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PAÍSES SIN VOZ

PAÍSES SIN VOZ

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En el reparto geoeconómico que han hecho los países norte dejando al sur de la vida a los más pobres, queda claro que muchos de estos son realidades fantasmales que sólo cuando les azota una singular desgracia son observados compasivamente por el norte, sin que estos hagan el amago de echarse la mano al bolsillo para ayudarles a salir de las arenas movedizas que amenazan con devorar a los sureños.

Países como Botswama, Eritrea o Rwanda, no aparecen en las pantallas televisivas salvo que a un rey le dé por ir a matar elefantes a su territorio, se mutilen entre ellos, el ébola los desangre o el hambre haga estragos entre la población, porque sin catástrofes excepcionales estos países no existirían ni sus habitantes merecerían un renglón en las páginas de periódicos norteños.

Sólo aparecen en los medios de comunicación cuando una inundación se lleva pueblos enteros de una comarca, el fuego devora sus montes, una epidemia diezma la población o el SIDA hace de las suyas en miles de cuerpos sin futuro, pasando en pocas horas al más absoluto anonimato aunque sucedan a diario tragedias que harían enmudecer al mundo si sucedieran en países del norte.

Así sucede que llena más páginas de periódicos y abre más telediarios en todas las cadenas televisivas la noticia de la muerte de un niño atropellado en una calle madrileña, que el fallecimiento diario de 25.000 personas de hambre por faltarles un mendrugo de pan que llevarse a boca.

En este reality show del sur, los desgraciados no aparecen en la tele, salvo para verlos morir en directo con el objetivo de la cámara apuntando directamente a la burla de una sociedad que consuela su indiferencia lamentándose de la desgracia ajena, pero sin alzar los brazos ni coger el hazadón.

¿OTRA SEÑORA, SEÑOR?

¿OTRA SEÑORA, SEÑOR?

De ser cierta la noticia que recogen los periódicos españoles procedente de La Stampa, Oggi Notizie, Point de Vue, Bild, etc., el señor tiene desde hace cuatro años una nueva señora de 46 años para consolar sus problemas inferiores y acompañarle en todas sus escapadas extraoficiales, incluida la última al cementerio de elefantes donde se ocultan cuernos y colmillos.

Esta nueva conquista del señor explica que la reina retrasara su regreso para dejar cicatrizar las heridas de las amputaciones sufridas en la frente, que le impedían entrar por la puerta del avión.

Esta nueva exhibición del más exaltado macho ibérico de la patria explica los ataques recibidos por frustrados ciudadanos envidiosos, que les gustaría tener sus atributos y capacidad de seducción.

Esta nueva aventura genital del anciano señor está siendo estudiada por los investigadores, que asombrados buscan una explicación a semejante furor testicular, sin precedentes en sus antecesores.

Esta nueva peripecia de entrepierna explica lo mal que lleva el señor las cuestiones de seso, debido a los excesos de sexo, que terminan por confundir la neurona que deambula por la cisura y hace eco en su cerebro.

Esta nueva hazaña sexual explica que el señor sea conocido en todo el mundo  como “el soberano más tombeur de femmes de Europa”, título que sería orgullo de quienes le cedieron los genes.

Esta nueva andanza señorial bien merece el esfuerzo de académicos para convencer a los herederos de Zorrilla que retiren el apellido Tenorio al relato de las correrías amorosas de don Juan.

Ahora sólo falta que la Señora, – así, con mayúsculas -, cuelgue en el perchero del pasado la profesionalidad que el señor le puso sobre los hombros, y  abandone el paripé. No sería extraño que después de una vida entre devaneos, amores ficticios, diques a rumores, paseos contra corriente, farsas protocolarias y contradicciones vitales derivadas de compromisos reales, la Señora dejara de pensar que pensaríamos los súbditos y se desmelenara y buscara el camino de la libertad y recuperara el respeto y encontrara un amor que compensara los privilegios reales, porque los niños ya están creciditos y aún queda tiempo para disfrutar una lealtad y fidelidad que no ha recibido.