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DIEZ REFLEXIONES EN MEDIO DE LA RESACA

DIEZ REFLEXIONES EN MEDIO DE LA RESACA

– Algo debe tener el 20 de noviembre para convertirse en fecha inolvidable de «hunos » y «hotros». Los primeros recordarán siempre su mayor fracaso electoral; y los segundos, la muerte ese mismo día de sus dos líderes más importantes del siglo XX.

– Felipe abandonó la Secretaría General del partido en junio de 1997 tras el fracaso electoral. Joaquín Almunia dimitió en el 2000 al obtener el PP la mayoría absoluta. En cambio, Rubalcaba pide un congreso sin despedirse, ¿con la pretensión de ser investido secretario general por el mismo dedo que le designó candidato?.

– Cuesta creer que el PP vaya a gobernar para todos los españoles como dice su presidente, dé las mismas oportunidades a todos los españoles y permita que se difunda información veraz y objetiva a todos los españoles, desde los medios de comunicación pagados por todos los españoles.

– Tal vez, los “hotros” no sean tan tontos, tan malos y tan inútiles, como pregonan algunos sectarios militantes de los “hunos”, que desdeñan la autocrítica interna pensando que la culpa está en la acera de enfrente o en la crisis.

– Pedir que a partir de ahora todos los partidos vayan juntos de la mano apoyando las gestiones del gobierno, es una insolencia por parte de quien se ha pasado ocho años poniendo palos en la rueda del gobierno.

– El intrahistórico cesarismo de los “hunos” ha llevado a los “brutos” del pueblo a retirar de la peana, una vez más, al santo que veneraban únicamente los incondicionales palmeros de su partido.

– Echando un vistazo a la historia más inmediata del país, hay que ser muy ingenuo para creerse que poniendo el bastón de mando en manos de los “hotros” van a fortalecerse los valores democráticos, en Estado docente y la sanidad pública.

– Criticar durante muchos años a los del “hotro” bando por el inmovilismo de sus militantes en sillones y coches oficiales, no es actitud que favorezca el voto cuando se reproducen los mismos comportamientos que se han criticado.

– Perder 4.300.000 votos en las elecciones exige una inmediata catarsis interna y la sustitución fulminante de los líderes que han dirigido el timón de la nave hacia un naufragio electoral de tales dimensiones.

– A primera hora de la mañana, en cuanto abran los comercios, iré a comprarme un buen cinturón de cuero con hebillas de frustración para ajustarme los pantalones, en previsión de los ajustes que se avecinan.

¿BERMUDAS EN EL CONGRESO? NO, GRACIAS

¿BERMUDAS EN EL CONGRESO? NO, GRACIAS

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El empeño del señor Bono por conseguir que quienes visiten la casa de sus “padres políticos” lo hagan con el mismo recato que acuden a las iglesias, le ha llevado a vestir como santos a los turistas que abren la boca mirando al techo del salón para ver los orificios que hicieron los tricornios aquel patético 23 de febrero. Pero, claro, no se da cuenta el presi que sus pupilos parlamentarios no merecen el respeto de los dioses – que son tres -; de las vírgenes, que hay cientos de ellas -; y de los santos, – contados por miles.

Según reza la circular de la Secretaría General, aprobada por la Mesa del Parlamento el 21 de junio: «El acceso y la circulación por los edificios del Congreso de los Diputados deberá efectuarse con la vestimenta adecuada al decoro exigible». Es decir, que desde el 1 de julio se nos impide a los hombres pasear en pantalones cortos por los pasillos y apoyar camisas cortas de manga en el respaldo de los escaños, teniendo prohibido las señoras lucir tirantes, generosos escotes y escuetas minifaldas, como muestra de respeto a la Cámara y dignificación de la Institución.

No está mal la norma, pero a los ciudadanos nos gustaría que se dignificara el Congreso por otros caminos más justos, serios y beneficiosos para nosotros, convirtiéndolo en caja de resonancia ciudadana y auténtico foro de representación popular. Desearíamos que la inmunidad judicial y los privilegios de sus señorías se fueran a la papelera. Quisiéramos ver a los diputados trabajando para justificar el sueldazo que ganan. Aspiramos a ver fuera de los escaños a todos los encausados en procesos judiciales y a los sospechosos de corrupción. Anhelamos que los congresistas se remanguen las mangas de las camisas y se pongan al servicio de los vecinos.

Pero mientras estos deseos se cumplen, quien no guarde en la Cámara el decoro que satisface a Bono, a la calle. Así se ha hecho con diez periodistas, que fueron invitados a abandonar las instalaciones con modales impropios de la más simbólica Institución democrática, por orden del sumo pontífice parlamentario, don José, para satisfacer sus ínfulas de Papa.

Y no es que el señor Bono sea un puritano, no; aunque siga fielmente las normas morales con gran rigurosidad, pero sin ostentación ni exageración alguna. Todos sabemos que sus virtudes evangélicas, le impiden llevarse un lápiz que no sea suyo, como demuestra la pérdida de patrimonio personal que ha sufrido desde que llegó a la política hasta hoy, prácticamente en la ruina. Tampoco el señor Bono es un cínico porque no ha pertenecido, ni pertenece, ni pertenecerá a la escuela filosófica griega fundada por Antístenes, que rechazaba los convencionalismos sociales y defendía una vida austera. Ya.

Por eso, tildar al multimillonario presidente del Congreso de cínico y puritano es tan falso e injusto como llamar chorizo y lenguaraz al “pelucas”.

VALENCIANO Y COSPEDAL

VALENCIANO Y COSPEDAL

Se debate hoy en el Congreso, – con inusitada urgencia -, la reforma constitucional que pondrá límite al déficit público, sin que los españoles hayamos recibido explicaciones convincentes ni se hayan arbitrado otras medidas que reducirían los gastos del Estado a la mínima expresión, respetando a los más desfavorecidos. Sí, porque serán éstos los sufridores de los recortes sociales que se avecinan, por mucho que el candidato socialista se empeñe en proclamar a los cuatro vientos, – cruzando los dedos  -,  que el Estado del bienestar se mantendrá intocable poniendo ese techo al despilfarro.

Al hilo del teatral debate que tendrá lugar en la Cámara, la socialista Elena Valenciano, Diputada en Cortes Generales de España y coordinadora de campaña de Rubalcaba, justifica el escamoteo de la consulta popular afirmando que necesitamos pertrecharnos con esa medida para salvarnos del hundimiento y que “como es urgente la reforma, el referéndum no cabe”. ¡Toma ya!

¿A qué se debe la urgencia, señora? ¿Cómo justificar un cambio constitucional con esta premura? ¿Por qué se modifica la Constitución  a espaldas del pueblo? ¿Qué ha sucedido en los últimos días para obligarnos a abrir un melón tan delicado? ¿No sería más sencillo comenzar diciendo que los apretones de Merkel han provocado el “reformazo” y que  Trichet nos ha impuesto el cambio? ¿Por qué los socialistas siguen empeñados en vernos con pantalones cortos? ¿Cuándo se darán cuenta los dirigentes de ambos partidos que somos un pueblo maduro, despierto e inteligente, al que no lograrán engañar con subterfugios, ocultaciones, engaños y procedimientos antirreglamentarios, por mucho que se empeñen en ello?

Por otro lado, la exsenadora en Cortes Generales de España y pluriempleada María Dolores, actualmente Presidenta de la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, Secretaria General del Partido Popular, Presidenta del Partido popular de Castilla -La Mancha y Diputada en las Cortes de Castilla-La Mancha, conocida por disfrutar dos sueldos, dos indemnizaciones y un complemento que le permiten llevarse mensualmente más de 25.000 euros de vellón, sin contar los privilegios adicionales, las dietas y otras cosas menores, por hacer lo que hace.

Pues bien, esta listísima ciudadana justifica, – o mejor, no justifica -, la reforma constitucional por tratarse de algo que “comprenden todas las familias españolas porque no se pueda gastar más de lo que se tiene”.

Razonamiento perfecto si no fuera porque se queda a medias, ocultando una segunda verdad que desacredita sus palabras. Efectivamente, toda familia comprende que no puede gastar más de lo que gana si quiere evitarse problemas, pero es más cierto que si el padre se nutre en restaurantes de quince tenedores mientras el resto de la familia no come o se alimenta con patatas hervidas, es probable que se rebelen contra él. Si es la madre quien viaja en coche de lujo mientras los demás caminan con zapatillas de esparto, probablemente incendiarían el coche. O si el hijo despilfarra en juergas, cruceros y orgías el dinero de sus padres, mientras éstos van pidiendo por las esquinas, fácilmente lo echarían de casa.

 No quiero hacer demagogia barata diciendo que con las decenas de miles de euros que se lleva mensualmente Cospedal de las arcas públicas viven muchas, pero que muchas, familias al mes. Pero sí afirmo que reduciendo los sueldos de los políticos, eliminando las dietas, suprimiendo los coches oficiales, reduciendo los guardaespaldas,  anulando las tarjetas de oro, descartando las pensiones vitalicias, erradicando la corrupción política, obligando a devolver a los Ayuntamientos el dinero robado, evitando gastos multimillonarios en aeropuertos inútiles, reunificando ministerios, liquidando las subvenciones a partidos y sindicatos, disminuyendo el número de asesores y acabando con los chupópteros, la cosa iría mucho mejor.

Y si a esto se añade la erradicación del fraude fiscal, el aumento de tasas impositivas a los que no saben qué hacer con el dinero, la reduciendo el gasto militar y la eliminación de exenciones a loterías, premios, sorteos y apuestas, entre otras muchas cosas, quedaría resuelto el problema.

¿Por qué no se hace cuanto aquí se dice, si con ello no habría déficit, ni sería necesario modificar la Constitución, ni peligraría el Estado del bienestar?

Habría que preguntárselo a las señoras Valenciano y Cospedal, sabiendo que nos hablarían de la pesca del cangrejo en los cerros de Úbeda o de la veda de mariposas en la Antártida.

LISTAS ABIERTAS

LISTAS ABIERTAS

Versodiario 8 :

Dadnos la oportunidad                                                                                                                        de elegir representantes,                                                                                                                  sin proponernos en listas                                                                                                                  vuestros fieles militantes

LISTAS ABIERTAS

A primera vista, en democracia somos los ciudadanos quienes decidimos los representantes que a nuestro juicio merecen sentarse en el concejo o en los distintos parlamentos, pero no es así. Se vota a los partidos, no a las personas, olvidando que son éstas las que hacen posibles los cambios y el progreso. Pero quienes deciden los ediles y congresistas en nombre del pueblo son los partidos políticos, presentando listas cerradas y bloqueadas, por riguroso orden de codazos, según establece la ley para las elecciones al Congreso, sedes autonómicas y concejos.

Sistema de listas cerradas que no tuvo sentido siquiera a finales de los años setenta cuando se estableció para fortalecer los partidos políticos, después de su larga travesía de cuarenta años por el desierto. Pero hoy habría que dar opción a los ciudadanos de escoger nominalmente a sus representantes, con un sistema que permitiera a los sufridores votantes elegir los candidatos que le recomendara su buen sentido.

No hablo de listas abiertas convencionales – tan cerradas como las que así se llaman -, que dejan en manos de los partidos la selección de aspirantes, en una grosera maniobra intelectual de manejo político, que niega a los ciudadanos la verdadera soberanía que se mantiene en poder los partidos, al ser éstos quienes deciden los candidatos. Relación de poder descendente, cuando deberían ser los votantes protagonistas de listas realmente abiertas en las que pudiera figurar cualquier ciudadano, por quimérico que esto parezca.

Las listas abiertas a que me refiero pondrían la partitocracia en su sitio y a los partitócratas en remojo; implicarían a los representantes elegidos con sus electores; las órdenes del jefe se sustituirían por los deseos populares; se limpiarían las instituciones de personas no deseables por los ciudadanos; estimularían la presencia de votantes en las urnas; desaparecerían las luchas internas por ocupar puestos de salida; corresponsabilizarían a los electores en la gestión que hicieran los elegidos; y los procesados, corruptos, enviciados, tramposos y embusteros, tendrían su espacio en el fango pestilente de pozos residuales abandonados en islas desiertas.