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Etiqueta: Estudiantes

DEL CARBONERITO AL TURISTA

DEL CARBONERITO AL TURISTA

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El oeste no es sólo el romántico punto cardinal por donde huye la luz cada día, despidiéndose de nosotros con bellas imágenes crepusculares, sino también un espacio geográfico tradicionalmente abandonado, como le sucede a la capital charra, donde las llamaradas de la piedra monumental se tornan funerarias en los andenes de las estaciones despidiendo a los jóvenes que emigran en busca de una tierra de promisión, donde ganar futuro y vida digna.

Ser del oeste se está convirtiendo en un destino fatal sin posibilidad de redención laboral para la savia nueva que busca trabajo, sabiendo que el porvenir les espera extramuros de la muralla salmantina, donde la celestina flamea pañuelos negros desde las almenas deseándoles la suerte que su tierra les niega, obligándoles a emigrar de ella.

No es que estemos salvajes como los pieles rojas del lejano oeste americano, pero nos falta la riqueza natural que ellos tenían disponible para atraer colonos, mineros, comerciantes, granjeros y cuantos aspiraban a mejores condiciones de vida, que llegaron al oeste en carretas, a caballo o a pie, ejemplarizando una migración interna sin precedentes, que mejoró las vías de comunicación, creó industrias y urbanizó espacios.

Este no es el caso de la charrería porque carece de tejido industrial facilitador de puestos de trabajo, siendo nuestras principales empresas la Universidad y el turismo, cumpliendo la primera con dignidad la misión que tiene encomendada de formar jóvenes en sus aulas; y la segunda, el turismo, que viene a enriquecer básicamente el gremio de la creciente hostialería salmantina.

Estudiantes obligados a ganarse la vida lejos del espacio geográfico donde se han formado para ello, porque en el campo charro no hay espacio laboral para ellos ni oportunidades para redimirlos del frustrante desempleo, unidos a foráneos pasajeros que nos visitan, dispuestos a salvar la pequeña Roma del abandono, a diferencia de los antiguos carboneritos de la copla que con sus idas y venidas mantuvieron durante años a la blanca Salamanca.

RÉGIMEN COLEGIAL EN EL RENACIMIENTO SALMANTINO

RÉGIMEN COLEGIAL EN EL RENACIMIENTO SALMANTINO

Colegio de Calatrava 1896_thumb[2]

El retorno a las aulas tras las vacaciones navideñas, cuando a Salamanca regresan los estudiantes foráneos para ocupar los Colegios Mayores de la ciudad, nos da pie a recordar cómo era el régimen interno de tales centros en época renacentista de máximo esplendor del Estudio salmantino.

Los Colegios Mayores gozaban entonces de gran prestigio y reconocimiento en la población y entre los propios estudiantes, pues fueron concebidos para educar hombres bien nacidos y virtuosos, a los que se exigía delicada cortesía, refinada urbanidad, capacidad de sufrimiento, demostrada piedad, humilde obediencia, probada castidad, firme voluntad, mucho trabajo y asentada modestia.

En principio se construyeron para ayudar a los estudiantes procedentes de familias humildes que demostraran capacidad intelectual para el estudio y un espíritu disciplinado, con objeto de evitar que se perdieran talentos útiles al reino sólo por falta de recursos económicos.

Los colegios estaban ocupados por becarios, familiares, criados, capellanes, personal de servicio y los llamados porcionistas que iban sólo a recibir lecciones y a comer, pero que dormían siempre en casa de sus padres. El horario de los internos era duro, pero más flexible que en los conventos.

En los Colegios no se podía practicar ningún tipo de juegos, ni recibir visitas de mujeres, ni tener disputas entre ellos, ni gozar de diversiones frívolas y mundanas, porque la banalidad no tenía cabida estatutaria en estos centros, aunque la realidad fuera muy distinta a lo reglamentado.

Durante el curso se levantaban a las seis de la mañana, para ir directamente a la capilla a celebrar la misa, antes de tomar la primera colación que precedía a las clases de Prima. A las diez tenían la segunda colación a base de verduras, carnes, pescados en salazón y quesos, después de la cual se les concedía una hora de descanso. Transcurrido este tiempo, pasaban al estudio o a la biblioteca donde realizaban las lecturas y trabajos encomendados por los profesores, antes de la tercera colación que tenía lugar a las cinco de la tarde, casi siempre a base de cocido o legumbres calientes. Después pasaban al estudio comunitario hasta el momento de matar velas que coincidía con las diez o las once de la noche.

LAS MUJERES DE PEDRO

LAS MUJERES DE PEDRO

Valeria

Ha molestado a los socialistas que La Sexta haya destapado la farsa del cuento que va contando el líder de los socialistas que lo aceptan como líder, en lugar de enfadarse con él por añadir un nuevo error a los ya cometidos, en este caso con tinte de comicidad, dando una pincelada de humor a la dura campaña que capitanea la aristócrata condesa de Bornos y grande de España en ambición, cinismo y descaro.

Alguien debió informarle a don Pedro del ridículo hecho por Rajoy con “su niña”, recordándole las caricaturas que provocó la metáfora, las viñetas de humor que generó la ocurrencia y la vergüenza que pasaron algunos militantes populares con tan tierna cursilada; pero no lo hicieron y el jugador del Estudiantes, en lugar de una niña ha presentado a dos mujeres en campaña.

Virtuales e inocentes protagonistas en el proceso electoral que se celebra en esta España de charanga y pandereta, surgiendo tales mujeres de la calenturienta imaginación del candidato, que vive en su onírico mundo junto a inexistentes criaturas tomadas como referencia para ilustrar sus ficticios cuentos contra los inclementes recortes populares.

A la imaginaria y cursi niña de Rajoy que vino al mundo en su debate con Zapatero, añade ahora el candidato Pedro Sánchez dos mujeres virtuales adoptadas, que va presentando por diferentes ciudades con desparpajo inmerecido para oyentes y televidentes.

Una de ellas es Juana que, como Dios, goza felizmente del don de la ubicuidad, porque está presente en dos lugares distintos al vivir simultáneamente en Alicante y Canarias, según convenga, estando además pluriempleada, pues en la Comunidad Valenciana limpia colegios y en las islas, hoteles.

La otra es una dependienta de comercio catalana llamada Valeria cuando el líder la evoca en Alcorcón, que se nacionaliza extremeña si habla de ella en Santiago, Barcelona, Durango, Calasparra o Ponferrada, convirtiéndose por arte del olvido en Verónica cuando don Pedro mitinea en tierras pacenses, trabajando la pobre mujer en ocasiones con dos contratos de cuatro horas, y en otras limpiando durante 13 horas al mes por 65 euros.

Así son las campañas electorales donde todo vale pretendiendo que valga todo, consiguiendo con ello que el pudor ruede por el suelo, la vergüenza huya despavorida, el respeto al oyente se declare en huelga y la dureza del rostro en algunos candidatos sea capaz de rayar el diamante poliédrico de la sinceridad, el honor, la honradez, el compromiso y la lealtad al público.