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EL VERDADERO TRIUNFO DEMOCRÁTICO

EL VERDADERO TRIUNFO DEMOCRÁTICO

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Al cumplirse hoy 35 años de aquellos visionarios disparos que ametrallaron el techo del santuario democrático, recordemos que los líderes políticos de entonces declararon engañosamente que el desenlace de la intentona fue un triunfo de la democracia, sin tener en cuenta que esta va mucho más allá de llevar a los ciudadanos cada cuatro años a las urnas para elegir a quienes van a representar su voluntad.

La democracia triunfará en España el día que no haya un solo corrupto en las Instituciones públicas que las perviertan, el nepotismo y el amiguismo sean erradicados como males endémicos de los despachos oficiales y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos se haga realidad.

La democracia triunfará en España cuando el poder judicial se independice del político y disponga de medios necesarios para impartir justicia; desaparezcan las lista de espera de los hospitales; los dependientes no dependan de limosnas sociales; y todos los ciudadanos del país tengan las mismas posibilidades de formarse.

La democracia triunfará en España cuando la verdad y la honestidad destierren las mentiras, los abusos, las trampas y perversiones; los poderes fácticos dejen de gobernarnos; todos los corruptos duerman en las cárceles; y el dinero robado sea devuelto a los vecinos.

La democracia triunfará en España cuando no haya mujer alguna que muera por violencia de género y desaparezca el abuso doméstico; la libertad de pensar, hacer y decir no sea castigada o el discrepante sutilmente desterrado; el respeto a todas las personas tome carta de naturaleza; y no exista discriminación por razón de sexo, pensamiento, raza, procedencia y condición social o económica.

Es entonces cuando triunfará realmente la democracia en España, y a tan noble y hermosa tarea deben entregarse quienes a partir de ahora decidirán sobre nuestras vidas durante los próximos años, si es que el sentido común, la voluntad del pueblo y el sentido de Estado se imponen sobre los protagonismos, la prepotencia y los intereses partidistas.

CASO ERREJÓN

CASO ERREJÓN

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Un buen amigo me pide opinión pública sobre el «caso Errejón», pensando que voy a decir lo que espera que diga cuando en realidad mi pensamiento está muy alejado del suyo en esta cuestión, aunque coincidamos con el proyecto «renovador, rompedor y limpiador» de Podemos, como le sucede a más ciudadanos cada día, según reflejan las encuestas.

En contra de lo niegan muchas incondicionales voces, hay «caso Errejón» porque la tozudez de los hechos impide escamotear una realidad que está sobre la mesa social con el peso específico que corresponde a quienes han hecho de la honestidad bandera, erigiéndose en adalides de una administración pública honrada y limpia hasta el último de sus rincones.

A quienes seguimos ilusionados con los postulados defendidos por la organización política Podemos, manteniendo la esperanza en que sus principios acaben imponiéndose en la sociedad española, nos sorprende la torpeza intelectual y política de sus líderes al infravalorar la persecución a que estarían sometidos por todos los poderes reales y fácticos implantados entre nosotros.

Dicho esto, cierto es que la apertura de veda a la caza Podemos está siendo desmedida, pero no es menos cierto que al final los detractores han acabado cazando pieza.

Cierto es que no pueden compararse los graves casos de corrupción con lo sucedido a Errejón, pero es falso que se trate simplemente de un “papelito”.

Cierto es que el castigo mediático es desproporcionado, pero también es verdad que no se trata de una fantasmagórica confabulación judeo-masónico-marxista.

Cierto es que todo podría haberse arreglado sin el exceso de confianza demostrado, pero no es menos cierto que en la Universidad huele a podrido.

Cierto es que existen corruptelas mayores, pero no pueden minimizarse las corruptelillas, porque son el comienzo de las grandes trampas y fraudes.

Cierto es que las Instituciones necesitan ser barridas de porquería moral, pero antes hay que coger la escoba y barrer la casa propia de cada cual.

Cierto es que satisface ver la altura a que Podemos ha puesto el listón de la honestidad, pero la mujer del César ha de parecer honrada, además de serlo.

Cierto es que los aspirantes a gobernarnos deben exigir el máximo compromiso a los demás partidos, pero sin aplicar rebajas o descuentos a las exigencias propias.

Cierto es el mayor daño que reporta la viga en el ojo ajeno, pero también perjudica la paja en el propio, cuando se ha confiado en la vista del afectado.

Cierto es que el director del proyecto autorizó verbalmente la ausencia, pero también es verdad que el amiguismo con Montero desacredita el permiso oral.

Cierto es que otros partidos tienen más mierda que ocultar, pero ese argumento justificativo es inaceptable en políticos a quienes se supone honradez y altura política.

El doble incumplimiento de contrato de Íñigo Errejón, por no estar en su puesto de trabajo, ni tener compatibilidad con su responsabilidad política en Podemos, no es asunto menor, ni cuestión de papelitos. Y quienes podemos votar a Podemos pedimos respuesta del partido acorde con lo que todos esperamos de ellos para la redención de este país.

Nos conformamos con que Errejón hubiera dicho: “Es mía la responsabilidad de haber incumplido un trámite administrativo de obligado cumplimiento que rectificaré de forma inmediata, asumiendo las consecuencias que de ello se deriven y lamento el involuntario daño político que mi negligencia haya podido ocasionar a Podemos”. Y punto.