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PRESAGIO DE MIRADAS

PRESAGIO DE MIRADAS

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¿Qué nos hace mirar de frente a alguien antes de invitarle a recorrer juntos la vida? ¿Qué vemos cuando miramos de reojo a otra persona antes de contemplarla detenidamente por segunda vez? ¿Qué nos llama la atención de un ser semejante antes de tener el primer encuentro con él? ¿Qué sucede después?

En los tres primeros segundos del encuentro, sorprenden los ojos, el gesto, la sonrisa, el peinado y la ropa. Luego su voz, el estilo y la finura. Pero más allá del minuto, todo ello pasa a segundo plano cediendo el espacio a bondades que llevan a la felicidad, porque lo esencial solo es visible con ojos del corazón, como anticipó Exupéry.

Comienza entonces a seducir la seguridad en las convicciones compartidas, la voluntad de hacer juntos lo imposible, el deseo de volar por encima de rumores, el impulso de arriesgar ante lo imprevisible y la certeza del tropiezo cuando se toma la decisión de caminar al lado de alguien, porque solo se trastabilla el que avanza.

Más tarde, sin pretenderlo, llegan de puntillas las confidencias a media voz en rincones apartados de tabernas solitarias, testificando el vino la vulnerable declaración de sentimientos, temores, afanes, debilidades, ilusiones y proyectos, iluminando las pupilas de forma inesperada en el reflejo de las miradas, habilitando el deseo.

Estando aquí, poco tarda en llegar el primer beso furtivo rozando inadvertidamente los labios, la caricia perdida en un descuido, el sonrojo aterciopelado en las mejillas, la risa nerviosa sin justificación aparente, el sacudimiento interno percibido y la complicidad, presagio del encuentro definitivo.

Preludios de amor que concluyen en vocaciones de pertenencia mutua con intención duradera, aunque la eternidad pretendida concluya antes de que la parca determine la partida de quien fue en el comienzo sorpresa desprevenida, fortuito encuentro, transversal futuro y redención que alteró inesperadamente el ritmo de la sangre, provocando extrasístoles desconocidos hasta sobrepasar la frontera de la piel.

CONSUELO Y ESPERANZA

CONSUELO Y ESPERANZA

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En todos los rincones del mundo hay personas dispuestas a luchar por la justicia, poniendo la verdad por delante y llevando la honradez en bandolera, siendo esta certeza un consuelo para la frustración colectiva que sufrimos cuando vemos doblarse la vara de la justicia no por el peso de la misericordia, sino del poder, la dádiva o la codicia.

Esta es nuestra gran esperanza y el arma moral que nos permitirá alcanzar la paz que todos deseamos. Una paz que nada tiene que ver con los armisticios de guerra donde los pueblos pactan la suspensión de hostilidades y los ejércitos se retiran de los campos de batalla, para comenzar en los despachos otras guerras frías que llevan a exterminios similares a los de siempre, sin disparar un solo tiro.

Debe consolarnos que cada día se hace más pequeña la tierra y acabaremos siendo todos vecinos en una gran urbe donde el mestizaje acabará con el racismo y la xenofobia pasará a los libros de texto como patología social prehistórica, porque todas las personas tenemos los mismos sentimientos, el mismo color de sangre, las mismas lágrimas, idéntico corazón, iguales sueños y almas compartidas en diferentes cuerpos.

Para entendernos no necesitamos tener el mismo lenguaje verbal sino ambiciones morales comunes y comprensibles en todas las latitudes, haciendo de los sentimientos el idioma universal que nos permita comunicarnos y comprender que la bondad nos une a todos con la misma fuerza que nos hiere la injusticia social que detestamos.

GRACIAS A TODOS

GRACIAS A TODOS

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A los amigos de este Itinerario de Vida, quiero darles las gracias por ofrecerme la oportunidad de hablar con ellos todos los días, pues sin su visita cotidiana a esta casa virtual que ya les pertenece, yo hubiera cerrado sus puertas hace tiempo y puesto en almoneda todas sus páginas.

Hoy, jueves 12 de marzo de 2015 en el calendario gregoriano, se cumplen cuatro años de aquel lejano día en que abrí esta ventana al mundo, recogiendo el guante que me tendieron personas muy queridas por mí, aceptando el reto, consciente de que no pasaría de los primeros pasos si nadie me siguiera en la hermosa caminata que ese día emprendí

Hoy sigo manteniendo lo que dije al entregaros la llave de esta casa, afirmando que todos mis artículos serían cartas con destino a todos vosotros, escritas con alma sincera humedeciendo la pluma en el corazón y dejando volar los sentimientos donde el viento decida llevarlos, porque navegan sin rumbo fijo ni paradero establecido de antemano.

Cambia la forma, el estilo, la extensión o el argumento, pero todas ellas son cartas personales a cada uno de los lectores, aunque muchos de quienes reciben estos correos epistolares sean desconocidos para mí y no acusen recibo de las noticias que llegan cada día a su pantalla virtual.

Han sido 1311 cartas, todas ellas escritas con la esperanza cumplida de fomentar la hermandad entre todos los que han recorrido este itinerario vital junto a mí, a quienes agradezco su compañía, la amistad ofrecida, el afecto guardado y la fortaleza que me dan para sentarme cada madrugada a conversar con ellos.

Aquí permaneceré expresando por derecho y sin titubeos mis pensamientos y sentimientos, mientras la salud no me falte, el ánimo está conmigo, la inspiración me acompañe, el tiempo lo permita, los lectores se complazcan y la falta de visitas me obligue a tomar la puerta de salida.

CUBA EN EL CORAZÓN

CUBA EN EL CORAZÓN

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Tras dieciocho meses intercambiando de prisioneros con Raúl y negociando en secreto con el Vaticano y Canadá como intermediarios, Obama ha cumplido la promesa electoral de tender la mano a Cuba, reconociendo que a los gobiernos americanos se les fue la mano con el bloqueo a la maltratada isla, desde que esta se negó a ser zona de recreo y orgías para capitalistas americanos.

Tras el apretón de manos de Obama con Castro en el sudafricano funeral por Mandela, llegó la liberación de Alan Gross que abrió las puertas al entendimiento entre ambos países solicitado en cartas personales que Francisco envío desde Roma a Obama y Raúl, pidiendo la normalización de relaciones entre Cuba y EEUU, algo que se hizo posible el martes 17 de diciembre, cuando el papa bueno celebraba su setenta y ocho cumpleaños.

Nunca he sabido el origen de mi afecto duradero a la isla caribeña y a los cubanos, sin haber pisado el Malecón habanero, ni haber hecho guardias en el Castillo del Morro, ni saludado a José Martí en la Plaza de la Revolución, ni degustado un mojito en la Bodeguita del Medio, ni haberme sentado en la calle a conversar con los vecinos viendo pasar el tiempo a ritmo de habanera.

Por eso, cada vez que hago dueto en soledad con el desaparecido Carlos Cano o mi entrañable Pasión Vega, cantando las Habaneras de Cádiz, se me entrecorta la voz y enmudece el sentimiento, por el apasionado afecto que me provoca la isla hermana, abandonada a su suerte durante décadas por el país del dólar y la indiferencia.

Inexplicable temblor del alma sin justificación para la ciencia porque los sacudimientos internos escapan a toda lógica, por mucho que los manuales se esfuercen en conseguirlo, los exiliados cubanos anticastristas se empeñen en disuadirme y los publicistas denuncien la falta de libertades y derechos ciudadanos en la república insular.

Llevo a Cuba en bandolera cruzada sobre el corazón, pregonando mi deseo de abrazar esa tierra hermana que sufre y sonríe; que nada pide a sus vecinos y todo lo da por la liberación de la miseria africana. Un brazo de tierra que quiero estrechar entre mis brazos para hermanarme bajo el cielo del pico Turquino con su lucha por la supervivencia, teniendo por testigo las aguas cálidas del Caribe.

Hoy grita mi corazón vivas al fraternal pueblo cubano y en cada palpitación la sangre se hace solidaria en juramento de perpetua identidad con esta tierra injustamente castigada por el destino que no merece.

WASHKANSKY, BARNARD Y DARVALL

WASHKANSKY, BARNARD Y DARVALL

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Hace hoy 46 años que el corazón del primer hombre trasplantado dejó de latir en el pecho donde lo habían hospedado un equipo de cirujanos, sin prevenir el rechazo celular del cobaya humano que prestó su cuerpo para que otros vecinos pudieran sobrevivir durante años con un corazón prestado.

Una lesión de corazón, la muerte cerebral de una accidentada y el arrojo científico de un cirujano, se reunieron en un quirófano la madrugada del domingo 3 de diciembre de 1967 para escribir el nombre de Louis Washkansky en las páginas de la historia, sin que el enfermo tuviera otro mérito que sobrevivir dieciocho días al primer trasplante de corazón, realizado esa noche en el Groote Schuur Hospital de Ciudad del Cabo, por el joven cardiólogo Christian Barnard, artrítico ya entonces desde hacía once años.

La inmolación de Louis no hizo más que adelantar unos días el desenlace fatal que esperaba a este judío lituano, cuando ya la insuficiencia respiratoria congestiva le impedía seguir despachando mercancías en una tienda, firmando su sentencia de muerte al dejarle paulatinamente sin aliento ni diástole vital.

Barnard gozó durante los 34 años que sobrevivió a la operación, de fama, dinero, honor, romances y gloria, hasta que un ataque de asma se lo llevó por delante en Chipre a la edad de 78 años. En cambio, Louis murió sin saber que su nombre aparecería en todos los tratados de Medicina, en diccionarios, enciclopedias, periódicos y revistas, siendo borrado de la memoria colectiva de los ciudadanos del mundo.

Menos recuerdo queda de la joven donante de 25 años Denise Darvall, mantenida con vida a golpes de heparina tras el accidente de coche sufrido, para que no se coagulara su sangre, hasta que se cansó de vivir, poniendo a cuatro cirujanos en marcha bisturí en mano, que extrajeron de su pecho el corazón todavía latiente que esperaba Louis, anestesiado en otro quirófano a veinte metros de distancia, dejando atrás una muchacha descorazonada tras su muerte cerebral, con sus cejas negras intactas, mientras los vecinos de Ciudad del Cabo dormían ajenos a su tragedia.

HERNANDO II, EL DESCORAZONADO

HERNANDO II, EL DESCORAZONADO

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Descorazonado está el señor feudal político Rafael Antonio Hernando Fraile, no porque el desánimo y amilanamiento lo tengan postrado, sino por carecer de corazón y tener en su lugar una patata maliciosa y deforme, que bombea al cuerpo social detestables sentimientos hacia personas doloridas por el fusilamiento de sus familiares en tapias de cementerios, cuyos restos se encuentran dispersos en fosas comunes de cunetas rurales.

Se necesita tener un alma congelada en el frigorífico de la desvergüenza, para decir que algunos ciudadanos, huérfanos siendo niños por un vesánico disparo en la sien de su progenitor, sólo “se han acordado de su padre cuando han recibido subvenciones para encontrarlo».

Asco produce esa vomitona de infamia visceral a los vecinos honrados y a los compañeros nobles de su partido, – como me ha confesado un buen amigo Popular -, enojando, incluso, al mismísimo Quijano, pues a los desgraciados que ya se ha castigado con obras durante décadas, les basta la pena del suplicio sin la añadidura de más ofensas verbales.

No ya por la falsedad consciente de sus palabras, – ya que el Gobierno suprimió hace dos años el presupuesto dedicado a las exhumaciones, como sabe este diputado -, sino por la maldad y descrédito premeditado que han destilado sus biliosas declaraciones en una cadena televisiva, cuyo máximo accionista es la Iglesia Católica, a través de su Conferencia Episcopal.

Este guadalajareño – ¡diputado por Almería! – es un personaje sin sentido del ridículo ni complejo visible, que presume de haber pagado en ICADE una cantidad importante de dinero para que le dieran un Máster, cuando su verdadera especialidad son los insultos, como demostró llamando “pijo ácrata” al juez Pedraz; identificando Andalucía con Etiopía; afirmando que la República provocó el millón de muertos; o responsabilizando a los padres de la desnutrición de sus hijos.

Se le pueden perdonar estos disparates y que haya comparado la bandera republicana con la cruz gamada. Incluso cabe disculpar su desconocimiento de la lengua oficial del Estado y la ignorancia ortográfica acreditada en su Twitter, donde en pocos renglones se encuentran faltas como: verguenza, arabe, Andalucia, Marzo o Almeria, siendo diputado electo por Almería.

Lo que se dirime no tiene color político alguno, pues pertenece al arco iris nacional que a todos abarca. Lo que está en juego es la estética moral de ciertos líderes políticos que denigra a honrados compañeros del Partido. Hablamos del honor de muchos españoles ya reconciliados y sin rencor, que sólo piden dar con el paradero de sus muertos para honrar su memoria. Lo que se pide es respeto, tolerancia, generosidad, comprensión, diálogo, entendimiento y solidaridad, valores humanos y democráticos desconocidos para este alcarreño.

Nadie tiene derecho a jugar con los padres muertos, denigrando a los huérfanos. Y si los jueces desatienden la denuncia presentada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica contra este portavoz, los ciudadanos deben castigarle en las urnas, porque un ejemplar de tal especie no merece representar a ciudadanos decentes.

No todo vale, señor Hernando, por grande que sea su poder y alargados sus tentáculos en la justicia, porque con sus declaraciones públicas en 13 TV ha pisado la línea roja del sentimiento humano colectivo y eso merece castigo para desagraviar a quienes guardan en su pecho un corazón dolorido, en lugar de un tubérculo como el que usted alberga tras las rejas de sus costillas.

A VECES NO AMANECE EL DÍA

A VECES NO AMANECE EL DÍA

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Sucede algunas veces que las tinieblas ensombrecen la vida sin previo aviso, secando los manantiales donde saciamos la sed cotidiana en fraternal mesa compartida, cuando algún comensal decide no acudir al banquete amoroso, como le ha sucedido a José, dejándonos el corazón tan roto como el suyo por un despreciable golpe de sangre que se lo ha llevado, abandonando la esperanza a la intemperie.

En días como estos, un aire gris amordaza los ruiseñores y circunda la cúpula nocturna del velatorio con un rosario inútil de cuentas errantes, hermanando el dolor y los recuerdos con puntadas de lágrima en la patena misericordiosa del amor, mientras los helechos bordean contornos del corazón, poniendo laureles en el pecho herido y sin latidos, al tiempo que el estiércol despliega prematuramente sus brazos de esparto sobre el difunto.

Son días en que muerte entenebrece la luz y huyen los geranios de las macetas a los regatos abandonados que discurren por las paredes fisuradas de las criptas, sin más oficio que llevar manojos de recuerdos de un lugar a otro.

Se humilla el breviario en el cítrico vacío de las rendijas funerarias y un certero manotazo hace rodar a los ángeles por el suelo, impidiendo creer otra verdad imposible porque la certeza prohíbe revertir el catecismo, cuando la redención carece de argumentos y la despedida total es firme certidumbre.

En días como estos, quisiéramos presentir la redención soñada y retomar el camino de la fe, pero la enorme espalda de la muerte cierra el paso a toda credulidad.