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Y EN ESO, LLEGÓ EL POETA

Y EN ESO, LLEGÓ EL POETA

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Mientras Estados Unidos declaraba la guerra a España por el hundimiento del Maine, Emilio Aguinaldo proclamaba la independencia de Filipinas, España perdía Cuba, madame Curie descubría el radio, se desperezaba la Generación del 98 y un eclipse de luna ensombrecía la noche, nacía el 5 de junio de 1898 en la calle Trinidad de Fuente Vaqueros, un pueblecito de la vega granadina, el primer hijo de la maestra Vicenta Lorca y el rico hacendado Federico García, siendo bautizado el niño seis días más tarde en la iglesia parroquial del pueblo con el nombre de Federico del Sagrado Corazón de Jesús.

La casa donde nació el pequeño era grande, pesada, majestuosa en su vejez…. Tenía un escudo en el portalón y unas rejas que sonaban a campanas cuando las golpeaba con una barra de hierro, simulando su sonar tocar a fuego, a muerto y a bautizos, para aquel niño físicamente débil y precoz para la música, pues antes de hablar ya tarareaba canciones populares, que abrirían las puertas a los gitanos antes de bañar su homosexualidad en el Hudson neoyorquino, habitar la Casa de Bernarda Alba y asistir a su propia boda de sangre con la barbarie de un fusilamiento en un barranco de Víznar.

Hoy celebramos el 115 aniversario de su llegada a este mundo impreciso que vagabundea sin atreverse a dar cobijo a la palabra, doblar el infinito, poner vertical el horizonte, rescatar el duende cautivo en los versos del poeta y la fuerza de su “Público”, que agonizó antes de haber nacido, sin ser estimado ni comprendido por los que niegan la revolución que esas páginas sueltas llevaron al teatro.

Lorca dio vida, durante su vida, a gitanos y jacintos, redimió suspiros peregrinos en los ríos de la vega, salvó del olvido los versos, rescató el himno, recogió el trigo, perfumó el tomillo, nos alivió el camino y alimentó con su sangre los olivos.

BAHÍA DE COCHINOS

BAHÍA DE COCHINOS

bahía

El bloqueo americano a la isla caribeña tras el triunfo de la revolución cubana, obligó a Fidel Castro a convertir la nación en un preocupante satélite de la Unión Soviética, pues apenas separaban 150 kilómetros el territorio ruso-cubano de la costa americana, resultando amenazante para el Tío Sam la cercana presencia del enemigo soviético, en plena Guerra Fría.

Así las cosas, el presidente Eisenhower decidió erradicar ese hipotético peligro embargando económicamente a Cuba y encargando a la CIA la Operación Pluto, consistente en reclutar una brigada de cubanos anticastristas refugiados en Estados Unidos, para que invadieran la isla y derrocaran a Fidel Castro.

Los invasores fueron entrenados durante meses para ello en Nicaragua y Guatemala, hasta que en la madrugada del día 17 de abril de 1961 desembarcaron 1.400 exiliados en la cenagosa Bahía de Cochinos, donde fueron esperados por 20.000 cubanos movilizados, tras recibir Castro un chivatazo del periodista argentino Rodolfo Walch, interceptor de un mensaje cifrado procedente de Guatemala. A esto se une que dos días antes de la invasión, ocho bombarderos americanos fracasaron en su intento por destruir la aviación cubana.

Los invasores quedaron abandonados a su suerte, y tras 66 horas de combates su derrota fue contundente, durando 20 meses las negociaciones llevadas a cabo por Robert Kennedy para conseguir la puesta en libertad de los detenidos, a cambio de 53 millones de dólares en alimentos, medicinas y tractores para los vencedores revolucionarios cubanos.