Navegando por
Etiqueta: comercial

SERES NUMERALES

SERES NUMERALES

Para resolver una reclamación comercial me pidieron ayer el número de identificación nacional, confirmándome una vez más que hemos perdido nuestra identidad personal en una sociedad que nos ha transformado en dígitos despersonalizados para facilitar la suma de papeletas electorales, la resta de derechos humanos, la multiplicación de obligaciones y la división de opiniones.

Al parecer, el Gran Hermano no quiere que seamos animales racionales con genoma propio, ni realidades sustantivas independientes, ni primates con pensamiento lógico, ni seres vivos con identidad determinante o individuos singulares caracterizados por una personalidad insustituible. Pretende que seamos, sencillamente, números.

Dígitos que nos determinen, identifiquen y definan, despersonalizándonos hasta convertirnos en garabatos babilónicos, sin especificidad corporal ni rasgos propios desde el día que nacemos, cuando nos adjudican el primer número en el paritorio de la cuna hospitalaria, hasta otorgarnos el último número en la tumba de esta vida numérica.

Nos asignan un número de orden en el colegio, otro nos identifica como ciudadanos, la Agencia Tributaria nos tienen numerados y ocupan espacio en nuestra mente los números de las tarjetas bancarias, matrícula de coche y seguridad social, ya que estamos subsumidos en múltiples números diferentes para una misma identidad, dispuestos a convertir nuestro nombre en complemento decorativo de la existencia.

Tenemos números en los clubs sociales y deportivos; números de lectores en las bibliotecas; de suscriptores, en los periódicos; de investigadores en los archivos; de clientes, en los comercios; de pasaportes, en las fronteras; y de turno, en el supermercado, porque en las colas hemos sido todos los números.

CALENDARIO COMERCIAL

CALENDARIO COMERCIAL

buena

La celebración del “día de la madre” me permite decir que los amos del comercio global llevan años aprovechando el continuo incremento de laicidad social, para sustituir las tradicionales fiestas religiosas por jornadas mercantiles muy beneficiosas para las arcas de los patrocinadores, que no cesan en su empeño por transformar en santoral en candelario comercial.

El antiguo “día de la madre” de mi infancia se ha ido quedando embarazado año tras año con el semen de la ambición mercantil dando a luz a descendientes que esperaban turno en las agencias de marketing, sin que los ciudadanos nos diéramos cuenta de nuestra transformación en consumidores por mandato de los mensajes publicitarios que nos ordenan comprar el regalo de cada «día».

“Días de…” que nos persiguen desde las pantallas televisivas con machacona insistencia hasta dejar noqueada nuestra voluntad, a merced de los caprichos que dictan los beneficiarios del consumo irracional para honrar a Mercurio, el dios del comercio en la mitología romana, hoy jefe del estado consumista.

Día del niño y de la niña, del padre y la madre, de los enamorados y de tantos otros, a los que se añadirán en breve los días comerciales dedicados a los desenamorados, a los huérfanos, a los viudos, a los abuelos, tíos, parientes, avenientes, amigos, vecinos, clérigos, laicos, civiles, militares, trapecistas, bomberos, cuentachistes y todos los que falten hasta completar los 365 días del año, para que siempre tengamos un pretexto de comprar obsequios inservibles en los almacenes fenicios del siglo veintiuno.