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Etiqueta: cortijeros

BRIBONES

BRIBONES

Se disputan los primeros partidos del colorín político el liderazgo en la corrupción, debatiendo entre ellos con dialéctica barata de mercadillo, sobre quien merece el segundo puesto en el ranking nacional, como si tal posición fuera un eximente que indultara de los graves delitos cometidos por los protagonistas de los EREs. y la GURTEL.

Piden los correligionarios de uno y otro bando que todos guardemos silencio hasta que un tribunal superior diga la última palabra, argumentando uno de ellos que se trata de “ranas” sueltas en batraciolandia, y el otro que los condenados no han metido la mano en la caja, sin aceptar ninguno de los dos que los implicados por ambas partes son unos bribones que han hecho del servicio público bellaquería y picardía, profesionalizando la briba en despachos institucionales.

Granujas que se han dedicado a expoliar lo nuestro en horario continuo y sin desmayo, exhibiendo en la plaza pública su descaro. Personajes carentes de honra y vergüenza; falsos, con viciosas costumbres y amañadas mañas, gracias a los cuales tenemos el privilegio de ser uno de los países más corruptos de Europa. Insolidarios, astutos y taimados, merecedores de llevar al cuello un sambenito con la más satírica letrilla quevediana.

Es larga la miserable lista de tales depredadores, protagonistas de la más negra novela de todas las novelas negras. Bribones aficionados al trapicheo o la mangancia, bien amarrados a sillones oficiales, sabiendo que en España sale muy barato multimillonizarse ilegalmente o hacer de la función pública cortijo propio con oficina de colocación incluida para familiares y amigos, y ventanilla de pago a cambio de votos.

En este gremio de tunantes sin escrúpulos la ética tiene el mismo valor que una señal de tráfico en el desierto, perteneciendo a tan despreciable club una fauna carroñera de distinto pelaje ideológico, profesional y político, donde conviven católicos de pantomima, con agnósticos de pasarela; financieros ocasionales, con taberneros oportunistas; golfos disfrazados de ediles, con gañanes venidos a constructores; y funcionarios disfuncionales, con testaferros expatriados en la nada metafísica.

El uniforme exigido para ser aceptado en esta secta de polítiqueros es muy simple porque se reduce a unos guantes blancos y cuello tan duro como su cara, para esconderla cuando alguien les señale con el dedo. Depredadores y cortijeros, su código moral de comportamiento se reduce a dos palabras: ¡¡a forrarnos!!; o a cuatro: ¡¡el cortijo es nuestro!!

INFIERNOS INTERIORES

INFIERNOS INTERIORES

Unknown

Dice San Lucas en su evangelio que el reino de Dios está entre nosotros, dando oportunidad a mi querido Tolstoi a ratificar que verdaderamente el reino de Dios está en nosotros, texto recomendable en tiempos de no violencia activa. Pero ni el santo, ni el padre de Ana Karenina, que también nos habló de guerras y paces,  mencionan el infierno interior que habita en muchos seres humanos.

Infierno que abrasa los corazones de quienes buscan en las escombreras y contenedores de las ciudades restos de alimentos con que nutrir la indigencia.

Infierno que arde en los parados-okupas de padres y abuelos, y en los jóvenes que emigran buscando el futuro que le niegan los cortijeros de la patria.

Infierno que carboniza la esperanza de los topos humanos en galerías mineras y contaminados de pesticidas en plantaciones donde sudan de sol a sol.

Infierno que calcina el ánimo de los explotados por un salario de subsistencia, obligados a realizar cien trabajos desarraigados de su oficio natural.

Infierno que incinera a las personas que ponen manjares en las mesas de los amos, sin que estos les permitan recoger las migajas que caen al suelo.

Infierno que flamea en los clérigos que bendicen la miseria de los pobres, anunciándoles la bienaventuranza del reino de los cielos.

Infierno que hierve las venas de mujeres explotadas por proxenetas sin conciencia, y el abuso de niños engañados con terrones de azúcar por paidófilos sin escrúpulos.

Infierno que prende la liberación de inmigrantes en manos de mercaderes, que comercian con la indefensión de los que sudan en tierra ajena sin papeles.

Infierno que agosta las almas negras que provocan los infiernos anteriores, haciendo añicos la vocación de felicidad que todos los seres humanos tenemos.

Para todos estos incendiarios de la felicidad ajena pido el infierno interior que les lleve a sufrir tanto como ellos hacen sufrir a los demás.