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GENE SHARP I I

GENE SHARP I I

El noventa por ciento de los ciudadanos del mundo necesitamos leer la segunda parte del libro de Gene Sharp, a la vista del éxito mundial obtenido con la primera parte de la obra en países como Birmania y Egipto, por citar dos de ellos entre la decena que ya se han beneficiado de sus tesis.

Con su primer ideario “De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación” ha conseguido liberar a muchos pueblos de funestas dictaduras, predicando la revolución pacífica, desde su Institución Albert Einstein con sede en Boston.

Ahora le toca escribir la segunda parte. Tiene que decirnos Gene cómo pasar de un sistema capitalista sin futuro a otro nuevo sistema que haga más felices a la mayoría de los humanos, recurriendo para conseguirlo a las pacíficas armas que han puesto patas abajo a muchos regímenes totalitarios.

La respuesta a la inevitable decadencia del capitalismo sólo puede venir de mentes como la de Sharp, si no queremos hundirnos en la mierda antes de lo previsto y sin posibilidad de redención futura.

Algo que fue bueno en el contexto del siglo XV, cuando surgió el capitalismo al hilo de los intercambios marinos y la transformación de las fuerzas productivas, ya no sirve para el siglo XXI. Algo, como el dinero, que fue instrumento de cambio en su época, se ha convertido en referente obligado para este capitalismo feroz que convierte en mercancía hasta los valores morales más esenciales.

Todo ello en un marco institucional soportado en tres pilares deteriorados, donde la política, la religión y la economía especulativa ya han dicho todo lo que tenían que decir en la historia de la humanidad. Soportes obsoletos y rancios que no merecen el poder que tienen y han de ser sustituidos por odres nuevos.

Si estamos viviendo una crisis originada por deudores que no pagan a especuladores, la solución no pasa por limitar las posibilidades de trabajo y recursos de los insolventes, sino en promover nuevas áreas productivas que fomenten el mercado laboral y permitan a los entrampados pagar su deuda, sobre la base de que sin gasto no hay producción, sin producción no hay dinero y sin dinero es difícil pagar empréstitos.

Digo esto, como buen español, que sin entender de ello me permito la licencia de opinar, ejerciendo un derecho que a nadie perjudica porque no decido nada. Quien tiene que darnos una solución a la crisis del capitalismo es Sharp, o alguien como Gene Sharp, a quien cedo la palabra.

RECUERDOS EN EL ESPEJO

RECUERDOS EN EL ESPEJO

Cerrando ya el mes de enero de 2012, quiero recordar a los jóvenes tres páginas de la moderna historia de España que posiblemente desconozcan. Páginas escritas con sangre aquel lejano mes de enero de hace 35 años, que resquebrajaron el puente por donde cruzábamos la mayoría de españoles desde la agostada orilla del franquismo a los fértiles campos democráticos.

Han de saber nuestros jóvenes que el 23 de enero de 1977 un pistolero ultraderechista, con sangre fría de caimán y corazón de bastardo, asesinó a tiros al estudiante de 19 años Arturo Ruiz en la Gran Vía madrileña, simplemente porque al joven se le ocurrió la repugnante idea de participar en una manifestación por la amnistía y reconciliación, tras cuarenta años de dictadura, fruto amargo de una incivil guerra fratricida.

Han de saber nuestros jóvenes que el 24 de enero de 1977 la joven estudiante de veinte años María Luz Nájera murió al ser golpeada con el bote de humo, lanzado por un desconocido policía antidisturbios, mientras la chiquilla participaba solidariamente en la manifestación convocada como protesta por el asesinato de  Arturo Ruiz.

Han de saber nuestros jóvenes que el 24 de enero de 1977 tres pistoleros de ultraderecha asesinaron a tiro limpio y cara descubierta, en un céntrico despacho madrileño, a 5 jóvenes abogados que ocupaban su tiempo en el asqueroso oficio de proteger derechos laborales de trabajadores.

Han de saber nuestros jóvenes que la última semana de enero de 1977 la ultraderecha estuvo a punto de robarles la libertad que ahora disfrutan, ganada con esfuerzo y sacrificio por la generación anterior,  sin que hayan hecho el esfuerzo de mirarse en ese espejo ni den mérito alguno a la democracia en la que han nacido y vivido, porque desconocen el peso de una dictadura sobre sus espaldas

Traigo hoy a mi bitácora el recuerdo a estos jóvenes mártires de nuestra democracia, como lección de responsabilidad y entrega de una juventud cuya valentía, ideales y compromisos sociales distaban mucho de los intereses,  preocupaciones y ocupaciones de gran parte de la juventud actual, acomodada en la sumisión, que no hace temblar con su irrefrenable fuerza y unión a los politiqueros y especuladores que están arruinando su futuro.