéndoles que iban a hacer lo contrario de lo que han hecho, ha quedado vista para recibir el golpe de verduguillo en 2013, culminando así el derrumbe del bienestar que llevábamos construyendo desde el siglo XIX con penas, sacrificios y castigos.

Comenzamos el infeliz 2013 con descuentos de salarios por la subida de precios en servicios esenciales y elevación de impuestos, embobados aún en las luces artificiales y dejando los escasos ahorros en los mostradores para recibir a los Reyes Comerciales como no se merecen, por todo el carbón que el Gobierno nos han traído a lo largo de 2012. Negro carbón de recortes en sanidad, educación, justicia, investigación y otros servicios públicos, mientras un pequeño grupo de incompetentes funcionales juega con nosotros a la ruleta rusa, pidiendo ayuda a la Virgen del Rocío como hizo la de Fátima.

O don Luis, el de Guindos, responsable en España de la calamitosa Lehman Brothers, empeñado en poner el mercado laboral a los pies de caballos explotadores, para volver a una esclavitud olvidada. Sin olvidar al guechotarra Morenés, comerciante de bombas de racimo, que denunció al Gobierno español por declararlas ilegales, exigiendo el pago de cuarenta millones de euros, que sus compañeros de Gobierno han decidido pagar al comprador de la deuda.

También forma parte de este macabro corro de la risa el suplantador Ignacio, wertizando la educación sin reparar las consecuencia de su voladura. Y el gallardo don Alberto con su afán de hacer puñetas las puñetas, condenar inocentes y liquidar derechos en el espacio donde llegan sus tentáculos.

Reyezuelos del corte interior mostrado por Jorge Fernández y Cristina Cifuentes, dueños de nuestra calle, que apalean, criminalizan, multan y disparan contra todo lo que se mueve, aunque sea el párpado de un ojo, y secuestran a ciudadanos como Alfonso, por ejercer derechos fundamentales.

Secretarias Generales, del tipo Marina,  la del corral, que atribuye la emigración de nuestros jóvenes cerebros al “impulso aventurero de la juventud”, mientras aplaude la salida del patriota Calatrava hacia tierras helvéticas, pide el indulto del caco Ferrán y la condena para Gordillo.

Y en medio de todo esto, las palabras sin palabras de Rajoy que habla sin decir nada, emulando a Mario Moreno en sus comparecencias, pero sin provocar las risas de Cantinflas con sus cómicos, dislocados e interminables circunloquios.

Esto es algo de lo sucedido en el año que termina, nada comparable a lo que espera si la rebeldía y la insumisión no toman cuerpo en una sociedad resignada a ser enterrada viva.

EL MILAGRO DE FÁTIMA

EL MILAGRO DE FÁTIMA

Cuando hablo del milagro de Fátima no me refiero a la advocación católica mariana que se venera en el distrito portugués de Santarem, sino al milagro político logrado por los populares al conseguir emular a la rosada miembra Bibiana con la jacarandosa Fátima Báñez, ambas andaluzas y en edad de crecimiento mental, con el único mérito acreditado de llevar muchos años portando el carnet del partido en la boca.

No le bastó a doña Fátima agradecer emocionada el capotazo que nos había echado la Virgen del Rocío para salir de la crisis y volver al crecimiento, – aunque termináramos hundiéndonos más en el paro y el decrecimiento -, que se ha convertido en el brote más verde del Gobierno al recibir inspiración divina para anunciar su buena nueva, ofendiendo el sentido común de los ciudadanos con un insulto tan grosero.

Ahora, que media España se desangra, los populares han incorporado al guiñol político el nuevo retrato de la frustración, alimentando con mentiras oficiales falsas expectativas en los desesperados, de consecuencias fatales para ellos si no fueran más inteligentes de lo supuesto por esta joven irresponsable del empleo.

En medio del lodazal nos preguntamos qué habrá pretendido conseguir Fátima Báñez al decir lo que dice Cospedal que no dijo, diciendo que estábamos saliendo de la crisis, precisamente cuando el paro batía un nuevo record histórico. Nos gustaría saber también si la responsable de empleo ha tenido revelación divina para decir eso o si Fátima ha revelado por fin su incompetencia a la población de manera ostensible, aunque el jefe no cuestione su continuidad al frente de un ministerio que no merece.

Debe saber la responsable de la seguridad social española que la desvergüenza no es el mejor atajo para levantar los ánimos del pueblo, pues las mentiras conducen a parajes sin retorno, donde la moviola es la antesala del olvido, y las tomaduras de pelo una puerta de salida hacia el destierro político.

Sinceramente, amigos, no podemos creernos tanta farsa, sin sospechar una segunda verdad, presintiendo que el virus de la insensatez ha infectando el cerebro de la ministra con una enfermedad cuyos síntomas vienen definidos por la falta de sentido común, ausencia de autocrítica, alejamiento de la ciudadanía, ceguera política y exceso de ignorancia.

Lo malo no es que la señora Báñez esté donde está, sino los esfuerzos que está haciendo por quedarse ahí naufragando en sus propios errores, queriendo prolongar su miopía hasta que san Judas Tadeo, conseguidor de lo imposible, haga el milagro de enviarla a su lugar de procedencia.