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Etiqueta: desencuentro

DISCUTIR Vs. DISPUTAR

DISCUTIR Vs. DISPUTAR

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Hay disputadores que juegan a ser discutidores, ignorando que examinar atenta y detenidamente una materia alegando razones contra el parecer de otra persona, nada tiene que ver con porfiar violentamente con calor y vehemencia, ofendiendo, ironizando, despreciando y vituperando al oponente, aunque nada se conozca de él.

El sentido común de la especie humana obliga a rechazar lo que impone la sinrazón sobre el tapete de la discrepancia a palmetazos, olvidando que el único camino al entendimiento en una discusión es la empatía con el adversario, porque en todo razonamiento contrapuesto hay una parte de verdad en los dos argumentarios, que cada oponente debe tratar de encontrar para converger con el adversario.

La verdad absoluta, dogmática y única no existe aislada cuando la discrepancia llama a la puerta, estando repartida entre los rivales dialécticos que se disputan la hegemonía exponiendo razones personales, pero sin razón total, y alejados muchas veces de la racionalidad que se supone a los seres humanos, cuando la disensión lleva al vituperio del oponente.

Es enriquecedora la confrontación dialéctica civilizada y complaciente la polémica intelectual, pero detestable el grosero enfrentamiento que enturbia la razón y dificulta la posibilidad de encuentro, cuando la inevitable discrepancia de criterio entre opuestos lleva a comportamientos agresivos y palabras ofensivas.

Subestimo la agresividad verbal, rechazo el insulto, repudio la falta de respeto, impugno el vocabulario grueso, rehúso el desprecio, desdeño la ironía mordaz y censuro el dogmatismo, entendiendo que la empatía, el diálogo y la tolerancia son la base para el necesario entendimiento, dejando a un lado la prepotencia, el dogmatismo, la chulería y el vituperio, a los que no daré cabida en el espacio donde me encuentre, porque disfruto con el debate intelectual, la discrepancia civilizada y la argumentación razonada, sin dar oportunidad al desacuerdo para abrir heridas personales que dejan imborrable huella y llevan al desencuentro.